domingo, 1 de mayo de 2016

23. Tulipanes, fugas de agua y desnudos involuntarios

Hola Soletes, esta semana os traigo un post un poco variado. He hecho bastantes cosas en estos días y tengo planeadas otras tantas que pueden ser de vuestro interés, así que he decidido centrarme en lo más interesante para “ponerme al día” e ir contando las cosas conforme vayan ocurriendo. Así que venga, aquí empieza este post tan loco como la primavera.
 
Campos de tulipanes (10 de abril)
Mientras recorríamos las carreteras polvorientas pude descubrir que había niños vendiendo limonada con puestos improvisados en el patio delantero de su casa, había granjas de todo (mermelada, alpacas, árboles de navidad, tulipanes…), había graneros rojos como en las películas, todo parecía una película. Así ha sido mi primer viaje por carretera o roadtrip, como lo llaman aquí. Ha sido un plan de “solo chicas” con una compañera de mi trabajo muy apañada a la que llamaremos May y dos amigas suyas: una tailandesa y otra china. Hemos ido al Skagit Valley y al pueblo que hay más cerca: Mount Vernon. Para que os hagáis una idea, está a medio camino entre Seattle y Canadá. Por el camino hemos pasado moteles y carteles de casinos y reservas indias. Por esa zona, más hacia el interior, en las montañas, es por donde se rodó Twin Peaks, (en Snoqualmie), a ver si puedo ir a visitar esa zona.
 
Me ha encantado el día. Me hacía falta un poco de aire puro y es curioso el gran contraste que hay con la superpoblada ciudad. A ver, ayer iba flipando mientras caminaba por la quinta avenida y recordaba la deliciosa cena que acababa de experimentar (creo que no tardaré en poder hacer un post sobre sitios donde comer) pero conectar con la naturaleza es necesario de vez en cuando. Los campos de tulipanes eran inmensos, los colores brillantes y la sensación… indescriptible. Os dejo unas fotos para que podáis ver lo que yo vi.




La última me recuerda a El Mago de Oz, a la parte en la que cruzan un campo de amapolas


¡Fugas de agua! (5 a 15 de abril, más o menos…)
El día 5, cuando llegué, noté algo raro en la bañera: estaba llena de mijitas marrones, como de óxido. Con el cansancio que tenía decidí dejar el mal rato para el día siguiente e irme directa a la cama (era más de media noche). A la mañana siguiente, cuando me duché, pude observar con más detalle que había un reguero que bajaba por la pared y llegaba hasta el interior de la bañera. Mientras me estaba duchando empezó a salir agua de una pequeña portezuela cuadrada que había en el techo… genial.

Foto de la bañera con su porquería incluida 

Nada más salir fui directa a la oficina de la inmobiliaria a contarles lo que pasaba. No me daba la gana de contarlo por email y que pasaran días hasta que me hicieran caso… Cuando se lo conté al encargado me miró extrañado pero tomó nota. Al día siguiente vino uno de mantenimiento a contarme una historia acerca de que un vecino de arriba se había dado un baño, el agua había caído por el agujero de seguridad (¿sabéis lo que os digo? Normalmente se sitúan debajo del grifo y sirven para que no se desborde el agua) y se había filtrado a los pisos de abajo… Eso no cuadraba con la nueva fuga, pero bueno, quedamos en que les avisara si volvía a salir, no lo tomaron como algo urgente porque el agua caía dentro de la bañera (siempre y cuando tuviera cuidado y dejase la cortina bien cerrada).Y, efectivamente, el agua salió de nuevo por el techo. Tuve que llamarlos de urgencia por la noche… para cuando me devolvieron la llamada estaba parando, así que quedaron en venir al día siguiente.

Para no hacerme pesada os diré que tras más de una semana de idas y venidas me lo acabaron arreglando. Sam se presentó y me contó la misma teoría de las bañeras… y hasta que no se la desmonté con datos (registro de fugas con tiempos y demás) no accedieron a abrir la dichosa portezuela y hurgar a ver qué pasaba. Uno de los días al llegar a casa encontré esta nota, de su puño y letra.

Traducción: “Las tuberías de encima de tu bañera estaban flojas y eso causaba el problema. Ya lo hemos arreglado. Gracias por tu ayuda. Sam”

Parece que desde que me mudé el piso de arriba había estado vacío y entraron a vivir los nuevos inquilinos mientras yo estaba fuera, por eso no había notado el problema hasta ese momento. Desde entonces me he encontrado varias veces con Sam y siempre me saluda y me pregunta si todo va bien. Yo creo que es porque me tiene miedo, a estas alturas seré “la pesada del décimo”. Parece que el muchacho es un poco sosainas, y bastantes dosis de chicos sosos he tenido ya en mi vida.

A veces sale el sol mientras la lluvia cae sobre tu cabeza pero, por mucho que busques, no encuentras el arcoíris. A veces conoces a alguien capaz de terminar la letras de las canciones que tarareas y pensabas que a nadie más le gustaban o es tan improbable la forma en la que lo conoces que piensas que tiene que ser “una señal”. Primero crees en la magia pero después descubres que no era para tanto, que son hombres y no magos los que se esconden tras la cortina, que los sapos también se disfrazan de príncipe, que la vida no siempre es bonita aunque a veces nos invite a soñar. A veces no es el momento, a veces no es el lugar, a veces no es la persona. Al menos lo intentaste, al menos te queda el consuelo de “fue bonito mientras duró” aunque durase poco. Al menos lo que viviste fue verdad mientras lo vivías, y eso nadie te lo puede quitar. En este caso ni eso: deslumbre momentáneo aquella primera noche y fin. Mejor para mí, una pena menos.

Otro capítulo de “Ay que ver las cosas que te pasan” (25 de abril)
¿Sabéis esos momentos que pasan muy rápidos y muy lentos a la vez? Quizás sea porque al acelerarse el corazón y oír más latidos nos parece que ha pasado más rato. Pues eso fue lo que me ocurrió, no sé cuánto tiempo pasó desde que me hice consciente de que estaba desnuda frente a una puerta a punto de abrirse. Mi primera reacción fue taparme como pude, con los ojos como platos, y escuchar cómo el corazón me aporreaba el pecho. Cuando reaccioné, me abalancé sobre el pestillo de la puerta y lo sujeté con el afán de detener a quien fuese que estuviera al otro lado… quizás lo más rápido y lógico hubiese sido pensar cómo gritar en inglés: “eh, ¿qué haces? No abras la puerta que estoy en pelotas?” pero no me salió.

5 minutos antes…
Acababa de terminar de entrenar, y como el 99% de los que vivimos solos, practicando el “nudismo casero”, simplemente me fui desnudando de camino a la ducha, parando a beber agua por el camino, a poner la ropa sucia en su sitio… y entonces fue cuando lo oí: alguien estaba usando una llave en mi puerta de entrada. No me lo podía creer… era cierto que los de mantenimiento me habían dejado una nota en la puerta el día anterior diciendo que el lunes entrarían… pero se suponía que era hasta las 6 (y serían en torno a las 9 en ese momento). Además, qué menos que llamar a la puerta, ¿no?

Una vez hube sujetado el pestillo, iba a decir que no abrieran pero dejé de oír ruidos. Me asomé por la mirilla y no había nadie… sí que pude escuchar a dos personas hablando de fondo. Qué misterio… lo único que se me ocurre es que alguien se equivocase de puerta, intentara abrir la mía con su llave, y al darse cuenta de que no funcionaba se fuese corriendo. No es una hipótesis descabellada, ya que las puertas son todas iguales y, como están arreglando el edificio, la placa con los números de apartamento están colocadas en el suelo… además, si alguien ha llamado al ascensor en otro piso anterior al tuyo y vas pensando en tus cosas, es posible que te equivoques de piso y te bajes antes (a mí me ha pasado) por lo que creo que es posible despistarse e intentar abrir la puerta que no es. Se lo comenté a una compañera de trabajo y me contó que a ella le pasaba de vez en cuando en el primer edificio que vivió: la vecina de arriba se equivocaba de piso e intentaba entrar en su casa. En fin, otro misterio ¿resuelto?
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Se acabó lo que se daba, por esta semana. Espero que estéis disfrutando de este puentecito tan majo (vosotros que tenéis). Aquí os dejo los enlaces de siempre:

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