domingo, 20 de agosto de 2017

56. First dates: edición Seattle (Capítulo 2: deme tres)


“I'm not saying it's your fault
Although you could have done more
Oh you're so naive yet so
How could this be done
By such a smiling sweetheart?
Oh and your sweet and pretty face
In such an ugly world”

Naive, The Kooks

Segundo capítulo de las aventuras en los procelosos mundos de las citas online en EEUU. Pinchad aquí si os perdisteis el primero.

25 de julio. 6.25 de la tarde
En cinco minutillos salgo. Me he puesto un poco de rímel y barra de labios rosa, tampoco quiero arreglarme mucho… es entre semana y es de día. La ropa la he pensado en el último momento. Por suerte ha sido un día ajetreado en el trabajo y no he tenido tiempo de darle muchas vueltas, aunque no os negaré que me he planteado si entre mi cegatura (tengo un poco de miopía) y las pocas fotos lo reconoceré o no, si no va bien la cosa cómo cortar el rollo, etc. En fin, pronto lo sabré. Musiquita relajante y ¡al lío! De un modo u otro estaré en casa en un par de horas.

11.15 de la noche
Si Freud me pillara, seguro que diría que esto de escribir es mi mecanismo de defensa, que no soy capaz de vivir mi vida, de probar nuevas cosas que me apetecen sin buscar una excusa que justifique hacerlo. Pero no estoy de acuerdo, si esto me sirve para ser más valiente, para abrirme al mundo y vivir, que así sea.

De camino a mi cita con el chico A (de asiático), iba nerviosilla… creo que el miedo a que te juzguen es normal, el cuerpo, queramos o no, es nuestra carta de presentación, el humor, la inteligencia y demás vienen después. Mientras bajaba por las avenidas que dan al Puguet Sound, lo sentí como una especie de cuenta atrás: 6th Ave, 5th Ave, 4th Ave… la fantasía, la persona ficticia con la que hablaba por internet estaba a punto de materializarse… Iba a tener una “cita”. Me resulta tan anticuado ese concepto… hoy en día si te gusta alguien lo ves más y eso, pero normalmente no se les llama cita a esos encuentros.

Cruzé la última intersección rezando por reconocerlo y no tener que jugar al descarte pero por suerte fue muy fácil, me esperaba sonriente sentado en una mesa en la calle. Cuando lo vi me sorprendieron gratamente dos cosas: 1) es más mono en realidad (en las fotos del perfil sale matado) y 2) se le iluminó la cara al verme. Fui a darle la mano pero me dio un abrazo… supongo que como ya hemos hablado antes, ese el código de conducta en guirilandia. Dorothy, ya no estás en Kansas… A es majo, la conversación ha fluido, se ha pasado el tiempo rápido pero no ha habido fuegos artificiales. Mientras me hablaba me he sorprendido pensando: “¿Me imagino besándolo?”, hmm... no lo sé. Nos han echado porque cerraban el bar, nos hemos despedido con otro abrazo y cada uno ha seguido su camino. Antes de llegar a casa me había llegado un mensaje suyo diciéndome que había sido divertido y que le gustaría volver a verme.

Vaya, pues corriendo no ha salido precisamente… Me ha sentado bien la tarde. Tras pensarlo un poco he decidido decirle que sí, el chico parece tímido y se merece que le dé un poco más de tiempo para mostrar sus cartas.

He pasado el resto de la noche chateando con B (de buen chico), al que veré el jueves. La verdad es que se lo está currando… Resulta que le encanta cocinar con Ella Fitzgerald de fondo, como a mí. Me ha insistido en lo de la llamada y le he confesado que no me siento cómoda. A ver en qué acaba la cosa, de momento tenemos una cita a las 6 en un restaurante de comida local y orgánica que está por mi barrio.

El chico C, de castellano, no se ha manifestado hoy, a ver qué pasa.


Balance del dia: 746 "me gusta", 20 conversaciones sin leer. Se me acumula el trabajo.

26 de julio, un mes para mi cumpleaños
Hoy el día ha terminado con 836 “me gusta” y 28 conversaciones nuevas sin abrir… desde luego, el miedo a que aquí no haya chicos interesantes que se puedan interesar por mí, creo que queda más que sepultado.

Hoy he quedado con Ashley, qué falta me hacía ponerme al día con ella… He probado el Frose (Frozen Rose = vino rosado granizado), qué delicia. Le he contado mi incursión en el mundo del emparejamiento digital y le he estado preguntando por las normas sociales de este país. Me ha contado que la forma de saludarse en una primera cita suele ser un abrazo (o sea, que lo de ayer no fue raro), que sí que es cierto que encontrar pareja en Seattle es muy difícil (de las peores ciudades de EEUU), que todo el mundo usa apps, y que normalmente el chico paga en la primera cita… Me ha parecido un poco anticuado y un rollo para ellos (a ver, si estás como yo que a saber cuántas citas tienes al mes, te puede salir cara la broma de estar pagando cenas para dos en la nada barata ciudad de Seattle), yo seguiré ofreciendo pagar a medias pero si veo que alguno insiste mucho, tampoco voy a ofenderlo. Le he hablado de B y dice que parece muy interesado en mí, que me ha dedicado tiempo y que el sitio que ha elegido indica que le apetece pasar tiempo conmigo… yo hasta que no lo conozca no quiero precipitar mi valoración. Menos mal que la tengo a ella, se agradece un poco de guía.

B me mandó un mensaje a media tarde, nos tiramos hablando un par de horas y le dije que prefería dejarlo ya, que me apetecía mantener el misterio hasta conocernos en persona y ya sabía muchas cosas de mí. Se lo está currando un montón… le he preguntado si convendría reservar en el sitio de mañana, me ha dicho que ya lo hizo ayer y nos puso en la lista de espera para la terraza, a ver si hay suerte. Por lo visto toca la guitarra, le gusta el jazz tanto como a mí, es un cocinillas y dice que es romántico. Si todo es verdad la cosa promete mucho (aunque ya sabéis el dicho: “los hombres prometen hasta que la meten y cuando la han metido, adiós a lo prometido”), así que ya veremos.

Me ha dejado descolocada algo que me ha dicho: me ha preguntado si prefería vino tinto o blanco, cuál era mi color y mi flor preferida y si tuviese un super poder cuál sería. Le he dicho la verdad: blanco en verano, tinto en invierno, morado, orquídea y mi super heroína preferida es Phoenix (Jean Gray). Me ha dicho que entonces el suyo tendrá que ser Lobezno… Y que no tiene flor preferida pero que como es muy romántico, si lo nuestro va bien veré muchas de la mía (¿eh?). Le he dicho que yo también soy romántica pero que prefiero no hacerme ilusiones, que primero vamos a vernos en persona y a ver cómo nos sentimos… que soy romántica pero también pragmática. Me ha dicho que no va a llevar flores a la primera cita, que eso es ir muy rápido (¿ehhhhh?). ¿Estoy en una comedia romántica de repente y no me he enterado? Y cómo le digo yo a este que no me gusta que me regalen flores… que me parece triste, que se marchitan y se pudren (plantas vivas sí, flores no). En fin, a ver cómo va. Parece que tiene un buen sentido del humor y eso me gusta. ¿Qué pasará? Por las fotos no sé si me atraerá mucho, a ver si me sorprende como A. Ahora a dormir, que ya me he pintado las uñas y me he puesto una mascarilla, para darme más seguridad básicamente… en fin, espero no darle muchas vueltas al “qué me pongo” y demás. Y espero no ponerme muy nerviosa con este que me gusta más.

Chico C sigue sin manifestarse.

27 de julio
Son las 11 de la mañana y estoy en casa. Hoy es uno de esos días en los que tenía skypes pendientes y me he liado trabajando desde aquí. Total: que estoy en pijama y aún me tengo que duchar y demás. El día se ha levantado nublado y lluvioso… demasiado bien iba el verano. Así que supongo que coger sitio en la terraza no será una preocupación. B me ha escrito: “hoy te veo :)” Solo eso. Me ha gustado. En fin, habrá que ponerse zapato cerrado y manga larga. Ay, ay, nervios viniendo… Esta vez sí que espero que no salga corriendo, o que no sea imbécil en persona y la que quiera huir sea yo. Luego os cuento…

4.30
En hora y media ya lo habré conocido. ¿Se convertirá la carroza en calabaza? A ver, que no sería para tanto: hace una semana no sabía de su existencia... Si me llevo un chasco me recuperaré.

Pero, y si va bien, ¿qué? Ay, madre, creo que me da más miedo esa posibilidad. Haré gala de mi mejor autocontrol para no ponerme a jugar al ajedrez yo sola sin que apenas se haya iniciado la partida. Si las entrevistas de trabajo me parecían intimidantes hace 6 meses, os puedo asegurar que las entrevistas de "amor" lo son mucho más... y en el fondo se trata de lo mismo: una vez has consultado el perfil de la web (o el CV) decides dedicar tiempo, esfuerzo y dinero a ver si las expectativas de uno y otro cuadran, si creéis que podréis empezar una colaboración juntos en la que ambas partes ganarán... Y el resultado depende de lo mismo: que uno y otro seáis lo que estabais buscando, lo que necesitéis en ese momento y que los requisitos cuadren. Punto. No quiere decir que seas mejor o peor, se trata de preferencias y necesidades. Aun así, no puedo evitar sentirme juzgada. Con este chico en concreto, me da miedo que tenga las expectativas muy altas, que espere algo perfecto e irreal que, por tanto, sea imposible de cumplir por mi parte.

En fin: no pensar. Ser valiente. Ir con la mente abierta y dispuesta a pasar un buen rato.

11.30 de la noche
Por dónde empiezo… ha ido bien, diría que ha ido muy bien incluso. Antes de quedar, B me ha escrito diciendo “no seas un timo, por favor”. Me ha sorprendido… yo iba pensando lo mismo, la cuestión es que yo lo pensaba por su personalidad y por lo visto él lo decía por mis fotos (que como ya os comenté, eran muy normalitas y tampoco es que sea modelo). Hemos tenido una suerte inmensa, el día se ha arreglado y hemos podido disfrutar de la terraza. He respirado hondo mientras subía las escaleras y me he alegrado mucho cuando lo he visto sentado al fondo, menos mal, este también me ha resultado fácil de reconocer.

B es efectivamente un buen chico, de mirada limpia y risa sincera. Es de Seattle, ¡con lo difícil que es conocer a un autóctono! Me ha hecho ilusión. Mide 1.94, es rubio y tiene los ojos verdes. Le encantan varios deportes y parece muy majo. También es más guapo que en las fotos aunque no es un Adonis (¿qué les pasa a los chicos de esta app?, ¿no pueden pedirle a algún amigo/a que les haga una foto en condiciones?) pero hay un problema: llevábamos un rato hablando y algo no me cuadraba a la hora de decidir si había atracción física o no. Por fin me he dado cuenta: se parece muchísimo a un buen amigo mío que es casi como un hermano para mí, de esos que quieres con locura pero sólo con pensar en besarlo te sale un sarpullido. Tiene su misma boca, su misma risa y, ya que me fijo, los ojos son parecidos. En fin, supongo que se trata de procesarlo y centrarme en las cosas que son diferentes entre ellos.

La conversación ha fluido muy bien, no ha habido momentos incómodos pero sí algunos silencios como de estar cortadillos. El pobre no ha comido apenas nada, yo creo que estaba nervioso… Se ha empeñado en invitar y yo me he dejado querer. Me ha preguntado si le podía dar mi número, le he dicho que por supuesto. Ah, no tiene ni idea de español pero ha pronunciado mi nombre a la perfección, punto para él. Tras dos horas nos hemos despedido y ha sido un poco raro… no sé si quería besarme. Yo le he dado un abrazo y listo. Me ha salido así, muchas cosas que procesar, supongo…

Cuando he llegado a casa le he escrito, tal como me ha pedido, y me ha dicho que le encantaría volver a verme. Le he dicho que por supuesto. Hemos seguido hablando y me ha preguntado que cuándo podría verme otra vez… Le he dicho que estaba pensando ir a una de esas películas al aire libre que ponen en el cine de verano pero que no había mirado horarios ni nada, que lo hablábamos mañana. A ver en qué queda la cosa…

Esto es muy raro. Primero, no estoy acostumbrada a que un hombre haga todo este proceso de la conquista (ni a dejarme querer, todo sea dicho). Segundo, creo que es la primera vez que no se trata de una historia prohibida o complicada por algún motivo… aunque bueno, alguna ha empezado normal y luego se ha torcido. Tercero: normalmente veo al chico que sea, surge la magia, hay mariposas y empieza el tonteo… me vuelvo pava, no sé qué decir, y aunque quisiera lanzarme no me atrevo (bueno, alguna que otra vez sí, lo confieso, pero contadas con los dedos de una mano y me sobran), esta vez ha estado bien, parece majo… pero tampoco ha habido mariposas. No digo que tenga que haberlas desde el principio, quizás ese ha sido el problema las otras veces… no todos los “amores” tienen que ser a primera vista, quizás algo que se pueda cocer a fuego lento sepa diferente de todos aquellos otros que no tuvieron más remedio que terminar ardiendo, de una u otra manera. En fin, supongo que será cuestión de seguir quedando, de darle una oportunidad, de probar algo diferente y explorar cómo me siento.

Tengo miedo de estar auto convenciéndome, de que quizás, si no lo he sentido ya, nunca pueda llegar a sentirme como en aquellos otros momentos en los cuales he conocido a alguien en alguna fiesta y se terminó convirtiendo en una noche mágica. Creo que no pierdo nada por probar a cambiar de tercio.

Y hay otra cosa: no sé qué hacer con la app. No me planteo quitármela sólo porque me haya ido más o menos bien con estos a los que estoy empezando a conocer, pero tengo claro que no quiero hablar con nadie más de momento… qué sobrecarga. Con C creo que quedaré de todas formas, mañana le hablaré y si está receptivo cerraré una fecha. No me quiero quedar con la espinita de no haberlo conocido. Con A… ese es otro tema, le dije que le diría algo mañana, Mr. insulso ni me ha hablado, así que no sé… lo consultaré con la almohada y decidiré si tenemos otra cita o no. Desde luego no estaba esperando tener este éxito (no sólo de los “me gusta” al perfil y los nuevos mensajes, sino que los dos chicos que he conocido en persona quieren volver a verme) y no estaba preparada para ver cómo y cuándo digo que no. A ver, que supongo que los rechazos estarán a la orden del día y sé que son las reglas del juego y que no le debo nada a nadie… pero seguimos siendo seres humanos y me gustaría que todo se cerrase con una explicación al menos.

28 de julio, 9 de la noche
Vaya, 970 “me gusta”, 33 conversaciones sin abrir. B no me ha escrito. Ahora mis inseguridades me dicen que a lo mejor se ha arrepentido por algo… Me vuelvo a sentir ridícula al haber sido yo la que le ha propuesto lo del cine de verano. Ahora me da más coraje haberme planteado siquiera no quedar con C (que tampoco se ha manifestado, por cierto). Mi parte de “madre” se pregunta: ¿y si le ha pasado algo?, mi parte de “esto lo he vivido antes” se pregunta: ¿y si hoy ha tenido una cita con otra y le ha gustado más?, mi parte de “hola, no sé jugar a juegos de estos” se pregunta: ¿y si las convenciones dictan que debería haberme esperado para contestarle o él lo está haciendo a propósito? No lo sé, lo que tengo claras son dos cosas: ni me gustan los juegos, ni estoy dispuesta a cambiar como soy por nadie (y menos por un bonito al que acabo de conocer). A ver, que no me debe nada… pero me da coraje la gente que te dice “mañana te escribo” y luego no lo hace, sobre todo cuando hay un plan pendiente de concretar.

Mi despecho preventivo me ha animado a escribirle a C para preguntarle si sigue queriendo quedar mañana. Voy a meterme en la app también… A me ha escrito, supongo que esperando que le diga cuándo nos vemos la semana que viene… buf qué pereza, de hombres y de todo. Pero no voy a rendirme, dije que iba a probar esto un mes, hasta irme de vacaciones por lo menos, y eso es lo que voy a hacer, no me voy a rendir en los primeros kilómetros de esta maratón. ¡Yo puedo!

11.10
He quedado con A el martes, después del trabajo. Si va bien lo seguiré viendo, si no… creo que será la última vez, no voy a hacerle perder el tiempo ni perder yo el mío. No me apasionan nada los chicos sosos. He quedado con C mañana, siguiendo el plan original. Vamos a ir a mi restaurante italiano preferido, a ver si es más apañado en persona y se abre más. En fin, está visto que es imposible predecir lo que va a pasar. Ya os contaré mañana.

29 de julio, 9.30 de la mañana
Abro un ojo y me doy cuenta de que es fin de semana ¡Bien! Quito el modo avión del móvil (por las noches siempre lo pongo para no despertarme con la lucecita que me avisa de las notificaciones) y empiezo a cotillear las novedades que tengo. Me llega un mensaje de texto (SMS) y me entran cosquillas por la barriga… “Su plan de datos se ha renovado”. Odio los SMS, es una de esas cosas que en España hace años que la gente no usa pero aquí se empeñan en mantener. Es como eso de enviar cheques y documentos importantes por correo sin certificar, te tiras días o semanas en vilo hasta averiguar si ha llegado o no. Pues con esto es lo mismo, además del arcaísmo de no poder mandar notas de voz ni fotos, no hay forma de saber si tu mensaje ha llegado, si el otro lo ha leído, etc. No es por el afán de “espiar y controlar”, es por tener la tranquilidad de que le ha llegado al otro, ya si no contesta es cosa suya… en fin. B no ha dado señales de vida, una parte de mí intenta buscarle una explicación: si hubiera sido justo tras la cita pues vale, entiendo que algo no hubiese cumplido sus expectativas y punto pero tras los “avísame cuando llegues a casa”, “estabas preciosa”, “dime cuándo puedo volver a verte”, etc. posteriores, lo último que esperaba era el silencio más absoluto. En fin, supongo que se trata de aprender a tolerar la incertidumbre y a estar dispuesta a quedarte sin saber qué pasó.

Abro el email y veo un recordatorio de mi plan de hoy “Mesa para 2 a las 7”, sonrío. Me hace gracia, apenas he hablado con este chico y es bastante escuetito en sus expresiones pero me da buena sensación. Quizás por haber hablado en mi idioma. Una parte de mí espera que nos llevemos bien, que nos riamos un poco de lo que implica vivir aquí, que nos despidamos cordialmente y que ahí quede la cosa. Supongo que alguien a quien no le ha importado quedar directamente para cenar, no va a salir corriendo aunque no le haga gracia. Otra parte de mí se pregunta: ¿y sí…? En fin, esta noche lo sabremos. Creo que cuando acabe con los skypes de rigor y coma algo me voy a ir a dar un paseo de los largos, necesito procesar, tomar el aire y estar en contacto con la naturaleza. Además, eso me ayudará a no darle vueltas y no ponerme nerviosa. Qué duro es esto del crecimiento personal, jajaja. Sí, he dicho crecimiento personal: como siempre comento con una amiga, hay quien necesita leer más libros y hay quien necesita salir más de fiesta. Aunque leer libros nunca está de más, creo que soy del segundo grupo. Así que todo sea por experimentar, crecer, y tener cotilleos jugosos que contaros y que os riais un rato con mis aventuras y desventuras.

6 de la tarde
He quedado con C en una hora. Aún no he comenzado a arreglarme… buf. A este sí que tengo miedo de no reconocerlo… tenía media foto en su perfil. Me está dando pereza… ¿y si como él sí que tiene mi foto, me ve y no me dice nada porque no le gusto en realidad? No sé apenas nada de él, que es español y que no ha tenido mucha suerte encontrando churri por aquí. No sé, al menos supongo que será agradable conversar un rato en mi idioma.

Chico B me escribió hace un rato. “Hola :) ¿cómo va el fin de semana?, ¿disfrutando del sol?” No le he contestado. Ya veré si me apetece cuando vuelva… Me ha jodido que haga como si nada.

22.45
Ya estoy en casa, como las niñas buenas. Menos mal que he ido a la cita. C es majísimo, parece muy buen chico, educado, inteligente e interesante. También es mono, moreno, ojos azules, una barbilla bien formada con una cicatriz que le da un toque sexy y alto (no sé qué les dan de comer a estos chicos de las apps...). Resulta que es medio guiri: lleva más de media vida viviendo en Estados Unidos. Es sosillo, eso sí, o quizás es cortado y estaba nervioso… pero prácticamente es lo único que no me ha gustado de él. Tiene un montón de pasatiempos interesantes como hacer paracaidismo en interior o tiro al blanco. Trabaja en algo de economía e informática, la verdad es que no me he enterado bien. En ese punto pensaba que mira, que tanto B como C son majillos y prometen… Y entonces ha llegado la revelación: resulta que lleva años bailando tango, que le encanta y va a bailes sociales por aquí. A partir de ahí a empezado a fluir todo un poco más, hemos hablado de nuestra pasión compartida, de un montón de cosas… Hemos pagado a medias y hemos ido a por un helado, como la cola en Molly Moon era más larga de lo habitual (daba la vuelta a la manzana), hemos ido a Cupcake Royale. Gracias a eso hemos visto una exhibición de ópera cómica y un concierto callejero de swing por el camino. Lo he acompañado al autobús y la despedida ha sido rara… una de esas de: “bueno… pues…” me ha dicho que a ver si nos volvemos a ver para un plan del que hablamos o a ver si bailábamos tango juntos algún día. Le he dicho que claro, nos hemos dado un beso-abrazo un poco raro y me he ido. Ahora dudo si esto de escribir la experiencia en el blog ha sido buena idea… Si la cosa fuese bien, supongo que algún día lo leerá.

Haciendo balance de esta primera semana casi no me creo lo que ha pasado… si me hubiesen dicho hace 7 días que hoy iba a tener un perfil en una web de citas online, con 38 conversaciones sin leer y 1030 me gusta al perfil y que iba a haber quedado con 3 chicos majos que quieren volverme a ver, hubiese dicho que sería imposible. Me resulta curioso pensar que en las tres citas parecían ellos más nerviosos que yo, jajaja, seguramente yo lo habré estado más antes, pero una vez los he visto, todo me ha salido de forma natural, he disfrutado y me he dejado llevar, incluso he hecho reír a los tres. Y aquí estoy. Sintiéndome culpable por quedar con tres chicos a la vez, sabiendo que no les he besado, que no les debo nada, que no hemos hablado de no ver a nadie más… siendo consciente también de que pueden ser espejismos, de que tengo que conocerlos mejor para saber si la cosa funcionaría o no. Es raro, es como si les estuviese engañando aun sabiendo que no hago nada malo, que simplemente los estoy conociendo y que probablemente ellos también estarán quedando con más chicas.

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Ay Soletes, definitivamente, no estoy acostumbrada a manejar a tanto hombre a la vez pero así suele funcionar mi vida en este aspecto: sequía o inundación. ¿Cómo seguirá la cosa…? Quién sabe. Pronto podréis leer la continuación en el siguiente capítulo. “las gallinas que entran por las que salen”.

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