“I'm not
saying it's your fault
Although you
could have done more
Oh you're so
naive yet so
How could
this be done
By such a
smiling sweetheart?
Oh and your
sweet and pretty face
In such an
ugly world”
Naive, The
Kooks
Segundo capítulo de las aventuras en los procelosos
mundos de las citas online en EEUU. Pinchad aquí si os perdisteis el primero.
25 de julio. 6.25 de la tarde
En cinco minutillos salgo. Me he puesto un poco de rímel
y barra de labios rosa, tampoco quiero arreglarme mucho… es entre semana y es
de día. La ropa la he pensado en el último momento. Por suerte ha sido un día
ajetreado en el trabajo y no he tenido tiempo de darle muchas vueltas, aunque
no os negaré que me he planteado si entre mi cegatura (tengo un poco de miopía)
y las pocas fotos lo reconoceré o no, si no va bien la cosa cómo cortar el
rollo, etc. En fin, pronto lo sabré. Musiquita relajante y ¡al lío! De un modo
u otro estaré en casa en un par de horas.
11.15 de la noche
Si Freud me pillara, seguro que diría que esto de
escribir es mi mecanismo de defensa, que no soy capaz de vivir mi vida, de probar
nuevas cosas que me apetecen sin buscar una excusa que justifique hacerlo. Pero
no estoy de acuerdo, si esto me sirve para ser más valiente, para abrirme al
mundo y vivir, que así sea.
De camino a mi cita con el chico A (de asiático), iba
nerviosilla… creo que el miedo a que te juzguen es normal, el cuerpo, queramos
o no, es nuestra carta de presentación, el humor, la inteligencia y demás
vienen después. Mientras bajaba por las avenidas que dan al Puguet Sound, lo
sentí como una especie de cuenta atrás: 6th Ave, 5th Ave, 4th Ave… la fantasía,
la persona ficticia con la que hablaba por internet estaba a punto de
materializarse… Iba a tener una “cita”. Me resulta tan anticuado ese concepto… hoy
en día si te gusta alguien lo ves más y eso, pero normalmente no se les llama
cita a esos encuentros.
Cruzé la última intersección rezando por reconocerlo y no
tener que jugar al descarte pero por suerte fue muy fácil, me esperaba
sonriente sentado en una mesa en la calle. Cuando lo vi me sorprendieron
gratamente dos cosas: 1) es más mono en realidad (en las fotos del perfil sale
matado) y 2) se le iluminó la cara al verme. Fui a darle la mano pero me dio un
abrazo… supongo que como ya hemos hablado antes, ese el código de conducta en
guirilandia. Dorothy, ya no estás en Kansas… A es majo, la conversación ha
fluido, se ha pasado el tiempo rápido pero no ha habido fuegos artificiales.
Mientras me hablaba me he sorprendido pensando: “¿Me imagino besándolo?”, hmm...
no lo sé. Nos han echado porque cerraban el bar, nos hemos despedido con otro
abrazo y cada uno ha seguido su camino. Antes de llegar a casa me había llegado
un mensaje suyo diciéndome que había sido divertido y que le gustaría volver a
verme.
Vaya, pues corriendo no ha salido precisamente… Me ha
sentado bien la tarde. Tras pensarlo un poco he decidido decirle que sí, el
chico parece tímido y se merece que le dé un poco más de tiempo para mostrar
sus cartas.
He pasado el resto de la noche chateando con B (de buen
chico), al que veré el jueves. La verdad es que se lo está currando… Resulta
que le encanta cocinar con Ella Fitzgerald de fondo, como a mí. Me ha insistido
en lo de la llamada y le he confesado que no me siento cómoda. A ver en qué
acaba la cosa, de momento tenemos una cita a las 6 en un restaurante de comida
local y orgánica que está por mi barrio.
El chico C, de castellano, no se ha manifestado hoy, a
ver qué pasa.
Balance del dia: 746 "me gusta", 20 conversaciones sin
leer. Se me acumula el trabajo.
26 de julio, un mes para mi cumpleaños
Hoy el día ha terminado con 836 “me gusta” y 28
conversaciones nuevas sin abrir… desde luego, el miedo a que aquí no haya
chicos interesantes que se puedan interesar por mí, creo que queda más que
sepultado.
Hoy he quedado con Ashley, qué falta me hacía ponerme al
día con ella… He probado el Frose (Frozen Rose = vino rosado granizado), qué
delicia. Le he contado mi incursión en el mundo del emparejamiento digital y le
he estado preguntando por las normas sociales de este país. Me ha contado que
la forma de saludarse en una primera cita suele ser un abrazo (o sea, que lo de
ayer no fue raro), que sí que es cierto que encontrar pareja en Seattle es muy
difícil (de las peores ciudades de EEUU), que todo el mundo usa apps, y que
normalmente el chico paga en la primera cita… Me ha parecido un poco anticuado
y un rollo para ellos (a ver, si estás como yo que a saber cuántas citas tienes
al mes, te puede salir cara la broma de estar pagando cenas para dos en la nada
barata ciudad de Seattle), yo seguiré ofreciendo pagar a medias pero si veo que
alguno insiste mucho, tampoco voy a ofenderlo. Le he hablado de B y dice que
parece muy interesado en mí, que me ha dedicado tiempo y que el sitio que ha
elegido indica que le apetece pasar tiempo conmigo… yo hasta que no lo conozca
no quiero precipitar mi valoración. Menos mal que la tengo a ella, se agradece
un poco de guía.
B me mandó un mensaje a media tarde, nos tiramos hablando
un par de horas y le dije que prefería dejarlo ya, que me apetecía mantener el
misterio hasta conocernos en persona y ya sabía muchas cosas de mí. Se lo está
currando un montón… le he preguntado si convendría reservar en el sitio de
mañana, me ha dicho que ya lo hizo ayer y nos puso en la lista de espera para
la terraza, a ver si hay suerte. Por lo visto toca la guitarra, le gusta el
jazz tanto como a mí, es un cocinillas y dice que es romántico. Si todo es
verdad la cosa promete mucho (aunque ya sabéis el dicho: “los hombres prometen
hasta que la meten y cuando la han metido, adiós a lo prometido”), así que ya
veremos.
Me ha dejado descolocada algo que me ha dicho: me ha
preguntado si prefería vino tinto o blanco, cuál era mi color y mi flor
preferida y si tuviese un super poder cuál sería. Le he dicho la verdad: blanco
en verano, tinto en invierno, morado, orquídea y mi super heroína preferida es
Phoenix (Jean Gray). Me ha dicho que entonces el suyo tendrá que ser Lobezno… Y
que no tiene flor preferida pero que como es muy romántico, si lo nuestro va
bien veré muchas de la mía (¿eh?). Le he dicho que yo también soy romántica
pero que prefiero no hacerme ilusiones, que primero vamos a vernos en persona y
a ver cómo nos sentimos… que soy romántica pero también pragmática. Me ha dicho
que no va a llevar flores a la primera cita, que eso es ir muy rápido
(¿ehhhhh?). ¿Estoy en una comedia romántica de repente y no me he enterado? Y
cómo le digo yo a este que no me gusta que me regalen flores… que me parece
triste, que se marchitan y se pudren (plantas vivas sí, flores no). En fin, a
ver cómo va. Parece que tiene un buen sentido del humor y eso me gusta. ¿Qué
pasará? Por las fotos no sé si me atraerá mucho, a ver si me sorprende como A.
Ahora a dormir, que ya me he pintado las uñas y me he puesto una mascarilla, para
darme más seguridad básicamente… en fin, espero no darle muchas vueltas al “qué
me pongo” y demás. Y espero no ponerme muy nerviosa con este que me gusta más.
Chico C sigue sin manifestarse.
27 de julio
Son las 11 de la mañana y estoy en casa. Hoy es uno de
esos días en los que tenía skypes pendientes y me he liado trabajando desde
aquí. Total: que estoy en pijama y aún me tengo que duchar y demás. El día se
ha levantado nublado y lluvioso… demasiado bien iba el verano. Así que supongo
que coger sitio en la terraza no será una preocupación. B me ha escrito: “hoy
te veo :)” Solo eso. Me ha gustado. En fin, habrá que ponerse zapato cerrado y
manga larga. Ay, ay, nervios viniendo… Esta vez sí que espero que no salga
corriendo, o que no sea imbécil en persona y la que quiera huir sea yo. Luego
os cuento…
4.30
En hora y media ya lo habré conocido. ¿Se convertirá la
carroza en calabaza? A ver, que no sería para tanto: hace una semana no sabía
de su existencia... Si me llevo un chasco me recuperaré.
Pero, y si va bien, ¿qué? Ay, madre, creo que me da más
miedo esa posibilidad. Haré gala de mi mejor autocontrol para no ponerme a
jugar al ajedrez yo sola sin que apenas se haya iniciado la partida. Si las entrevistas de trabajo me parecían intimidantes hace 6 meses, os puedo asegurar que
las entrevistas de "amor" lo son mucho más... y en el fondo se trata
de lo mismo: una vez has consultado el perfil de la web (o el CV) decides
dedicar tiempo, esfuerzo y dinero a ver si las expectativas de uno y otro
cuadran, si creéis que podréis empezar una colaboración juntos en la que ambas
partes ganarán... Y el resultado depende de lo mismo: que uno y otro seáis lo
que estabais buscando, lo que necesitéis en ese momento y que los requisitos
cuadren. Punto. No quiere decir que seas mejor o peor, se trata de preferencias
y necesidades. Aun así, no puedo evitar sentirme juzgada. Con este chico en
concreto, me da miedo que tenga las expectativas muy altas, que espere algo
perfecto e irreal que, por tanto, sea imposible de cumplir por mi parte.
En fin: no pensar. Ser valiente. Ir con la mente abierta
y dispuesta a pasar un buen rato.
11.30 de la noche
Por dónde empiezo… ha ido bien, diría que ha ido muy bien
incluso. Antes de quedar, B me ha escrito diciendo “no seas un timo, por
favor”. Me ha sorprendido… yo iba pensando lo mismo, la cuestión es que yo lo
pensaba por su personalidad y por lo visto él lo decía por mis fotos (que como
ya os comenté, eran muy normalitas y tampoco es que sea modelo). Hemos tenido
una suerte inmensa, el día se ha arreglado y hemos podido disfrutar de la
terraza. He respirado hondo mientras subía las escaleras y me he alegrado mucho
cuando lo he visto sentado al fondo, menos mal, este también me ha resultado
fácil de reconocer.
B es efectivamente un buen chico, de mirada limpia y risa
sincera. Es de Seattle, ¡con lo difícil que es conocer a un autóctono! Me ha
hecho ilusión. Mide 1.94, es rubio y tiene los ojos verdes. Le encantan varios
deportes y parece muy majo. También es más guapo que en las fotos aunque no es
un Adonis (¿qué les pasa a los chicos de esta app?, ¿no pueden pedirle a algún
amigo/a que les haga una foto en condiciones?) pero hay un problema: llevábamos
un rato hablando y algo no me cuadraba a la hora de decidir si había atracción
física o no. Por fin me he dado cuenta: se parece muchísimo a un buen amigo mío
que es casi como un hermano para mí, de esos que quieres con locura pero sólo
con pensar en besarlo te sale un sarpullido. Tiene su misma boca, su misma risa
y, ya que me fijo, los ojos son parecidos. En fin, supongo que se trata de
procesarlo y centrarme en las cosas que son diferentes entre ellos.
La conversación ha fluido muy bien, no ha habido momentos
incómodos pero sí algunos silencios como de estar cortadillos. El pobre no ha
comido apenas nada, yo creo que estaba nervioso… Se ha empeñado en invitar y yo
me he dejado querer. Me ha preguntado si le podía dar mi número, le he dicho
que por supuesto. Ah, no tiene ni idea de español pero ha pronunciado mi nombre
a la perfección, punto para él. Tras dos horas nos hemos despedido y ha sido un
poco raro… no sé si quería besarme. Yo le he dado un abrazo y listo. Me ha
salido así, muchas cosas que procesar, supongo…
Cuando he llegado a casa le he escrito, tal como me ha
pedido, y me ha dicho que le encantaría volver a verme. Le he dicho que por
supuesto. Hemos seguido hablando y me ha preguntado que cuándo podría verme
otra vez… Le he dicho que estaba pensando ir a una de esas películas al aire
libre que ponen en el cine de verano pero que no había mirado horarios ni nada,
que lo hablábamos mañana. A ver en qué queda la cosa…
Esto es muy raro. Primero, no estoy acostumbrada a que un
hombre haga todo este proceso de la conquista (ni a dejarme querer, todo sea
dicho). Segundo, creo que es la primera vez que no se trata de una historia
prohibida o complicada por algún motivo… aunque bueno, alguna ha empezado normal
y luego se ha torcido. Tercero: normalmente veo al chico que sea, surge la
magia, hay mariposas y empieza el tonteo… me vuelvo pava, no sé qué decir, y
aunque quisiera lanzarme no me atrevo (bueno, alguna que otra vez sí, lo
confieso, pero contadas con los dedos de una mano y me sobran), esta vez ha
estado bien, parece majo… pero tampoco ha habido mariposas. No digo que tenga
que haberlas desde el principio, quizás ese ha sido el problema las otras
veces… no todos los “amores” tienen que ser a primera vista, quizás algo que se
pueda cocer a fuego lento sepa diferente de todos aquellos otros que no
tuvieron más remedio que terminar ardiendo, de una u otra manera. En fin,
supongo que será cuestión de seguir quedando, de darle una oportunidad, de
probar algo diferente y explorar cómo me siento.
Tengo miedo de estar auto convenciéndome, de que quizás,
si no lo he sentido ya, nunca pueda llegar a sentirme como en aquellos otros momentos
en los cuales he conocido a alguien en alguna fiesta y se terminó convirtiendo
en una noche mágica. Creo que no pierdo nada por probar a cambiar de tercio.
Y hay otra cosa: no sé qué hacer con la app. No me
planteo quitármela sólo porque me haya ido más o menos bien con estos a los que
estoy empezando a conocer, pero tengo claro que no quiero hablar con nadie más
de momento… qué sobrecarga. Con C creo que quedaré de todas formas, mañana le
hablaré y si está receptivo cerraré una fecha. No me quiero quedar con la
espinita de no haberlo conocido. Con A… ese es otro tema, le dije que le diría
algo mañana, Mr. insulso ni me ha hablado, así que no sé… lo consultaré con la
almohada y decidiré si tenemos otra cita o no. Desde luego no estaba esperando
tener este éxito (no sólo de los “me gusta” al perfil y los nuevos mensajes,
sino que los dos chicos que he conocido en persona quieren volver a verme) y no
estaba preparada para ver cómo y cuándo digo que no. A ver, que supongo que los
rechazos estarán a la orden del día y sé que son las reglas del juego y que no
le debo nada a nadie… pero seguimos siendo seres humanos y me gustaría que todo
se cerrase con una explicación al menos.
28 de julio, 9 de la noche
Vaya, 970 “me gusta”, 33 conversaciones sin abrir. B no
me ha escrito. Ahora mis inseguridades me dicen que a lo mejor se ha
arrepentido por algo… Me vuelvo a sentir ridícula al haber sido yo la que le ha
propuesto lo del cine de verano. Ahora me da más coraje haberme planteado
siquiera no quedar con C (que tampoco se ha manifestado, por cierto). Mi parte
de “madre” se pregunta: ¿y si le ha pasado algo?, mi parte de “esto lo he
vivido antes” se pregunta: ¿y si hoy ha tenido una cita con otra y le ha gustado
más?, mi parte de “hola, no sé jugar a juegos de estos” se pregunta: ¿y si las
convenciones dictan que debería haberme esperado para contestarle o él lo está
haciendo a propósito? No lo sé, lo que tengo claras son dos cosas: ni me gustan
los juegos, ni estoy dispuesta a cambiar como soy por nadie (y menos por un
bonito al que acabo de conocer). A ver, que no me debe nada… pero me da coraje
la gente que te dice “mañana te escribo” y luego no lo hace, sobre todo cuando hay
un plan pendiente de concretar.
Mi despecho preventivo me ha animado a escribirle a C
para preguntarle si sigue queriendo quedar mañana. Voy a meterme en la app
también… A me ha escrito, supongo que esperando que le diga cuándo nos vemos la
semana que viene… buf qué pereza, de hombres y de todo. Pero no voy a rendirme,
dije que iba a probar esto un mes, hasta irme de vacaciones por lo menos, y eso
es lo que voy a hacer, no me voy a rendir en los primeros kilómetros de esta maratón.
¡Yo puedo!
11.10
He quedado con A el martes, después del trabajo. Si va
bien lo seguiré viendo, si no… creo que será la última vez, no voy a hacerle
perder el tiempo ni perder yo el mío. No me apasionan nada los chicos sosos. He
quedado con C mañana, siguiendo el plan original. Vamos a ir a mi restaurante italiano
preferido, a ver si es más apañado en persona y se abre más. En fin, está visto
que es imposible predecir lo que va a pasar. Ya os contaré mañana.
29 de julio, 9.30 de la mañana
Abro un ojo y me doy cuenta de que es fin de semana
¡Bien! Quito el modo avión del móvil (por las noches siempre lo pongo para no
despertarme con la lucecita que me avisa de las notificaciones) y empiezo a
cotillear las novedades que tengo. Me llega un mensaje de texto (SMS) y me
entran cosquillas por la barriga… “Su plan de datos se ha renovado”. Odio los
SMS, es una de esas cosas que en España hace años que la gente no usa pero aquí
se empeñan en mantener. Es como eso de enviar cheques y documentos importantes
por correo sin certificar, te tiras días o semanas en vilo hasta averiguar si
ha llegado o no. Pues con esto es lo mismo, además del arcaísmo de no poder
mandar notas de voz ni fotos, no hay forma de saber si tu mensaje ha llegado,
si el otro lo ha leído, etc. No es por el afán de “espiar y controlar”, es por
tener la tranquilidad de que le ha llegado al otro, ya si no contesta es cosa
suya… en fin. B no ha dado señales de vida, una parte de mí intenta buscarle
una explicación: si hubiera sido justo tras la cita pues vale, entiendo que
algo no hubiese cumplido sus expectativas y punto pero tras los “avísame cuando
llegues a casa”, “estabas preciosa”, “dime cuándo puedo volver a verte”, etc.
posteriores, lo último que esperaba era el silencio más absoluto. En fin,
supongo que se trata de aprender a tolerar la incertidumbre y a estar dispuesta
a quedarte sin saber qué pasó.
Abro el email y veo un recordatorio de mi plan de hoy
“Mesa para 2 a las 7”, sonrío. Me hace gracia, apenas he hablado con este chico
y es bastante escuetito en sus expresiones pero me da buena sensación. Quizás
por haber hablado en mi idioma. Una parte de mí espera que nos llevemos bien,
que nos riamos un poco de lo que implica vivir aquí, que nos despidamos
cordialmente y que ahí quede la cosa. Supongo que alguien a quien no le ha
importado quedar directamente para cenar, no va a salir corriendo aunque no le
haga gracia. Otra parte de mí se pregunta: ¿y sí…? En fin, esta noche lo
sabremos. Creo que cuando acabe con los skypes de rigor y coma algo me voy a ir
a dar un paseo de los largos, necesito procesar, tomar el aire y estar en
contacto con la naturaleza. Además, eso me ayudará a no darle vueltas y no
ponerme nerviosa. Qué duro es esto del crecimiento personal, jajaja. Sí, he
dicho crecimiento personal: como siempre comento con una amiga, hay quien
necesita leer más libros y hay quien necesita salir más de fiesta. Aunque leer
libros nunca está de más, creo que soy del segundo grupo. Así que todo sea por experimentar,
crecer, y tener cotilleos jugosos que contaros y que os riais un rato con mis
aventuras y desventuras.
6 de la tarde
He quedado con C en una hora. Aún no he comenzado a
arreglarme… buf. A este sí que tengo miedo de no reconocerlo… tenía media foto
en su perfil. Me está dando pereza… ¿y si como él sí que tiene mi foto, me ve y
no me dice nada porque no le gusto en realidad? No sé apenas nada de él, que es
español y que no ha tenido mucha suerte encontrando churri por aquí. No sé, al
menos supongo que será agradable conversar un rato en mi idioma.
Chico B me escribió hace un rato. “Hola :) ¿cómo va el
fin de semana?, ¿disfrutando del sol?” No le he contestado. Ya veré si me
apetece cuando vuelva… Me ha jodido que haga como si nada.
22.45
Ya estoy en casa, como las niñas buenas. Menos mal que he
ido a la cita. C es majísimo, parece muy buen chico, educado, inteligente e
interesante. También es mono, moreno, ojos azules, una barbilla bien formada
con una cicatriz que le da un toque sexy y alto (no sé qué les dan de comer a
estos chicos de las apps...). Resulta que es medio guiri: lleva más de media
vida viviendo en Estados Unidos. Es sosillo, eso sí, o quizás es cortado y
estaba nervioso… pero prácticamente es lo único que no me ha gustado de él.
Tiene un montón de pasatiempos interesantes como hacer paracaidismo en interior
o tiro al blanco. Trabaja en algo de economía e informática, la verdad es que
no me he enterado bien. En ese punto pensaba que mira, que tanto B como C son
majillos y prometen… Y entonces ha llegado la revelación: resulta que lleva
años bailando tango, que le encanta y va a bailes sociales por aquí. A partir
de ahí a empezado a fluir todo un poco más, hemos hablado de nuestra pasión
compartida, de un montón de cosas… Hemos pagado a medias y hemos ido a por un
helado, como la cola en Molly Moon era más larga de lo habitual (daba la vuelta
a la manzana), hemos ido a Cupcake Royale. Gracias a eso hemos visto una
exhibición de ópera cómica y un concierto callejero de swing por el camino. Lo
he acompañado al autobús y la despedida ha sido rara… una de esas de: “bueno…
pues…” me ha dicho que a ver si nos volvemos a ver para un plan del que
hablamos o a ver si bailábamos tango juntos algún día. Le he dicho que claro,
nos hemos dado un beso-abrazo un poco raro y me he ido. Ahora dudo si esto de
escribir la experiencia en el blog ha sido buena idea… Si la cosa fuese bien,
supongo que algún día lo leerá.
Haciendo balance de esta primera semana casi no me creo
lo que ha pasado… si me hubiesen dicho hace 7 días que hoy iba a tener un
perfil en una web de citas online, con 38 conversaciones sin leer y 1030 me
gusta al perfil y que iba a haber quedado con 3 chicos majos que quieren
volverme a ver, hubiese dicho que sería imposible. Me resulta curioso pensar
que en las tres citas parecían ellos más nerviosos que yo, jajaja, seguramente
yo lo habré estado más antes, pero una vez los he visto, todo me ha salido de
forma natural, he disfrutado y me he dejado llevar, incluso he hecho reír a los
tres. Y aquí estoy. Sintiéndome culpable por quedar con tres chicos a la vez,
sabiendo que no les he besado, que no les debo nada, que no hemos hablado de no
ver a nadie más… siendo consciente también de que pueden ser espejismos, de que
tengo que conocerlos mejor para saber si la cosa funcionaría o no. Es raro, es
como si les estuviese engañando aun sabiendo que no hago nada malo, que
simplemente los estoy conociendo y que probablemente ellos también estarán
quedando con más chicas.
--------
Ay Soletes, definitivamente, no estoy acostumbrada a
manejar a tanto hombre a la vez pero así suele funcionar mi vida en este
aspecto: sequía o inundación. ¿Cómo seguirá la cosa…? Quién sabe. Pronto podréis leer
la continuación en el siguiente capítulo. “las gallinas que entran por las que
salen”.
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