sábado, 21 de enero de 2017

41. California Dreamin’


All the leaves are brown and the sky is gray.
I've been for a walk on a winter's day.
I'd be safe and warm if I was in L.A.;
California dreamin' on such a winter's day.

(Todas las hojas son marrones y el cielo es gris.
Estuve dando un paseo en un día de invierno.
Estaría a salvo y caliente si estuviera en L.A .;
Soñando con California en un día de invierno.)

The mamas and the papas, 1965


Hola Soletes,

Mi jet-lagg y yo ya estamos de vuelta en Ciudad Esmeralda, listos para contaros novedades de lo más jugosas. El viaje a mi adorada tierra fue la mar de bien, necesitaba una buena dosis de calor y sol mediterráneos (ya sea en forma de vitamina D o de abrazos de los míos). 




Ahí tenéis unas fotillos del objeto de mi amor, para que entendáis por qué lo echo tanto de menos cuando estoy lejos


Lo bueno de ir en navidades es que todos mis otros amigos expatriados volvían también a casa, por lo que coincidí con un montón de personas que hacía mucho que no veía y recargué las pilas a base de bien. Eso sí, descansar lo que se dice descansar, más bien poco. El viaje de vuelta fue bien, quitando los controles aleatorios extra que me tocaron, el ruso que iba roncándome al oído durante gran parte del vuelo largo y el hecho de que no recuperé mi adorada maleta hasta ayer. Pero bueno, minucias, como siempre todo acabó bien. Hoy por primera vez decido tomarme el día para mí, vaguear, no hacer nada, porque de verdad que me hace falta, necesito resetear mi cerebro para lo que está por venir.

Me encuentro en uno de esos puntos en los que puede pasar de todo, en una de esas encrucijadas que determinará qué será de mí a medio plazo y que, sin duda, influirá en mi yo futuro. El vértigo se cierne sobre mí, otra vez. Dudaba si debía escribir sobre esto ahora o esperar a que la balanza se inclinase hacia un lado o hacia otro, pero he decidido hacerlo ahora para ser fiel a la esencia del blog, para contaros en directo cómo se vive este proceso de no saber, de miedos grandes pero sueños aún mayores, de arriesgarme a tener que contaros en dos semanas que no ha salido bien, que los sueños sueños son y que sólo de ellos no se vive… de fracasar en esto y que no pase nada, que esté bien, que pueda contaros cómo se recupera uno del golpe. O contaros que lo he conseguido, que me mudo, que todo empieza de nuevo… Para que entendáis de qué va la historia, empezaré por el principio.

Me quedan nueve meses de visado y la cosa pinta bastante negra para volver a España trabajando de lo mío, al menos por ahora, así que hace unos meses empecé a informarme sobre las posibilidades de quedarme por aquí algún tiempo más… Me da un poco de miedo que al convertir los dos años iniciales en cuatro puedan venir dos más, y luego otros, y esto se convierta en un “para siempre”, pero siendo realistas, la mejor opción que tengo para que todo lo que he hecho hasta ahora merezca la pena es intentar seguir por aquí haciendo currículum y cogiendo experiencia.

Comencé planteando a mi a mi jefe y a la la jefa del hospital de niños la situación y preguntándoles si tenían algo a lo que pudiese optar pero en ambos casos me dijeron que, aunque les encantaba trabajar conmigo, el futuro era incierto y no podían asegurarme nada, así que me recomendaban buscar más opciones. Como resultado, me empapé en el intrigante mundo de la búsqueda de trabajo para puestos académicos en Estados Unidos, oh aventura. Para resumir un poco, os diré que cuando ya empezaba a desesperarme al ver cientos de posibilidades con las que no encajaba y que no me eran ni lo más remotamente apetecibles, entre la niebla de la montaña de emails ofertas que leí, surgieron varias posibilidades, y tras informarme…

27 de noviembre
Tengo una posibilidad de trabajar en Stanford. Hay una beca postdoctoral a la que puedo optar, pensaba que era casi imposible pero le he enviado el curriculum a la directora y dice que le parece muy interesante, que me anima a mandar la solicitud completa. ¿Será posible?, ¿Será posible que yo me convierta en una de esas investigadoras de las pelis?, ¿Será posible que viva en la soleada California, de la que me he enamorado?, ¿Será posible labrarme un futuro lejos de esta lluvia que empieza a cansarme? Madre mía, qué vértigo otra vez: mudanza, conocer gente, nuevo trabajo, nuevas responsabilidades… Si es que me cogen, si es que lo del visado sale bien, si es que… tantas cosas. Sería un cambio tremendo, uno que me encantaría, a saber, a saber en qué acabaría. Al arriesgarme a pedir ese trabajo me arriesgo también a que no me lo den, a que me digan que no soy lo suficientemente buena, a que cojan a otro, a que ese sueño californiano se rompa en mil pedazos… pero eso es parte del crecimiento personal, si me ocurre sabré aceptar esa derrota. Derrota que no lo será tanto, pues aquí en Seattle tengo mi piso, mi gente, los compañeros de trabajo, etc. En fin, ya se verá…

3 de diciembre
La directora del laboratorio del hospital de niños me ha pedido que solicite un trabajo con ella. Casi tenía el sol de California acariciando mi piel cuando, de pronto, me encuentro con esta opción. Ir a California significaría: nuevo equipo, con menos experiencia y que a saber cómo son, nueva búsqueda de piso (y que me miren lo del crédito, trasladar o comprar muebles y demás), nuevos amigos, nuevas responsabilidades… E irme lejos de mis amigos y compañeros de aquí y del tango. Pero quedarme significa inviernos sin sol, lluvia casi todo el año, el Seattle freeze y perderme estar cerca de varios destinos soñados: las Vegas, El gran cañon, San Diego… Y nuevas oportunidades de hacer contactos a nivel laboral y el prestigio de ir a Stanford. Que a lo mejor la del Hospital de niños al final no tiene dinero para mi, que a lo mejor en Stanford no me cogen, y a lo mejor es lo mejor que me puede pasar… irme a casita, con mis papis, a escribir mi libro.

Es curioso, tengo 30 años y es la primera vez que tengo que preparar un curriculum en serio y buscar trabajo, hasta ahora ha sido todo escribir proyectos y solicitar becas pero nunca he tenido que plantarme delante de nadie a decirle: “hola, elígeme a mi porque soy buena”. No sé por qué pensaba que a mi estas cosas no se me iban a dar bien: solicitar proyectos y becas ya sé que sí, pero esto… y no lo estoy haciendo de cualquier manera: nada menos que en EEUU, en inglés y para una gran Universidad.

El proceso en sí es toda una aventura. Primero, lo ideal es contestar a la oferta de trabajo si ves que no cuadras 100%, como sería mi caso, para preguntarles si estarían potencialmente interesados en un candidato como tú (en ese paso se me quedaron dos opciones en el camino). El siguiente paso es mandarles tu curriculum versión americana (el mío tiene 27 páginas, para que os hagáis una idea de lo detallado que lo quieren), tres cartas de recomendación de mentores o jefes (no valen personas con las que hayas colaborado) y una carta de motivación contando por qué te interesa el puesto y qué puedes aportar para el mismo. Una vez han revisado el papeleo de todos los candidatos, seleccionan a los que más les interesan y les llaman para ir a la Universidad de destino a hacer una entrevista.

25 de diciembre
Dos posibilidades... cada cual más improbable ay, yo qué sé lo que pasará. Si sigo en Seattle pues seguro que aprendo un montón, podré seguir aprendiendo a bailar tango y tendré menos estrés, pues todos son contextos conocidos y no tendría que cambiar de piso ni de nada. Ya me las apañaría para venir a España en invierno a coger un poco de sol y a descansar de tanta nube... Si voy a California podré tener sol por fin, una nueva aventura se abrirá ante mí, tendré en mi curriculum que he estado en Stanford dos años y podré empezar a ser una investigadora independiente. Será todo un reto conocer gente nueva y cambiar por completo pero bueno, todo se andará. Lo que espero es no tener que volverme... sería duro estar en casa sin sueldo, sin trabajo y sin nada. Aunque sé que pronto buscaría la forma de andar metida en algo. Y a lo mejor no es tan mala idea volver y estar cerca de los que me importan. Me da pena perderme los primeros años de los hijos de mis amigas. En fin, que como todo tiene sus cosas positivas y sus cosas negativas creo que sabría sacarle el lado bueno a la opción que se me ofrezca... y a lo mejor puedo hasta elegir, aunque creo que mi priorización (a día de hoy) sería: Stanford, Seattle, Málaga. 

5 de enero
Es 5 de enero, noche de Reyes. Sé que de aquí a un mes estaré histérica, repasando la conferencia que voy a dar a los de Stanford. Sí, me han pedido que vaya a verles para conocerme, visitar las instalaciones y contarles más sobre mis intereses de investigación. Ah, y dar una conferencia de una hora sobre lo que he hecho y mis intereses futuros de investigación... me muero. Esto va a ser como la defensa de tesis número dos. Estoy muy contenta de haber llegado hasta aquí por lo menos. Si no me cogen será duro, pero al menos lo habré intentado. Habré estado a las puertas de Stanford y eso ya es mucho. Mi familia me dice que esto es como una película, a mí me parece lo más normal del mundo pero a la vez algo surrealista. Desde luego, voy acumulando material para la novela.

Queridos Reyes Magos, sólo os pido disfrutar de este proceso, pase lo que pase, y no vivirlo como algo estresante y aterrador, sino como otro reto a afrontar y una oportunidad única de aprendizaje. Supongo que también hay que fallar entrevistas para conseguir cosas buenas.

18 de enero 3.30
No queda ni media hora para aterrizar y esto se mueve un montón debido a las nubes. ¿Será un presagio de los días tan movidos que me esperan? Me ha dado penita irme porque me lo he pasado genial y he disfrutado un montón, de la gente y del solecito. No he parado un segundo, eso sí, y no negaré que una parte de mí desea volver a una rutina más ordenada y equilibrada.

7 de la tarde
En la cama y a mucha honra. Fuera está negro como la boca del lobo y me propongo dormir unas 11h. Se me ha hecho raro llegar al piso... lo sigo sintiendo como mío pero me ha parecido extraño. Creo que tres semanas son mucho tiempo... las rutinas de allí se me hacían familiares y me ha costado decir adiós. Espero dormir bien, ahora extraño los ruidos. Supongo que pronto me acostumbraré... al menos el inglés no se me ha oxidado, como temía. Es lo que digo siempre: irse es difícil, llegar es fácil.

21 de enero
La semana ha terminado por fin y me dispongo a disfrutar de dos días relajados, cuidándome y desconectando. El viernes fue un día interesante: en el hospital de niños me ofrecieron que podía darles a ellos la charla del trabajo para practicar, pero que tendría que ser el viernes que viene (conclusión: tengo cuatro días para prepararla en lugar de dos semanas), lo cual agradezco infinitamente, porque eso me permitirá mejorarla e ir considerablemente más segura. Al mismo tiempo será raro, pues también opto a un trabajo allí, así que de alguna manera es como si les estuviese dando la charla a ellos anticipadamente.

También escribí a los de Stanford para preguntarles por los vuelos y demás, pues ilusamente pensaba que ellos se encargarían de todo (y que lo pagarían) pero parece ser que no. Me pasaron el horario de la entrevista y parece que este será mi día:

  9.00 Entrevista con la persona 1
  9.30 Entrevista con la persona 2
10.00 Entrevista con la persona 3
10.30 Entrevista con la persona 4

11 Coger un UBER a otro centro

11.30 Comer (sí, a las 11 de la mañana) con la otra postdoc del grupo

1 Dar la charla
2 Entrevista con los estudiantes y la asistente de investigación
3 Entrevista con la jefa suprema

Conclusión: volaré el día antes para poder descansar y estar fresca, ya que tiene pinta de ser bastante intenso, ah y llevaré mucha agua y barritas energéticas por si acaso.

Al ver la agenda me llevé una agradable sorpresa: la primera persona a la que veré es una vieja conocida, nos vimos en un congreso en 2012 y acabamos colaborando en el desarrollo y traducción de unos materiales. No hemos tenido mucho contacto últimamente, pero decidí escribirle para decirle que iba y que me alegraba poder volver a verla. Me ha respondido diciendo que está encantada de saber que voy, que si estoy disponible me llevará a cenar la noche antes. Así que genial, creo que empezaré la entrevista mucho menos nerviosa. 

Es curioso cómo algunos círculos se cierran, lo importantes que son los contactos que haces por el camino y cómo la suerte a veces juega sus cartas también. ¿Qué pasará? Quien sabe… Tengo la entrevista el día 6, así que el 12 os contaré cómo fue, cómo es Stanford por dentro y qué aventuras me han sucedido. ¡Deseadme suerte, Soletes!

Continuará…  


Índice del blog (para acceder a todas las entradas)
Página de Facebook (para estar al día de las novedades)
Suscripción al blog (para que os lleguen las entradas por email) 

2 comentarios:

  1. Muchisima suerte! Pero más suerte tendrán en Stanford de poner contar contigo. Ánimo, que seguro que lo haces genial, tanto las entrevistas como la conferencia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, en el proximo post hablare de la experiencia de viajar alli y ver como funciona por dentro. Ya os contare como va :)

      Eliminar