sábado, 2 de septiembre de 2017

57. First dates: edición Seattle (Capítulo 3: las gallinas que entran por las que salen)

“No sé en qué parte de esta historia
Perdí el argumento primario.
No sé qué cojones me agobia.
Voy según dice el calendario.

Vuelve a llegar la primavera
Y me molesta el sol.
Alma que nunca se deshiela
Y se queja del calor.”

Locura transitoria, Extremoduro

Tercer capítulo de las aventuras en los procelosos mundos de las citas online en EEUU. Pinchad aquí si os perdisteis el primero o el segundo.

30 de julio, 3 de la tarde
Se lo he contado a mis padres. Mi madre ha aplaudido (literalmente) y le ha hecho mucha ilusión… lleva con esa idea en la cabeza desde vio “Porque lo digo yo” (os la recomiendo si os queréis reír un rato). Mi padre no me ha hecho una fiesta pero creo que le ha parecido bien, uf. Así cuando lean todo esto no les da un soponcio.

Anoche me dieron las tantas sin poder dormir, muchas emociones juntas, supongo, hoy me he levantado de maravilla. Chico B me ha escrito de nuevo: ¿Qué estás haciendo? Sólo eso. Tras un par de mensajes hemos terminado quedando para el jueves. Chico C me dijo que hoy me mandaría un vídeo de anoche, de momento no se ha manifestado.

11.30 de la noche
Me he tirado dos horas y pico arreglando papeles para el nuevo visado… así que necesitaba dar un paseo. Me ha sentado de maravilla, creo que hoy dormiré genial. B me siguió escribiendo chorradas del tipo “estoy deseando poder volver a ver tu preciosa sonrisa”, se ve que es pasteloso el muchacho. En fin, seguiré en la tarea de dejarme querer. Ahora a dormir, que hay que ganarse el pan.

31 de julio
1136 “me gusta”, 41 conversaciones sin leer. He borrado dos de potenciales psicópatas (tíos con nombre parecido y la misma foto en dos perfiles que te dicen directamente que quieren verte esta noche), me he encontrado con uno con el que hablé un poquillo el primer día que se había ofendido porque no le contestaba (lo siento, chico, no doy para más) y he vuelto a hablar con otro que también conocí ese día y me había vuelto a hablar… No he podido evitarlo, ¡tiene toda la cara de Patrick Watson! Encima se lo he dicho y resulta que lo conoce, tienen amigos en común… entre eso y que en su nombre de la app se menciona a mi animal preferido, creo que volveré a hablarle. Ya sé que dije que no le iba a hablar a nadie más pero este es del primer día así que no cuenta… ¿Será este el chico D? Aparte me da a mí que A de mañana no pasa. No es que hoy haya muchas novedades con los otros: con A voy a ir a otro sitio porque el original está cerrado, B me ha escrito para ver qué tal el día pero no hemos hablado mucho, C no se ha manifestado.

1 de agosto, 9 de la noche
Hace un rato llegué de la segunda cita con A. Creo que será la última. No es que haya ido espantosamente mal: ha estado bien, un chico agradable, una conversación agradable… pero eso es todo. No me sentía intrigada por él, no había magnetismo, ni tonteo, ni romance, ni detalles, ni atracción… no me ha resultado interesante ni me ha apasionado. Creo que podría forzar las cosas, pero me acabaría aburriendo. Me veo integrándolo en mi grupo de amigos pero nada más. Pongámoslo de esta manera: si esto es a lo máximo que puedo aspirar en una relación, prefiero estar sola. No quería emitir un juicio en una sola cita pero tras dos horas y media hoy, creo que lo tengo claro. Lo consultaré con la almohada de todas maneras… y luego a pensar cómo se lo digo al pobre. En fin.

He vuelto y le he escrito a B (otra prueba de lo que me mueve A, jajaja). Me ha vuelto a decir lo de la sonrisa y tras un par de mensajes me ha preguntado que cuándo fue mi última relación… ¿A qué viene esa pregunta?, ¿Qué quiere saber con eso?, ¿Por qué no se puede esperar a preguntar en persona? En fin… le voy a decir que lo hablamos en persona si tiene curiosidad…

2 de agosto, 9.30 de la mañana
A veces nos preocupamos por cosas innecesarias… A me ha escrito. Me ha dicho que le encantó la cita de ayer pero que no ve que vayamos a llegar a más. Que se lo pasó muy bien de todas formas y que me cuide.

Le he dicho que pienso lo mismo… que no sabía cómo decírselo pero que me alegro de que estemos en el mismo punto. Que es muy majo y espero que encuentre a alguien bueno para él y que se cuide.

Uf... me ha ahorrado trabajo. La verdad es que así tengo un buen ejemplo de cómo dar calabazas de manera elegante ¡Me voy a trabajar!

9 de la noche
B no me ha escrito (ni C, por cierto). Ni idea de dónde quiere ir mañana… en fin, no voy a escribirle yo. A C, el español, sí que todavía me debe un vídeo… si reacciona bien, si sigue en plan soso paso. Cuarenta hombres me esperan en el chat de la app. Qué rollo… hoy parece que ninguno quiere nada conmigo. En fin… supongo que esto irá por días. Qué difícil es adivinar si están liados por el trabajo, pasando de mi cara o rebozándose por ahí con otra guapa. Me voy a correr un poco en la elíptica, necesito quemar esta mala leche que me ha entrado.

12 de la noche
Ya estoy mejor, mucho mejor. Este calor plastoso, esta especie de niebla sucia que envuelve hoy Seattle (proveniente del humo de los incendios que hay en el sur de Canadá) y que la vuelve opaca y turbia, robándole el brillo a Ciudad Esmeralda, el cansancio acumulado… no me han sentado nada bien. Creo que necesito vacaciones. Por suerte un rato de viento en la terraza, otro de gimnasio y una ducha templada han hecho maravillas. Me voy a la cama tarde pero con ideas renovadas: si esto no funciona al menos lo habré probado, habré conocido gente, habré perdido el miedo a hacer algo así, conocido mejor la ciudad… y pasado más distraída estos días previos a volver a casa. Si no se confirma lo de mañana, aprovecharé el rato para meterme otro poco en la app.

3 de agosto
La ciudad tiene hoy una pinta casi post-apocalíptica… el humo se ha vuelto más denso y pica en la garganta al ir por la calle. Ojalá pudiera contaros que la gente se ha transformado en zombi y se ha liado a bocados pero no, mi historia es mucho menos interesante… No he dormido bien, el ventilador ha ayudado un poco pero no ha sido suficiente. Me he levantado cansada y embotada. Tras una mañana de locos lo que esperaba se ha hecho evidente: B no se ha manifestado. Resulta que “B de buen chico” no es más que “B de buen mentiroso” con sus “no puedo dejar de pensar en tu preciosa sonrisa” y otras pasteladas. Anda ya, hombre… Así que aquí estoy, consolándome al pensar que al menos no he perdido tiempo, dinero y pasado calor con él. Parece que al final, todo lo que me olió mal el fin de semana tenía su razón de ser.

C no me ha contestado tampoco… qué bien, 0 de 3. A ver, no es que ninguno fuese extraordinario y seguro que para la semana que viene ya se me han olvidado… pero vaya forma de empezar. Los seres humanos tendemos a utilizar la “ley de los pequeños números”, si con 3 me ha ido mal, pienso que con el 100% me ha ido mal, que la web esta es una porquería, que no me habría tenido que creer nada, que con lo tranquila que estaba, ¿qué necesidad tengo yo de esta montaña rusa emocional dos semanas antes de irme a casa?… pero: 1) han sido 3 de ¿10.000? y 2) si no me dejo llevar y me ilusiono un poco, si no me abro y muestro cómo soy: ¿qué pretendo conseguir? Estoy frustrada sí, pero eso no me impedirá seguir con el plan de agosto.

Una amiga mía dice que mi vida en ese ámbito es como esas series en las cuales te enfadas con los guionistas porque quieres que pase algo ya, que parece que al protagonista por fin le va a ir bien y luego ¡puf! todo se desvanece por los motivos más inverosímiles. Espero que la racha acabe pronto, estoy exhausta. Es duro no poder ir a darme un paseo, a la terraza o a la piscina (la han cerrado) para despejarme…

9.30 de la noche
He estado una hora practicando tango yo sola, hasta que me han dolido mucho los pies por culpa de los tacones… eso me ha hecho recordar que todo lo bueno, por mucho que me encante o lo disfrute, como el tango, tiene su parte mala, su parte de sacrificio necesario. Me dispongo a meterme otra vez en la web… esto es como cuando tienes una mala experiencia en un avión, un coche o practicando un deporte: lo mejor es volver cuanto antes para ver que no pasa nada y perderle el miedo. Así que, andando.

11 de la noche
He estado casi todo el rato hablando con D (el clon de Patrick Watson), hemos intercambiado “instagrames”, me ha super-encantado su historia de bohemio creativo (es chef, escribe para televisión, pero ahora trabaja también en el sector de la salud, etc.). Y entonces he decidido cotillear su perfil: cree que la homosexualidad es un pecado, que el creacionismo debería enseñarse en las escuelas y que el hombre debería ser el cabeza de familia. Aish. No creo que pueda con eso… Pero bueno, si me dice de quedar creo que le diré que sí. Me ha reconfortado bastante que me comentase que en este sitio la gente desaparece sin más… que quedan contigo y no se presentan en la cita, que no escriben nunca más, etc., así que al menos sé que no soy yo la única a la que le ha ocurrido. Ahh, resulta que ha crecido en Sicilia… ahora me cuadra más lo de ser chapado a la antigua, en fin, no me importaría quedar y ver qué suelta por esa boquita.

Al mismo tiempo he decidido aventurarme en otro campo: le he escrito a E, de experimentado, un hombre de 44 años, soplador de vidrio profesional con un perfil muy interesante y bastante atractivo. No suelen atraerme hombres tan mayores (a ver, está más cerca de la edad de mi padre que de la mía…), pero ¿por qué no? Hemos venido a jugar… y si estoy harta de que los hombres se comporten como niñatos, quizás sea hora de darle una oportunidad a un hombre más maduro. ¿No era Einstein quien decía que si quieres un resultado diferente no debes hacer siempre lo mismo? Pues a eso vamos, por probar no se pierde nada. De momento no me ha dicho nada (vamos, que me escribió hace una semana… tampoco me voy a quejar ahora).

5 de agosto
7.30 de la tarde
La plasta sigue aquí… el aire no se mueve. Mi piso es un invernadero, me duele la cabeza del ventilador o del ruido de los coches de fondo al dormir con la ventana abierta. E me escribió ayer, muy cortés, muy correcto. Le contesté en el mismo tono, no me ha respondido. He hablado un poco con C, cosas insulsas y sin chicha. Qué decepción, qué aburrimiento. Me voy a dar una vuelta a la verita de la mar, a ver si se me refrescan las ideas. Si vuelvo con ánimos le escribiré a alguno nuevo.

Para que veáis que no exagero con lo del humo... los puntos rojos (la peor calidad de aire) están sobre Seattle

2 de la mañana
Madre mía, ¿cómo puede cambiar tanto la perspectiva en un rato? El paseo me ha sentado divinamente, qué fresquito hace fuera (y qué calor sigue haciendo en mi piso… este año hemos roto un record de temperatura que se estableció en 1952). Mientras paseaba me ha escrito E, otro pergamino de mensaje… le he contestado con un tocho similar. Al volver a casa he visto que D me había escrito, hemos empezado a hablar más hasta que me ha dicho: “oye, me gustaría pedirte salir y que tuviésemos una cita (¡¿aún quedan hombres que hablan así a día de hoy?!), pero no sé si iba a funcionar porque vivimos lejos, a mí no me gusta ir a la ciudad y tú no tienes coche… aunque fuese genial, no sé si podríamos hacer que funcionara”. Lo he pensado y tiene razón, para qué nos vamos a engañar. Así que nada, otro que se cae de la lista, una pena porque con este sí que había conexión. Hemos quedado en que si alguno de los dos tiene que ir al barrio del otro nos avisamos y nos tomamos algo por lo menos. Lo dudo.

1428 “me gusta”, 47 mensajes sin leer. He visto que me había escrito otro chico que parecía majo… he pensado que había que reponer el harén de maromos y le he contestado, no tengo demasiada esperanza porque ha escrito mal “psicología”, jajaja. Le llamaremos F, de faltas de ortografía.

Y entonces lo he visto… por curiosidad me he posado en uno de los perfiles de la lista de “personas que podrían gustarte” que aparece en la web y he visto que teníamos un 95% de compatibilidad (como no he contestado a todas las preguntas, lo máximo posible es un 98% y hasta ahora era muy raro que alguno pasara del 83%). He cotilleado sus fotos y he visto que tiene un gorro de Totoro (puntazo para él) y que le gusta viajar (otro), tiene 36 años y es programador. He empezado a leer cosas y por fin me he encontrado con un perfil de alguien que me despierta curiosidad, que me resulta fascinante y que tiene un sentido del humor que me encanta (me estaba riendo sola mientras leía el perfil). Ya sé que existir, existen, así que aunque no fuese bien con este, mi esperanza se ha renovado.

En el propósito de “cambiar de estrategia a ver qué tal” he decidido escribirle yo. He caído en la cuenta de que con la inundación de mensajes que he tenido no le había escrito a nadie. He seguido leyendo para asegurarme y me ha ido encantando aún más, espero que sea una persona de verdad… G, de genial, describe así a la persona que busca: “personas que son una mezcla de nerd amante de la ciencia, un poco friki, artista/músico, que le guste el senderismo/ciclismo y sea viajera, con una disposición curiosa, tranquila y optimista. Vamos a salir de aventura, quedarnos en casa y relajarnos, compartir secretos, apoyar los objetivos del otro, acurrucarnos en los días de lluvia, impulsar mutuamente nuestro estado de ánimo, aprender juntos ...”. Se me ha caído la baba por no decir otra cosa… así que me he armado de valor y le he escrito lo siguiente:

“Hola,

Me uní a este sitio la semana pasada y tengo que decir que realmente me has intrigado... Eres el primero con el que inicio yo una conversación... El 95% de compatibilidad y tu gorro de Totoro ya me hicieron decidir que iba a escribirte, entonces me encontré con esto: (aquí copié el texto que he puesto más arriba).

Me siento muy identificada con el texto y me encanta cómo está escrito. Bueno, para ser 100% honesta: artista=sí / músico=no (a menos que cantar en la ducha cuente), senderismo=sí / ciclismo=no.

Me ha gustado mucho tu perfil (por cierto: ¿para qué proyecto programas?). Si te gusta el mío (lo siento, no es tan completo como el tuyo) y quieres hablar, ¡avísame!

Tuya,

Otra científica zurda, a la que también le dan miedo las agujas”

Lo último hace referencia a detalles que daba en su perfil sobre sí mismo, jajaja. Me voy a la cama con la ilusión de despertarme por la mañana con un mensaje suyo… ¿pasará?, ¿no pasará?, ¿tendrá la realidad de su persona algún parecido con este cuidado perfil?

Y aquí lo dejo. ¿Os creíais que la reina de dejar las cosas en suspenso era Shonda Rhimes? Ja, bienvenidos a mi vida, Soletes. En dos semanas vuelvo con el Capítulo 4: “hacen falta dos para bailar un tango”.

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