lunes, 23 de mayo de 2016

26. Ciento nueve


“(…) El caso es que todo japa mala tiene un abalorio de más, un abalorio especial —el número 109— que queda fuera del círculo equilibrado que forman los otros 108, colgando como un amuleto. Al principio yo creía que el abalorio 109 era de repuesto, como el botón extra de una blusa o el segundón de una familia real.

Pero parece ser que tiene un propósito más elevado. Cuando estás rezando y lo alcanzas con los dedos, debes interrumpir la concentración de la meditación para dar las gracias a tus maestros. Así que aquí, en mi  abalorio  109,  me  detengo  incluso  antes  de  haber  empezado.  Quiero  dar  las  gracias  a  todos  mis maestros, que han aparecido en mi vida, a lo largo de este año, de la manera más variopinta.”
Elizabeth Gilbert
Hola Soletes,

Vuelvo a llegar tarde una vez más (aquí podéis leer el post de la semana pasada por si os lo perdisteis, lo publiqué el miércoles). Cuando empecé con el blog, pensaba que mis días en Seattle iban a parecerse bastante a los de mi estancia en Canadá. Los tres meses que pasé allí fueron bastante monótonos. Debido a que empezaron en enero y terminaron en abril, época en la cual está todo nevado, no había mucho que hacer: las temperaturas muy por debajo de cero hacían poco agradable salir a pasear una vez se había ido el sol, muchos parques estaban cerrados para evitar accidentes y las empresas de turismo y viajes no abrían hasta mayo por similares razones. Para rematar, era una ciudad pequeña con poca inmigración, y no había tanto movimiento en las redes sociales como ahora, así que durante ese tiempo no hice más que un par de amigos. Como resultado, exceptuando algún día del fin de semana en el que me armaba de valor y salía a recorrer la ciudad, el resto de mi rutina consistía en trabajar, hacer las tareas de la casa (comprar, la colada, limpiar…), hablar un poco con mis amigos y familiares antes de que se fueran a la cama, y escribir. En aquellos tres meses fui productiva a nivel literario como pocas veces antes: aproveché para hacer un poco de introspección y conocerme mejor a mí misma, recordé multitud de historias de mi infancia y adolescencia y las puse por escrito. En cierto modo, fue una especie de “retiro espiritual helado”.

Antes de venir pensaba que sin círculo social, con tanta lluvia, y con nueve horas de diferencia horaria, esto sería más de lo mismo. No podía estar más equivocada. Seattle es una ciudad que desprende vida por todos sus poros, es rara la semana en la que no tengas unos cuantos eventos de todo tipo entre los que elegir: exposiciones temporales en museos, alguna ruta de comida, conciertos, carreras populares, encuentros deportivos, mercadillos… En invierno suelen ser más “de puertas adentro” y ahora en primavera empiezan a brotar por las calles como las flores. Aquí me siento más como si estuviera de Erasmus que de estancia. La diferencia es que una es una chica responsable que tiene un trabajo que le pagan por hacer, un futuro que labrarse y una casa que mantener decente (o casi).

Este ha sido uno de los aprendizajes que he hecho al venir: no se puede planear todo. A veces tomamos decisiones teniendo en mente una imagen muy clara de cómo será el futuro… sólo para descubrir que no teníamos ni idea. Por supuesto que está bien plantearse cuáles van a ser las consecuencias de nuestros actos, por supuesto que organizarse bien nos permite ser más productivos y que no nos devore el caos, pero creo que hay que aprender a ser flexibles y dejar que la vida se nos desordene de vez en cuando. A lo mejor no somos tan eficientes como queríamos, a lo mejor tenemos que tirar adelante permitiéndonos ser “sólo aceptables” en algunas de las cosas que hacemos… pero que todos los males sean esos si el premio son las sorpresas inesperadas que tenía la vida para nosotros, sorpresas de las que seguro podremos aprender. Después de todo, si ya supiésemos lo que va a pasar, la vida sería muy aburrida, ¿no? Pues eso es todo, que viva la primavera y sus jaleos, espero volver la semana que viene con algo más consistente.

------------------------------
Toda esta explicación es, en parte, para expresar que estoy un poco más ocupada “viviendo” de lo que había supuesto en un principio, por eso a veces no me dan las semanas para escribir… Aun así no quiero dejarlo, me parece una experiencia muy chula y sé que a algunos de vosotros os gusta lo que escribo, por lo que voy a seguir con el blog al menos hasta que termine el año y luego ya veremos. Lo que sí os quería decir es que es posible que algunas semanas no publique nada (oohh) intentaré avisaros antes, sobre todo cuando tenga congresos o viajes. Me parece la mejor solución a la que puedo llegar, dadas las circunstancias (mi pobre cerebro no da para más). Prefiero escribir menos y que sea de mejor calidad.

Índice del blog (para acceder a todas las entradas)
Página de Facebook (para estar al día de las novedades)
Suscripción al blog (para que os lleguen las entradas por email) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario