sábado, 11 de febrero de 2017

43. Cereza

un paso a la vez no importa a donde me llevara 
las nubes van y vienen me basta poco para ser feliz
la vida es muy corta para seguir llorando
por eso yo prefiero comerme una cereza
porque mañana
mañana pasara lo que tenga que pasar…

Cereza, Sara Valenzuela

5 de febrero
1 de la tarde.
Estoy volando al encuentro con mi destino. Queda una hora para llegar al aeropuerto internacional de San Francisco y voy a ponerme a repasar la presentación. La semana pasada la expuse en el hospital de niños y me hicieron un montón de sugerencias útiles para mejorarla, así que ahora voy más segura. La verdad es que la situación fue un poco rara, pues como recordaréis de hace dos post, también me he postulado para un trabajo allí. En esa línea, y para no perder la costumbre de "las cosas que me pasan" estaba llegando a mi puerta de embarque en Seattle y dé repente veo una cara familiar trabajando en su Mac en una mesa. Era la jefa del hospital de niños. Mi impulso fue ir a saludarla y decirle que me alegraba de verla, me salió así, y creo que hice lo correcto. Me deseó suerte y pensé otra vez en lo raro que es todo. Por una parte, estoy más tranquila: si lo de Stanford no llega a buen puerto, la opción B no es nada despreciable.

3 de la tarde
Y de nuevo, lo que más se echa de menos son los abrazos. Ese momento en el que apoyas tu cabeza en el pecho de otra persona y los latidos de su corazón te dicen que todo va a ir bien, sin que haga falta hablar. Lo que daría ahora mismo por uno de esos... Pero toca ser fuerte otra vez, crecerse en la distancia y comerse con patatas las inseguridades y las dudas. Toca respirar hondo y apoyarse en todo el amor que llega en forma de emails, notas de voz y mensajes que WhatsApp. Sé que los míos están conmigo y eso es lo importante. Sé que voy a hacerlo lo mejor que sepa y eso es lo que cuenta, no importa el resultado.

A nivel de consecuencias claro que importa, siento que este es uno de esos puntos de inflexión que pueden determinar mi futuro... pero ¿quién sabe? tampoco tengo claro qué camino es mejor que otro. Así que como dice la canción: un paso a la vez, no importa a dónde me llevará... mañana pasará lo que tenga que pasar.

Ahora voy al hotel en Uber. El vuelo ha llegado más tarde de la cuenta y cogiendo dos trenes y un bus tenía casi dos horas más de camino, y llueve. Prefiero pagar un poco más y tener un rato para descansar antes de la cena con Sandy (la chica de la que os hablé en el post anterior).

Bienvenidos a la soleada California

5 de la tarde
El tiempo está feo. A pesar de las nubes, el aire huele a sur... un escalofrío me recorre el cuerpo debido a la extraña familiaridad y me descubro pensando "podría vivir aquí".  La habitación que me han dado acaba en 8, mi número preferido. Cuando llego a la puerta me pregunto cómo un sitio como este puede ser tan caro...


Parece de esas pelis de asesinos en serie sádicos.

Entonces, abro la puerta y la respuesta viene sola: vaya palacio



Hasta han dejado un cacao e hilo dental... algodones, lima, picoteo...

En un par de horas voy a cenar, ahora haré un ensayo y a la vuelta creo que me daré un baño de espuma ¡Podría acostumbrarme a vivir así! La verdad es que estoy tranquila, todo este entorno me resulta acogedor y cómodo.

10 de la noche
Me propongo sumirme en un plácido sueño. Ya está todo preparado, solo me quedan unas cosas de última hora para mañana. Acabo de volver de la cena, ha ido genial. Mañana me recoge Sandy, que es la primera con la que me reúno, así que nada de estrés respecto a llegar tarde o encontrar el sitio. Ya ha merecido la pena esta experiencia, sólo con que la gente de aquí me dedique este tiempo y podamos colaborar en el futuro, me compensa.

6 de febrero (el gran día)
7.30
¿Puede haber mejor forma de levantarse? Me desperezo en una cama que es blanda como una nube y tiene cinco almohadas... hmmm, he dormido casi nueve horas. Va a tener razón mi abuela: nací para princesa. De hecho, ayer me iba a haber dado un baño para relajarme pero leí que hay sequía en California y cambié de idea... ya me lo daré en Seattle, que otra cosa no, pero agua tenemos.

En fin, miro el móvil y veo una increíble cantidad de mensajes: SMS, WhatsApp, Facebook, Instagram... personas de allí, personas de aquí. Todos se acuerdan de mí, me mandan su energía positiva y sus buenos deseos. No puedo quitarme la sonrisa de la cara, ¿cómo no voy a dar lo mejor de mí después de esto? Se lo debo. Mientras me hago un moño, miro en el espejo el mensaje de mi camiseta morada de la Universidad de Washington, que reza: "be boundless (sé ilimitado)" y mi imagen me devuelve una sonrisa. Eso pienso hacer, a la ducha, a disfrazarse de persona formal, a desayunar y a por el día.

21.12
Vaya día... la entrevista ha ido genial. No sé si les habré gustado o no, pero al menos creo que lo he hecho bien. No me he puesto demasiado nerviosa y creo que he sabido contestar a lo que me preguntaban. Eso sí, ha habido un par de incidentes de los míos, mis preferidos son, por orden cronológico:

(1) Cuando he dicho "puke the patients" en vez de "poke the patients" (algo así como “vomitarles a los pacientes” en vez de pincharles), espero que no se diesen cuenta…
(2) Cuando he descubierto que el pantalón que me acababa de comprar para ir elegante tenía varios agujeros. Me he pasado el día tapándolos de forma estratégica.
(3) Cuando el Uber me dejó en el sitio equivocado y no encontraba el correcto.
(4) Cuando al final del día no conseguía encontrar un baño público, la biblioteca requería un carnet para entrar y acabé colándome en un edificio para hacer pis.
(5) Cuando el conductor que debía llevarme al aeropuerto me canceló el viaje y casi pago 15 dólares más por ser hora punta y no querer esperar en la lluvia.
(6) Cuando casi me quedo por el camino por culpa de la nieve.

 Voy por partes.

El desayuno fue muy a lo "California" un batido de fruta fresca cargado de antioxidantes, un té Chai orgánico y un bagel de pan de espelta con "bacon" de pavo. Sandy me recogió un poco tarde y fuimos para la clínica del dolor infantil de Stanford. Tras acabar de charlar con ella, me entrevistó una médico. La verdad es que fue un poco seca, no me miraba a la cara y nos sobró tiempo... por último me vi con una psicóloga que es un amor, muy dinámica y entusiasta. La vedad es que, aunque no me cojan, creo que he hecho muy buenos contactos.

Tras eso llamaron a un Uber para mí y me dirigí al laboratorio de dolor pediátrico de Stanford. El conductor me dejó donde no era y tuve que andar un rato bajo la lluvia hasta que di con el sitio. Ahí me cité con otra postdoc, a la que llamaremos Gina, y me invitó a comer. La chica es súper maja, muy entusiasta también y muy amable. Le pregunté si en la zona había clases de tango y qué tal eran las zonas de naturaleza por los alrededores: me encantó la respuesta a las dos preguntas.

Creo que alguna vez os he comentado que Seattle es la cuarta ciudad más cara de EEUU, pues bien: San Francisco es la segunda y está muy por encima de LA, que es la tercera. He hecho mis averiguaciones y parece que se puede vivir con el sueldo que tendría si me cojen y que se puede llegar a los sitios en transporte público.

Estaba acabando de comerme la ensalada (también muy Californiana: espinacas con edamame, quinoa, tofu, semillas de lino trituradas y unas cuantas cosas más) cuando de pronto dice Gina "mira quién está ahí". Me giro y veo a la jefa. Yo sin la chaqueta, con la boca llena y rezando por no tener espinacas entre los dientes cuando le sonreí dándole la mano. En fin.

Volvimos al laboratorio y expuse mi presentación. Sólo asistieron tres personas: la jefa, Gina y la asistente de investigación. Eso sí, se unió a nosotros otro chico más por videoconferencia. Creo que fue bien, no me trabé demasiado y creo que contesté a las preguntas de una forma bastante decente.

Tras eso, me reuní con la asistente de investigación y el chico de la conferencia y finalmente con la jefa. Me hizo preguntas del tipo: dónde te ves en 5 años y en 10. Le expliqué que claramente me veía en Málaga, y todo el plan que había trazado para conseguirlo. Le pareció bien. Al finalizar me despedí de todas con un abrazo, me pareció curioso, lo tomé cono una buena señal: incluso si no me seleccionaban, al menos les había gustado.

Al finalizar las entrevistas, cogí un bus gratuito que me dejó en el campus de Stanford para ver la arquitectura y demás. Llovía bastante, pero me dio igual. Los edificios, pintados de color marrón claro, me recordaron a la escenografía de La máscara del Zorro, no sé por qué. Al doblar una esquina, me encontré con unas galerías coronadas con arcos, que recordaban un poco a un monasterio. No pude evitar preguntarme cuántos grandes científicos habrían tenido la idea que les dio el Nobel paseando por aquellos lares. En resumen, me ha parecido un lugar mágico al que me encantaría volver.



El día había sido largo, ya sólo quedaba volver a casa. Ya sabéis que por cómo soy yo, demasiado bien estaba yendo la cosa: resulta que en Seattle se tiró nevando todo el día con lo que eso conlleva: cortes de luz, carreteras y escuelas cerradas y caos general.

Ashley se había ofrecido a ir a recogerme pero me dijo que no sabía seguro si iba a poder porque habían cerrado su calle durante el día. Le dije que no se arriesgara, que se quedase en casa que yo podía coger un Uber o el tren, en caso de que no hubiera conductores dispuestos a salir con ese tiempo o que la autopista estuviera cerrada. Me dijo que vendría si podía.

Ya en el aeropuerto de San Francisco vi que habían cancelado el vuelo anterior al mío y me temí que de verdad la cosa estuviese tan mal como para que los aviones no pudieran aterrizar. Por suerte salimos sin incidentes, aunque llegué con bastante retraso. Menos mal que Ashley pudo recogerme… es más linda, la pobre despierta hasta tan tarde. Aun así, no pude meterme en mi apreciada cama hasta pasada la una, pero lo hice con la satisfacción del deber cumplido y la promesa de que la incertidumbre no duraría mucho tiempo.

En teoría debería saber algo la semana que viene, os mantendré informados. Gracias por seguir ahí.

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2 comentarios:

  1. Bueno, tú ya has hecho tu trabajo más que bien, así que ahora les toca a ellos....espero que te salga lo que más te convenga. Cualquiera de las opciones la disfrutarás y sacarás beneficio de ella. Aquí,esperamos impacientes el desenlace.

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    1. ¡Muchas Gracias! Yo también lo espero impaciente, créeme... Pronto escribiré contando lo que sea que pase y lo que decida hacer en consecuencia :)

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