un paso a la vez no importa a donde me llevara
las nubes van y vienen me basta poco para ser feliz
la vida es muy corta para seguir llorando
por eso yo prefiero comerme una cereza
porque mañana
mañana pasara lo que tenga que pasar…
Cereza, Sara Valenzuela
5 de febrero
1 de la tarde.
Estoy volando al encuentro con mi destino. Queda una hora
para llegar al aeropuerto internacional de San Francisco y voy a ponerme a
repasar la presentación. La semana pasada la expuse en el hospital de niños y
me hicieron un montón de sugerencias útiles para mejorarla, así que ahora voy
más segura. La verdad es que la situación fue un poco rara, pues como recordaréis de hace dos post, también me he postulado para un trabajo
allí. En esa línea, y para no perder la costumbre de "las cosas que me
pasan" estaba llegando a mi puerta de embarque en Seattle y dé repente veo
una cara familiar trabajando en su Mac en una mesa. Era la jefa del hospital de
niños. Mi impulso fue ir a saludarla y decirle que me alegraba de verla, me
salió así, y creo que hice lo correcto. Me deseó suerte y pensé otra vez en lo
raro que es todo. Por una parte, estoy más tranquila: si lo de Stanford no llega
a buen puerto, la opción B no es nada despreciable.
3 de la tarde
Y de nuevo, lo que más se echa de menos son los abrazos.
Ese momento en el que apoyas tu cabeza en el pecho de otra persona y los
latidos de su corazón te dicen que todo va a ir bien, sin que haga falta
hablar. Lo que daría ahora mismo por uno de esos... Pero toca ser fuerte otra
vez, crecerse en la distancia y comerse con patatas las inseguridades y las
dudas. Toca respirar hondo y apoyarse en todo el amor que llega en forma de
emails, notas de voz y mensajes que WhatsApp. Sé que los míos están conmigo y
eso es lo importante. Sé que voy a hacerlo lo mejor que sepa y eso es lo que
cuenta, no importa el resultado.
A nivel de consecuencias claro que importa, siento que
este es uno de esos puntos de inflexión que pueden determinar mi futuro... pero
¿quién sabe? tampoco tengo claro qué camino es mejor que otro. Así que como
dice la canción: un paso a la vez, no importa a dónde me llevará... mañana pasará lo
que tenga que pasar.
Ahora voy al hotel en Uber. El vuelo ha llegado más tarde
de la cuenta y cogiendo dos trenes y un bus tenía casi dos horas más de camino,
y llueve. Prefiero pagar un poco más y tener un rato para descansar antes de la
cena con Sandy (la chica de la que os hablé en el post anterior).
Bienvenidos a la soleada California |
5 de la tarde
El tiempo está feo. A pesar de las nubes, el aire huele a
sur... un escalofrío me recorre el cuerpo debido a la extraña familiaridad y me
descubro pensando "podría vivir aquí". La habitación que me han dado acaba en 8, mi
número preferido. Cuando llego a la puerta me pregunto cómo un sitio como este
puede ser tan caro...
Parece de esas pelis de asesinos en serie sádicos.
Entonces, abro la puerta y la respuesta viene sola: vaya
palacio
Hasta han dejado un cacao e hilo dental...
algodones, lima, picoteo...
En un par de horas voy a cenar, ahora haré un ensayo y a
la vuelta creo que me daré un baño de espuma ¡Podría acostumbrarme a vivir así!
La verdad es que estoy tranquila, todo este entorno me resulta acogedor y
cómodo.
10 de la noche
Me propongo sumirme en un plácido sueño. Ya está todo
preparado, solo me quedan unas cosas de última hora para mañana. Acabo de
volver de la cena, ha ido genial. Mañana me recoge Sandy, que es la primera con
la que me reúno, así que nada de estrés respecto a llegar tarde o encontrar el
sitio. Ya ha merecido la pena esta experiencia, sólo con que la gente de aquí
me dedique este tiempo y podamos colaborar en el futuro, me compensa.
6 de febrero (el gran día)
7.30
¿Puede haber mejor forma de levantarse? Me desperezo en
una cama que es blanda como una nube y tiene cinco almohadas... hmmm, he
dormido casi nueve horas. Va a tener razón mi abuela: nací para princesa. De
hecho, ayer me iba a haber dado un baño para relajarme pero leí que hay sequía
en California y cambié de idea... ya me lo daré en Seattle, que otra cosa no,
pero agua tenemos.
En fin, miro el móvil y veo una increíble cantidad de
mensajes: SMS, WhatsApp, Facebook, Instagram... personas de allí, personas de
aquí. Todos se acuerdan de mí, me mandan su energía positiva y sus buenos
deseos. No puedo quitarme la sonrisa de la cara, ¿cómo no voy a dar lo mejor de
mí después de esto? Se lo debo. Mientras me hago un moño, miro en el espejo el
mensaje de mi camiseta morada de la Universidad de Washington, que reza:
"be boundless (sé ilimitado)" y mi imagen me devuelve una sonrisa.
Eso pienso hacer, a la ducha, a disfrazarse de persona formal, a desayunar y a
por el día.
21.12
Vaya día... la entrevista ha ido genial. No sé si les
habré gustado o no, pero al menos creo que lo he hecho bien. No me he puesto
demasiado nerviosa y creo que he sabido contestar a lo que me preguntaban. Eso
sí, ha habido un par de incidentes de los míos, mis preferidos son, por orden
cronológico:
(1) Cuando he dicho "puke the patients" en vez
de "poke the patients" (algo así como “vomitarles a los pacientes” en
vez de pincharles), espero que no se diesen cuenta…
(2) Cuando he descubierto que el pantalón que me acababa
de comprar para ir elegante tenía varios agujeros. Me he pasado el día
tapándolos de forma estratégica.
(3) Cuando el Uber me dejó en el sitio equivocado y no
encontraba el correcto.
(4) Cuando al final del día no conseguía encontrar un
baño público, la biblioteca requería un carnet para entrar y acabé colándome en
un edificio para hacer pis.
(5) Cuando el conductor que debía llevarme al aeropuerto
me canceló el viaje y casi pago 15 dólares más por ser hora punta y no querer
esperar en la lluvia.
(6) Cuando casi me quedo por el camino por culpa de la
nieve.
Voy por partes.
El desayuno fue muy a lo "California" un batido
de fruta fresca cargado de antioxidantes, un té Chai orgánico y un bagel de pan de espelta con
"bacon" de pavo. Sandy me recogió un poco tarde y fuimos para la
clínica del dolor infantil de Stanford. Tras acabar de charlar con ella, me
entrevistó una médico. La verdad es que fue un poco seca, no me miraba a la
cara y nos sobró tiempo... por último me vi con una psicóloga que es un amor,
muy dinámica y entusiasta. La vedad es que, aunque no me cojan, creo que he
hecho muy buenos contactos.
Tras eso llamaron a un Uber para mí y me dirigí al
laboratorio de dolor pediátrico de Stanford. El conductor me dejó donde no era
y tuve que andar un rato bajo la lluvia hasta que di con el sitio. Ahí me cité
con otra postdoc, a la que llamaremos Gina, y me invitó a comer. La chica es
súper maja, muy entusiasta también y muy amable. Le pregunté si en la zona
había clases de tango y qué tal eran las zonas de naturaleza por los
alrededores: me encantó la respuesta a las dos preguntas.
Creo que alguna vez os he comentado que Seattle es la
cuarta ciudad más cara de EEUU, pues bien: San Francisco es la segunda y está
muy por encima de LA, que es la tercera. He hecho mis averiguaciones y parece
que se puede vivir con el sueldo que tendría si me cojen y que se puede llegar
a los sitios en transporte público.
Estaba acabando de comerme la ensalada (también muy
Californiana: espinacas con edamame, quinoa, tofu, semillas de lino trituradas
y unas cuantas cosas más) cuando de pronto dice Gina "mira quién está
ahí". Me giro y veo a la jefa. Yo sin la chaqueta, con la boca llena y
rezando por no tener espinacas entre los dientes cuando le sonreí dándole la
mano. En fin.
Volvimos al laboratorio y expuse mi presentación. Sólo
asistieron tres personas: la jefa, Gina y la asistente de investigación. Eso
sí, se unió a nosotros otro chico más por videoconferencia. Creo que fue bien,
no me trabé demasiado y creo que contesté a las preguntas de una forma bastante
decente.
Tras eso, me reuní con la asistente de investigación y el
chico de la conferencia y finalmente con la jefa. Me hizo preguntas del tipo:
dónde te ves en 5 años y en 10. Le expliqué que claramente me veía en Málaga, y
todo el plan que había trazado para conseguirlo. Le pareció bien. Al finalizar
me despedí de todas con un abrazo, me pareció curioso, lo tomé cono una buena
señal: incluso si no me seleccionaban, al menos les había gustado.
Al finalizar las entrevistas, cogí un bus gratuito que me
dejó en el campus de Stanford para ver la arquitectura y demás. Llovía
bastante, pero me dio igual. Los edificios, pintados de color marrón claro, me
recordaron a la escenografía de La máscara del Zorro, no sé por qué. Al doblar
una esquina, me encontré con unas galerías coronadas con arcos, que recordaban
un poco a un monasterio. No pude evitar preguntarme cuántos grandes científicos
habrían tenido la idea que les dio el Nobel paseando por aquellos lares. En
resumen, me ha parecido un lugar mágico al que me encantaría volver.
El día había sido largo, ya sólo quedaba volver a casa. Ya
sabéis que por cómo soy yo, demasiado bien estaba yendo la cosa: resulta que en
Seattle se tiró nevando todo el día con lo que eso conlleva: cortes de luz,
carreteras y escuelas cerradas y caos general.
Ashley se había ofrecido a ir a recogerme pero me dijo
que no sabía seguro si iba a poder porque habían cerrado su calle durante el
día. Le dije que no se arriesgara, que se quedase en casa que yo podía coger un
Uber o el tren, en caso de que no hubiera conductores dispuestos a salir con
ese tiempo o que la autopista estuviera cerrada. Me dijo que vendría si podía.
Ya en el aeropuerto de San Francisco vi que habían
cancelado el vuelo anterior al mío y me temí que de verdad la cosa estuviese
tan mal como para que los aviones no pudieran aterrizar. Por suerte salimos sin
incidentes, aunque llegué con bastante retraso. Menos mal que Ashley pudo
recogerme… es más linda, la pobre despierta hasta tan tarde. Aun así, no pude
meterme en mi apreciada cama hasta pasada la una, pero lo hice con la
satisfacción del deber cumplido y la promesa de que la incertidumbre no duraría
mucho tiempo.
En teoría debería saber algo la semana que viene, os
mantendré informados. Gracias por seguir ahí.
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Bueno, tú ya has hecho tu trabajo más que bien, así que ahora les toca a ellos....espero que te salga lo que más te convenga. Cualquiera de las opciones la disfrutarás y sacarás beneficio de ella. Aquí,esperamos impacientes el desenlace.
ResponderEliminar¡Muchas Gracias! Yo también lo espero impaciente, créeme... Pronto escribiré contando lo que sea que pase y lo que decida hacer en consecuencia :)
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