Una broma
del destino
Una melodía
acelerada
En una
canción que nunca acaba
Ya he tenido
suficiente
Necesito
alguien que comprenda
Que estoy
sola en medio de un montón de gente
¿Que puedo
hacer?
Quiero vivir
Quiero
gritar
Quiero sentir
El universo
sobre mi
Quiero
correr en libertad
Quiero
llorar de felicidad
El universo
sobre mí, Amaral
17 de febrero
2.30pm
Anoche me dieron las tantas. Mucho que procesar, supongo.
Ahora vamos rumbo al Parque Estatal de Seaquest, cerca del monumento volcánico Mount St.
Helen, y hay un atasco de dos pares... Son 200 km pero tardaremos unas tres
horas y media.
Laura, su novio y yo vamos en su camper Volkswagen en dirección
sur. Ellos suelen ir una vez al mes a diferentes parques naturales del estado,
allí se reúnen con más amigos. Me han dicho mil veces que les acompañe, pero
por un motivo u otro nunca hemos encontrado el momento. Hasta hoy.
Tengo una curiosidad enorme por saber cómo será aquello.
Va a ser toda una aventura, la cuestión es que ellos duermen en su caravana y
yo necesitaba encontrar otro sitio donde pasar la noche. Aquí no tengo tienda
de campaña, y en esta época del año haría demasiado frío, de todas maneras. La
sugerencia entonces fue reservar una yurta. Por lo que sé, las yurtas son un
híbrido entre una cabaña y una tienda de campaña. Tienen techo y una estructura
rígida, pero las paredes son de lona. En teoría están calefactadas y tienen un
futón dentro. El suelo es de tierra y tienes que llevarte tus propias
sábanas... a ver qué me encuentro. Otro tema es conseguir la llave de la choza
porque si llegamos después del ocaso puede que el guardabosques no esté.
Eso para la primera noche, para la segunda no había
yurtas libres, así que pillé una habitación en un Motel que había justo al
lado... espero que en este tampoco haya psicópatas. Es curioso, en España nunca
hubiese hecho esto yo sola. Hubiese esperado a que algún otro amigo o amiga
pudiese venir y hubiésemos compartido la tienda y la habitación. Va a ser toda
una experiencia eso de saber que estoy sola en el bosque en medio de la
noche... aunque, por otra parte, de eso se trata, ¿no? De desconectar de todo y
todos para encontrarme a mí, para encontrar mi sitio.
Mañana iremos al centro de visitantes y luego a hacer
senderismo. Por ahora lo único que sé es que el monte es un volcán activo, que
el sitio está cerca de Portland pero que sigue perteneciendo al Estado de
Washington, condado de Skamania. El pueblo más cercano es Castle Rock.
12 de la noche
Wow. De verdad que no se me ocurre un motivo por el cual
no hago esto más a menudo... bueno sí, el mismo por el cual no hago más
ejercicio. No es otro que mi pecado capital favorito: la pereza. Creo que usaré,
por tanto, mi truco más útil para volver a hacer ejercicio: recordar lo bien
que me siento cuando lo hago.
Miro hacia arriba y me pregunto cuántos años tendrán esos
árboles... creo que en España no los hay tan altos. El fuego es hipnótico, el
crepitar de las llamas mece mis pensamientos y alzo la vista para contemplar
cómo la columna de humo se pierde entre las copas de los árboles. Hay algo
místico en todo aquello, una sensación de conectar con el aquí y el ahora, como
si el espíritu de la montaña quisiera decirme algo. De alguna manera siento
"el universo sobre mí". La gente es muy maja, parecen tranquilos,
acostumbrados a bajar el ritmo de esta manera. Laura y yo hemos pasado parte de
la tarde bebiendo vino caliente y partidas de risa. La verdad es que va
haciendo frío y nos han dado las tantas. Llega la hora de irse a la cama.
Con ayuda de su novio encontramos la yurta. Es genial,
mucho mejor de lo que imaginaba: caben hasta cinco personas, el suelo es de
madera, está calentito, y tiene una claraboya en el techo que deja ver los
árboles. Por suerte traigo mi antifaz para no despertarme a las 7 de la mañana.
Una vez más, es todo muy de película. Antes de cerrar los ojos se me aceleró el
corazón un momento: una pequeña cara me miraba fijamente desde el somier de la
litera de arriba. Le eché la culpa a un efecto óptico y a mi fértil imaginación
y me di media vuelta.
18 de febrero
Tengo que hacer pis. Necesito hacer pis ya. Llevo toda la
noche debatiéndome entre: a) aguantarme hasta que se haga de día, b) salir y
buscar un baño y c) “estamos en el campo”, así que una opción era simplemente salir
y buscar algún sitio apartado cerca de la yurta.
Descarté la opción B rápidamente debido a 3 factores: 1)
fuera estaba negro como la boca del lobo, 2) Laura y yo habíamos ido a buscar
las yurtas sin éxito 3 veces desde el baño y 3) mi sentido de la orientación
brilla por su ausencia. La verdad es que no quería acabar siendo un titular al
día siguiente "Amanece chica congelada (o traumatizada) en los bosques por
no saber encontrar el baño". No, gracias. La opción C se cayó de la lista
debido al enorme frío que hacía y a la lluvia torrencial que repicaba sin cesar
en las lonas de la yurta.
Entonces, una opción D comenzó a tomar forma en mi
cabeza: empecé a mirar la papelera con otros ojos. Podía usarla y luego tirar
la bolsa que venía dentro... pero y si algo iba mal. No, no, qué asco. Total, que
me dormí otra vez. Cuando volví a despertarme y vi que era de día decidí
aventurarme a por un baño. En ese momento descubrí dos cosas: que había uno que
se nos había escapado la noche anterior a no más de 100 metros y que estaba
sólo chispeando. La lona magnificaba considerablemente el sonido de la lluvia.
Aprovechando que estaba despierta y sola me puse a hacer
algo que hacía tiempo que no hago y quería retomar: meditar. Una vez hube
terminado, miré por casualidad al somier y me di cuenta de que tenía razón la
noche anterior: alguien había dejado una foto de Alice Cooper justo encima de
mi cara, y me estaba mirando intensamente. Por si no sabéis quien es, aquí os
dejo la prueba del delito.
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Debo decir que la tentación de conectar los datos del
móvil a ver si pillo señal es fuerte, que el deseo de conectar con el mundo, la
curiosidad por saber cómo estarán los míos, las ganas de contarles lo increíble
que es esto, etc. Son enormes. Pero resistiré, no hay nada que no pueda esperar
un par de días (al menos nada que yo pueda resolver desde esta punta del
mundo). Es curioso lo enganchado que se puede llegar a estar sin ser consciente
de ello.
Merece la pena tener todos los sentidos centrados en el paisaje |
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Estoy enamorada de las furgonetas ¡Los Volkswagen son
preciosos! Cuando era pequeña, un dibujo que hacía con bastante frecuencia era
el de personas arrastrando (o conduciendo) una maleta gigante con ruedas que ocupaba casi
todo el folio. Las maletas eran "transparentes" cómo la “boa abierta”
de El Principito, por lo que se podía ver lo que contenían. La mayoría de las
veces lo que había dentro era una casa, familiares, mascotas... todo lo que era
importante para mí por aquel entonces. Me parecía un sueño el poder ser libre
para viajar sin tener que alejarte de lo que quieres. No tendría más de cinco
años.
Pues bien, creo que este tipo de "autobuses"
son lo más parecido que existe en la vida real. Me fascina lo espaciosos que
son por dentro. Lo bien aprovechados que están todos los huecos, y cómo se
organizan para tener cama, cocina, fregadero, mesa, armarios... algunas tienen
un toldo que se puede sacar hacia un lado o una ducha que se puede montar
fuera.
Detalle del interior del camper de Laura |
Me atrevería a decir que tengo un nuevo sueño: cuando
esté más o menos establecida, si puedo ahorrar, me encantaría comprar una de
esas para perderme por donde encarte viajando. Quizás cuente mis aventuras en
el siguiente blog.
3 de la tarde
El Monte St. Helen explotó en 1980, llevándose a 59
personas en la última erupción que fue siete semanas después de la primera.
Hubo un hombre mayor que no quiso evacuar su casa, decía que amaba esas tierras
más que a su vida. No sé, quizás fue una forma más bonita de irse que haber
pasado los pocos años que le quedaban viendo su tierra devastada o sin poder
volver a ella, quiénes somos nosotros para juzgar su decisión... También hubo
decenas de millones de pérdidas en daños materiales y el paisaje cambió por
completo debido a los ríos de lava y a las avalanchas de barro y árboles
arrasados. Siempre ayudan a relativizar los problemas estas historias que te
recuerdan que hay cosas imprevisibles que pueden hacer que lo pierdas todo en
un segundo.
Como podéis ver el cambio fue impresionante |
Ahora vamos a ver si podemos acercarnos a la montaña,
porque el último tramo lo han cortado por la nieve.
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Subimos y subimos. Encontramos un camión que fue
aplastado por un árbol en la avalancha, lo tienen conservado como recuerdo.
Seguimos subiendo y aparece la nieve, mucha nieve, tanta que tenemos que parar
y dar la vuelta. Pero antes, paramos un momento a sacar fotos y disfrutamos
como niños. El famoso volcán no se deja ver debido a la niebla pero bueno,
siempre hay que dejar una excusa para volver, ¿no?
8 de febrero
11.30 de la noche
Estoy en el motel. Un motel de carretera con todas las de
la ley, letrero de neón parpadeante incluido. Cuando me ha abierto la puerta de
recepción un indio con cara de malas pulgas me he preocupado un poco... pero la
verdad es que la habitación no está mal: microondas, calefacción y hasta
secador de pelo. Bueno, y la Biblia de los Gedeones en el cajón, por supuesto.
Y el iPhone 7 para llamar por teléfono |
Hoy he conocido gente muy interesante. Primero una pareja
alemana que, tras ahorrar durante cuatro años lo vendieron todo, se compraron
un camper y están recorriendo América (desde Canadá hasta Argentina) durante un
año de excedencia. Me encanta conocer gente que se sale de la norma, me siguen
demostrando que hay muchos caminos para realizarse y buscar la felicidad.
Y hablando de cosas extravagantes. He acabado la noche
tomándome un Mai Tai bajo la luz roja que proyectaba "Sparkles the
bus" un autobús escolar transformado en una auténtica casa (pintado de
purpurina dorada por fuera, cuenta con camas para tres, cocina y horno,
asientos de estampado animal y terraza). Los dueños son una pareja y su hijo.
El pelo verde de ella y el monociclo y los hula-hops que asomaban por la parte
de atrás me hicieron sospechar que debían albergar más de una peculiaridad. No
pude sacarle fotos, pero podéis cotillear en su página de Facebook.
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Me voy a dormir, que anoche entre el pis, extrañar el
sitio, la cama rara y demás no descansé demasiado bien. Mañana volveré a
conectar los datos del móvil. Por un lado, tengo muchísimas ganas, por otro me
da vértigo: me espero varios cientos de wasap y de correos... y me da miedo que
haya pasado algo malo y no me haya enterado... tengo que hacer esto de
desconectar más a menudo, no puede ser esta dependencia.
19 de febrero
10 de la mañana
He dormido genial. Hacía tiempo que no me levantaba con
esta sensación de descanso tan completa. Seguiría durmiendo, pero prefiero
acostarme prontito esta noche y estar descansada para la entrevista de mañana. Cuando
me duche, medite, desayune y me vista conectaré el móvil para ir volviendo poco
a poco al mundo. Bueno, 58 emails y 197 WhatsApp, podría haber sido peor.
Hoy el día casi se nos ha ido con el viaje. Hemos parado
en Centralia, a buscar tesoros en tiendas de antigüedades. No me he llevado
nada, pero he visto cada cosa... madre mía.
Una pequeña sección de una de las tiendas |
Si no vi cinco versiones de Raggedy Ann no vi ninguna... la señorita ha aparecido en unas cuantas películas de miedo |
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¿Y qué pasa con las novedades sobre mi estado laboral? Pues he tenido un par de avances pero no he sacado nada en claro... a finales de semana espero saber más cosas, así que posiblemente publique un post breve para teneros al día.
Muchos besos, Soletes.
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