sábado, 25 de febrero de 2017

45. El universo sobre mí

Una broma del destino
Una melodía acelerada
En una canción que nunca acaba
Ya he tenido suficiente
Necesito alguien que comprenda
Que estoy sola en medio de un montón de gente
¿Que puedo hacer?
Quiero vivir
Quiero gritar
Quiero sentir
El universo sobre mi
Quiero correr en libertad
Quiero llorar de felicidad

El universo sobre mí, Amaral

17 de febrero
2.30pm
Anoche me dieron las tantas. Mucho que procesar, supongo. Ahora vamos rumbo al Parque Estatal de Seaquest, cerca del monumento volcánico Mount St. Helen, y hay un atasco de dos pares... Son 200 km pero tardaremos unas tres horas y media.

Laura, su novio y yo vamos en su camper Volkswagen en dirección sur. Ellos suelen ir una vez al mes a diferentes parques naturales del estado, allí se reúnen con más amigos. Me han dicho mil veces que les acompañe, pero por un motivo u otro nunca hemos encontrado el momento. Hasta hoy.

Tengo una curiosidad enorme por saber cómo será aquello. Va a ser toda una aventura, la cuestión es que ellos duermen en su caravana y yo necesitaba encontrar otro sitio donde pasar la noche. Aquí no tengo tienda de campaña, y en esta época del año haría demasiado frío, de todas maneras. La sugerencia entonces fue reservar una yurta. Por lo que sé, las yurtas son un híbrido entre una cabaña y una tienda de campaña. Tienen techo y una estructura rígida, pero las paredes son de lona. En teoría están calefactadas y tienen un futón dentro. El suelo es de tierra y tienes que llevarte tus propias sábanas... a ver qué me encuentro. Otro tema es conseguir la llave de la choza porque si llegamos después del ocaso puede que el guardabosques no esté.

Eso para la primera noche, para la segunda no había yurtas libres, así que pillé una habitación en un Motel que había justo al lado... espero que en este tampoco haya psicópatas. Es curioso, en España nunca hubiese hecho esto yo sola. Hubiese esperado a que algún otro amigo o amiga pudiese venir y hubiésemos compartido la tienda y la habitación. Va a ser toda una experiencia eso de saber que estoy sola en el bosque en medio de la noche... aunque, por otra parte, de eso se trata, ¿no? De desconectar de todo y todos para encontrarme a mí, para encontrar mi sitio.

Mañana iremos al centro de visitantes y luego a hacer senderismo. Por ahora lo único que sé es que el monte es un volcán activo, que el sitio está cerca de Portland pero que sigue perteneciendo al Estado de Washington, condado de Skamania. El pueblo más cercano es Castle Rock.

12 de la noche
Wow. De verdad que no se me ocurre un motivo por el cual no hago esto más a menudo... bueno sí, el mismo por el cual no hago más ejercicio. No es otro que mi pecado capital favorito: la pereza. Creo que usaré, por tanto, mi truco más útil para volver a hacer ejercicio: recordar lo bien que me siento cuando lo hago.

Miro hacia arriba y me pregunto cuántos años tendrán esos árboles... creo que en España no los hay tan altos. El fuego es hipnótico, el crepitar de las llamas mece mis pensamientos y alzo la vista para contemplar cómo la columna de humo se pierde entre las copas de los árboles. Hay algo místico en todo aquello, una sensación de conectar con el aquí y el ahora, como si el espíritu de la montaña quisiera decirme algo. De alguna manera siento "el universo sobre mí". La gente es muy maja, parecen tranquilos, acostumbrados a bajar el ritmo de esta manera. Laura y yo hemos pasado parte de la tarde bebiendo vino caliente y partidas de risa. La verdad es que va haciendo frío y nos han dado las tantas. Llega la hora de irse a la cama.

Con ayuda de su novio encontramos la yurta. Es genial, mucho mejor de lo que imaginaba: caben hasta cinco personas, el suelo es de madera, está calentito, y tiene una claraboya en el techo que deja ver los árboles. Por suerte traigo mi antifaz para no despertarme a las 7 de la mañana. Una vez más, es todo muy de película. Antes de cerrar los ojos se me aceleró el corazón un momento: una pequeña cara me miraba fijamente desde el somier de la litera de arriba. Le eché la culpa a un efecto óptico y a mi fértil imaginación y me di media vuelta.




18 de febrero
Tengo que hacer pis. Necesito hacer pis ya. Llevo toda la noche debatiéndome entre: a) aguantarme hasta que se haga de día, b) salir y buscar un baño y c) “estamos en el campo”, así que una opción era simplemente salir y buscar algún sitio apartado cerca de la yurta.

Descarté la opción B rápidamente debido a 3 factores: 1) fuera estaba negro como la boca del lobo, 2) Laura y yo habíamos ido a buscar las yurtas sin éxito 3 veces desde el baño y 3) mi sentido de la orientación brilla por su ausencia. La verdad es que no quería acabar siendo un titular al día siguiente "Amanece chica congelada (o traumatizada) en los bosques por no saber encontrar el baño". No, gracias. La opción C se cayó de la lista debido al enorme frío que hacía y a la lluvia torrencial que repicaba sin cesar en las lonas de la yurta.

Entonces, una opción D comenzó a tomar forma en mi cabeza: empecé a mirar la papelera con otros ojos. Podía usarla y luego tirar la bolsa que venía dentro... pero y si algo iba mal. No, no, qué asco. Total, que me dormí otra vez. Cuando volví a despertarme y vi que era de día decidí aventurarme a por un baño. En ese momento descubrí dos cosas: que había uno que se nos había escapado la noche anterior a no más de 100 metros y que estaba sólo chispeando. La lona magnificaba considerablemente el sonido de la lluvia.

Aprovechando que estaba despierta y sola me puse a hacer algo que hacía tiempo que no hago y quería retomar: meditar. Una vez hube terminado, miré por casualidad al somier y me di cuenta de que tenía razón la noche anterior: alguien había dejado una foto de Alice Cooper justo encima de mi cara, y me estaba mirando intensamente. Por si no sabéis quien es, aquí os dejo la prueba del delito.
 
Después de todo, no dormí sola
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Debo decir que la tentación de conectar los datos del móvil a ver si pillo señal es fuerte, que el deseo de conectar con el mundo, la curiosidad por saber cómo estarán los míos, las ganas de contarles lo increíble que es esto, etc. Son enormes. Pero resistiré, no hay nada que no pueda esperar un par de días (al menos nada que yo pueda resolver desde esta punta del mundo). Es curioso lo enganchado que se puede llegar a estar sin ser consciente de ello.



Merece la pena tener todos los sentidos centrados en el paisaje
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Estoy enamorada de las furgonetas ¡Los Volkswagen son preciosos! Cuando era pequeña, un dibujo que hacía con bastante frecuencia era el de personas arrastrando (o conduciendo) una maleta gigante con ruedas que ocupaba casi todo el folio. Las maletas eran "transparentes" cómo la “boa abierta” de El Principito, por lo que se podía ver lo que contenían. La mayoría de las veces lo que había dentro era una casa, familiares, mascotas... todo lo que era importante para mí por aquel entonces. Me parecía un sueño el poder ser libre para viajar sin tener que alejarte de lo que quieres. No tendría más de cinco años.

Pues bien, creo que este tipo de "autobuses" son lo más parecido que existe en la vida real. Me fascina lo espaciosos que son por dentro. Lo bien aprovechados que están todos los huecos, y cómo se organizan para tener cama, cocina, fregadero, mesa, armarios... algunas tienen un toldo que se puede sacar hacia un lado o una ducha que se puede montar fuera.

Detalle del interior del camper de Laura

Me atrevería a decir que tengo un nuevo sueño: cuando esté más o menos establecida, si puedo ahorrar, me encantaría comprar una de esas para perderme por donde encarte viajando. Quizás cuente mis aventuras en el siguiente blog.

3 de la tarde
El Monte St. Helen explotó en 1980, llevándose a 59 personas en la última erupción que fue siete semanas después de la primera. Hubo un hombre mayor que no quiso evacuar su casa, decía que amaba esas tierras más que a su vida. No sé, quizás fue una forma más bonita de irse que haber pasado los pocos años que le quedaban viendo su tierra devastada o sin poder volver a ella, quiénes somos nosotros para juzgar su decisión... También hubo decenas de millones de pérdidas en daños materiales y el paisaje cambió por completo debido a los ríos de lava y a las avalanchas de barro y árboles arrasados. Siempre ayudan a relativizar los problemas estas historias que te recuerdan que hay cosas imprevisibles que pueden hacer que lo pierdas todo en un segundo.

Como podéis ver el cambio fue impresionante


Ahora vamos a ver si podemos acercarnos a la montaña, porque el último tramo lo han cortado por la nieve.
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Subimos y subimos. Encontramos un camión que fue aplastado por un árbol en la avalancha, lo tienen conservado como recuerdo. Seguimos subiendo y aparece la nieve, mucha nieve, tanta que tenemos que parar y dar la vuelta. Pero antes, paramos un momento a sacar fotos y disfrutamos como niños. El famoso volcán no se deja ver debido a la niebla pero bueno, siempre hay que dejar una excusa para volver, ¿no?




8 de febrero
11.30 de la noche
Estoy en el motel. Un motel de carretera con todas las de la ley, letrero de neón parpadeante incluido. Cuando me ha abierto la puerta de recepción un indio con cara de malas pulgas me he preocupado un poco... pero la verdad es que la habitación no está mal: microondas, calefacción y hasta secador de pelo. Bueno, y la Biblia de los Gedeones en el cajón, por supuesto.

Y el iPhone 7 para llamar por teléfono
Hoy he conocido gente muy interesante. Primero una pareja alemana que, tras ahorrar durante cuatro años lo vendieron todo, se compraron un camper y están recorriendo América (desde Canadá hasta Argentina) durante un año de excedencia. Me encanta conocer gente que se sale de la norma, me siguen demostrando que hay muchos caminos para realizarse y buscar la felicidad.

Y hablando de cosas extravagantes. He acabado la noche tomándome un Mai Tai bajo la luz roja que proyectaba "Sparkles the bus" un autobús escolar transformado en una auténtica casa (pintado de purpurina dorada por fuera, cuenta con camas para tres, cocina y horno, asientos de estampado animal y terraza). Los dueños son una pareja y su hijo. El pelo verde de ella y el monociclo y los hula-hops que asomaban por la parte de atrás me hicieron sospechar que debían albergar más de una peculiaridad. No pude sacarle fotos, pero podéis cotillear en su página de Facebook.
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Me voy a dormir, que anoche entre el pis, extrañar el sitio, la cama rara y demás no descansé demasiado bien. Mañana volveré a conectar los datos del móvil. Por un lado, tengo muchísimas ganas, por otro me da vértigo: me espero varios cientos de wasap y de correos... y me da miedo que haya pasado algo malo y no me haya enterado... tengo que hacer esto de desconectar más a menudo, no puede ser esta dependencia.


19 de febrero
10 de la mañana
He dormido genial. Hacía tiempo que no me levantaba con esta sensación de descanso tan completa. Seguiría durmiendo, pero prefiero acostarme prontito esta noche y estar descansada para la entrevista de mañana. Cuando me duche, medite, desayune y me vista conectaré el móvil para ir volviendo poco a poco al mundo. Bueno, 58 emails y 197 WhatsApp, podría haber sido peor.

Hoy el día casi se nos ha ido con el viaje. Hemos parado en Centralia, a buscar tesoros en tiendas de antigüedades. No me he llevado nada, pero he visto cada cosa... madre mía.

Una pequeña sección de una de las tiendas


Si no vi cinco versiones de Raggedy Ann no vi ninguna... la señorita ha aparecido en unas cuantas películas de miedo
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¿Y qué pasa con las novedades sobre mi estado laboral? Pues he tenido un par de avances pero no he sacado nada en claro... a finales de semana espero saber más cosas, así que posiblemente publique un post breve para teneros al día.

Muchos besos, Soletes.

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