viernes, 17 de febrero de 2017

44. Me largo

13 de diciembre
La primera vez que oí hablar de ella fuera de una película fue en clase de psicología social. Por fin había entrado en mi carrera soñada y recuerdo como si fuera ayer aquellas primeras clases... Mi yo de 18 años se quedó muy impactado oyendo hablar del famoso experimento de Milgram, de obediencia a la autoridad, y del no menos controvertido experimento de la prisión de Stanford, que ha sido incluso llevado al cine.

Mi yo de 18 no podía imaginarse licenciada, con un máster, un doctorado y una beca postdoctoral en Seattle. Mucho menos podría imaginar que a finales de 2016 estaría enviando solicitudes de trabajo en Estados Unidos, y que uno de los destinos más atractivos y con posibilidades reales seria Stanford.

Dentro de un año puede que esté viviendo en California, puede que siga en Ciudad Esmeralda o puede que haya vuelto a casa a que mami me alimente y me dé cobijo porque no tengo nada... Me estoy haciendo ilusiones e igual me las tengo que comer con patatas después, pero al menos tengo claro cuál es mi destino preferido, pues antes dudaba si era Seattle o Palo Alto.

Si no me saliese bien y pudiera irme al Hospital de Niños, también sería fantástico. No me cabe duda de que aprendería a pasos agigantados y seguiría publicando muchísimas cosas... además de que me apoyarían en la fase final para escribir la solicitud de la beca que quiero pedir para volver a España, creo yo. Aparte: me ahorraría mudarme, conocer gente, seguiría con el tango, cerca de Ashley y de Laura... A ver qué pasa. 

16 de febrero
Me han dado calabazas. Esta vez no ha sido un hombre, sino una institución. Los de Stanford me han escrito un email diciéndome que gracias por haber ido, que estaban encantados de haberme conocido pero que debido a las necesidades actuales del laboratorio no me podían hacer una oferta de trabajo. Que tenía una carrera prometedora y la iban a seguir, y que esperaban verme en conferencias en el futuro. Terminaban diciendo que sentían no haber podido hacer que funcionara… me resultó rara esa última frase, alguien me dijo que daba a entender que la persona que lo escribía sí que había querido seleccionarme, pero alguien con más poder no quiso. A saber.

Le contesté diciendo que había sido un placer, que esperaba verla de nuevo y que pudiésemos colaborar en el futuro y me respondió diciendo que por supuesto, que le gustaría mucho. ¿Ha sido un “podemos seguir siendo amigos”? No lo sé.

También le escribí a la otra postdoc (Gina) y a la chica que me llevó a cenar (Sandy) y las dos me han dicho que qué pena y que sí que nos vemos en el siguiente congreso (es en mayo, en Pittsburg, ya os contaré cómo son aquellos lares). De hecho, Gina va a celebrar su cumpleaños durante el evento y me ha invitado… hasta les había puesto nombres esperando que volviesen a aparecer en el blog, jo.

Me da coraje haber invertido tiempo en prepararme la entrevista, en ir, dinero en el vuelo y en la ropa, y sobre todo mi ilusión. Supongo que también hay que perder de vez en cuando (como dice el dicho: unas veces se gana y otras se aprende). Está claro que la experiencia me ha servido para ponerme a prueba, ver que soy capaz de hacer frente a esos retos y me ha quitado el miedo a futuras entrevistas. Sólo espero que no se lleve por el camino mi ilusión… había tantas “señales” de que todo iba a salir bien, yo realmente lo creía. Ya me veía con una camiseta roja con el emblema del pino haciendo senderismo por aquellos parajes… pero no podrá ser. Al menos no por ahora.

Afortunadamente había quedado con Ashley y May para ir a tomar un sándwich de galleta y helado después del trabajo y eso me ha “quitado” las penas un poco, son muy apañadas. Un rato después, volvía a casa cargada con las bolsas de la compra; estaba parada esperando a que se pusiera el semáforo en verde e instintivamente decidí soplar para que cambiara. Es algo que solía hacer con mi padre cuando era pequeña, y aunque sé que es una tontería, aún a veces lo hago. En ese momento fui consciente: ninguna decepción me hará dejar de creer en la magia, aunque sepa que muchas veces tenemos que crearla nosotros.

En fin, parece que la lluvia será mi mejor opción, al menos por un tiempo. No todo está perdido, justo ayer me dijo la directora del Hospital de Niños que le dijese cómo iba lo de Stanford, que aún podíamos sentarnos a hablar sobre mi futuro. Se están portando genial conmigo, desde luego me tranquiliza mucho saber que alguna opción tengo allí.

Y como postre, una sorpresa. No os he contado algo inesperado que quizás cambie el rumbo de los acontecimientos por completo: el lunes tengo otra entrevista (por Skype esta vez) con una empresa de Irlanda. Ha sido todo fortuito y muy precipitado, ya os contaré los detalles. Quién sabe, a lo mejor tengo que cambiar el título del blog a “Viviendo en la Isla Esmeralda”.

Ya os contaré cómo va la semana que viene, de momento: me largo. Este fin de semana me voy de camping al Monte St. Helen, a disfrutar de dos días sin cobertura, a abrazar árboles y esas cosas a ver si me relajo un poco y me centro, que tanto estrés no es bueno. Volveré pronto con fotos de aquellos parajes y con la crónica de la nueva entrevista.

Hasta pronto, Soletes míos, gracias una vez más por el apoyo.

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5 comentarios:

  1. Seguro que ellos pierden más que tú!

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  2. Ánimo. Te has dado a conocer; eso es importante. La siembra no siempre da los frutos esperados. Hay factores que no podemos controlar. Y, además, piensa en el agobio que hubiera sido atender a todas las visitas de amigos/as pidiéndote pasar unos días en California ;)

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    1. Muchas gracias, seguiremos en la brecha y a ver qué pasa :)

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  3. Quien sabe, quizás haya influido Trump, parece que quiere favorecer el empleo de norteamericanos y penalizar el despido de norteamericanos. En la selección de personal no sólo miran la valía de la persona, miran también si encaja con el perfil que buscan, si también hay alguien "recomendado", y el factor económico siempre es decisivo...Lo importante es que tú has hecho todo lo que podías y has sido tú misma. Mucho ánimo, no pierdas nunca la ilusión; el desarrollo profesional es un largo camino, a veces más fácil, a veces más difícil, apasionante, que dura toda una vida :-)

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    1. Ay, muchas gracias. Como bien dices, lo importante es que lo hice como mejor supe hacerlo, así que el resto no depende de mí.

      :)

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