13 de diciembre
La primera vez que oí hablar de ella fuera de una
película fue en clase de psicología social. Por fin había entrado en mi carrera
soñada y recuerdo como si fuera ayer aquellas primeras clases... Mi yo de 18
años se quedó muy impactado oyendo hablar del famoso experimento de Milgram, de
obediencia a la autoridad, y del no menos controvertido experimento de la
prisión de Stanford, que ha sido incluso llevado al cine.
Mi yo de 18 no podía imaginarse licenciada, con un
máster, un doctorado y una beca postdoctoral en Seattle. Mucho menos podría
imaginar que a finales de 2016 estaría enviando solicitudes de trabajo en
Estados Unidos, y que uno de los destinos más atractivos y con posibilidades
reales seria Stanford.
Dentro de un año puede que esté viviendo en California,
puede que siga en Ciudad Esmeralda o puede que haya vuelto a casa a que mami me
alimente y me dé cobijo porque no tengo nada... Me estoy haciendo ilusiones e
igual me las tengo que comer con patatas después, pero al menos tengo claro
cuál es mi destino preferido, pues antes dudaba si era Seattle o Palo Alto.
Si no me saliese bien y pudiera irme al Hospital de Niños,
también sería fantástico. No me cabe duda de que aprendería a pasos agigantados
y seguiría publicando muchísimas cosas... además de que me apoyarían en la fase
final para escribir la solicitud de la beca que quiero pedir para volver a
España, creo yo. Aparte: me ahorraría mudarme, conocer gente, seguiría con el
tango, cerca de Ashley y de Laura... A ver qué pasa.
16 de febrero
Me han dado calabazas. Esta vez no ha sido un hombre,
sino una institución. Los de Stanford me han escrito un email diciéndome que
gracias por haber ido, que estaban encantados de haberme conocido pero que
debido a las necesidades actuales del laboratorio no me podían hacer una oferta
de trabajo. Que tenía una carrera prometedora y la iban a seguir, y que
esperaban verme en conferencias en el futuro. Terminaban diciendo que sentían
no haber podido hacer que funcionara… me resultó rara esa última frase, alguien
me dijo que daba a entender que la persona que lo escribía sí que había querido
seleccionarme, pero alguien con más poder no quiso. A saber.
Le contesté diciendo que había sido un placer, que
esperaba verla de nuevo y que pudiésemos colaborar en el futuro y me respondió
diciendo que por supuesto, que le gustaría mucho. ¿Ha sido un “podemos seguir
siendo amigos”? No lo sé.
También le escribí a la otra postdoc (Gina) y a la chica
que me llevó a cenar (Sandy) y las dos me han dicho que qué pena y que sí que
nos vemos en el siguiente congreso (es en mayo, en Pittsburg, ya os contaré cómo son aquellos lares). De hecho, Gina va a celebrar su cumpleaños durante
el evento y me ha invitado… hasta les había puesto nombres esperando que
volviesen a aparecer en el blog, jo.
Me da coraje haber invertido tiempo en prepararme la
entrevista, en ir, dinero en el vuelo y en la ropa, y sobre todo mi ilusión.
Supongo que también hay que perder de vez en cuando (como dice el dicho: unas
veces se gana y otras se aprende). Está claro que la experiencia me ha servido
para ponerme a prueba, ver que soy capaz de hacer frente a esos retos y me ha
quitado el miedo a futuras entrevistas. Sólo espero que no se lleve por el
camino mi ilusión… había tantas “señales” de que todo iba a salir bien, yo
realmente lo creía. Ya me veía con una camiseta roja con el emblema del pino
haciendo senderismo por aquellos parajes… pero no podrá ser. Al menos no por
ahora.
Afortunadamente había quedado con Ashley y May para ir a
tomar un sándwich de galleta y helado después del trabajo y eso me ha “quitado”
las penas un poco, son muy apañadas. Un rato después, volvía a casa cargada con
las bolsas de la compra; estaba parada esperando a que se pusiera el semáforo
en verde e instintivamente decidí soplar para que cambiara. Es algo que solía
hacer con mi padre cuando era pequeña, y aunque sé que es una tontería, aún a
veces lo hago. En ese momento fui consciente: ninguna decepción me hará dejar
de creer en la magia, aunque sepa que muchas veces tenemos que crearla
nosotros.
En fin, parece que la lluvia será mi mejor opción, al
menos por un tiempo. No todo está perdido, justo ayer me dijo la directora del Hospital
de Niños que le dijese cómo iba lo de Stanford, que aún podíamos sentarnos a
hablar sobre mi futuro. Se están portando genial conmigo, desde luego me
tranquiliza mucho saber que alguna opción tengo allí.
Y como postre, una sorpresa. No os he contado algo
inesperado que quizás cambie el rumbo de los acontecimientos por completo: el
lunes tengo otra entrevista (por Skype esta vez) con una empresa de Irlanda. Ha
sido todo fortuito y muy precipitado, ya os contaré los detalles. Quién sabe, a
lo mejor tengo que cambiar el título del blog a “Viviendo en la Isla Esmeralda”.
Ya os contaré cómo va la semana que viene, de momento: me
largo. Este fin de semana me voy de camping al Monte St. Helen, a disfrutar de
dos días sin cobertura, a abrazar árboles y esas cosas a ver si me relajo un
poco y me centro, que tanto estrés no es bueno. Volveré pronto con fotos de
aquellos parajes y con la crónica de la nueva entrevista.
Hasta pronto, Soletes míos, gracias una vez más por el apoyo.
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Seguro que ellos pierden más que tú!
ResponderEliminarÁnimo. Te has dado a conocer; eso es importante. La siembra no siempre da los frutos esperados. Hay factores que no podemos controlar. Y, además, piensa en el agobio que hubiera sido atender a todas las visitas de amigos/as pidiéndote pasar unos días en California ;)
ResponderEliminarMuchas gracias, seguiremos en la brecha y a ver qué pasa :)
EliminarQuien sabe, quizás haya influido Trump, parece que quiere favorecer el empleo de norteamericanos y penalizar el despido de norteamericanos. En la selección de personal no sólo miran la valía de la persona, miran también si encaja con el perfil que buscan, si también hay alguien "recomendado", y el factor económico siempre es decisivo...Lo importante es que tú has hecho todo lo que podías y has sido tú misma. Mucho ánimo, no pierdas nunca la ilusión; el desarrollo profesional es un largo camino, a veces más fácil, a veces más difícil, apasionante, que dura toda una vida :-)
ResponderEliminarAy, muchas gracias. Como bien dices, lo importante es que lo hice como mejor supe hacerlo, así que el resto no depende de mí.
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