sábado, 1 de abril de 2017

46. Verde esmeralda

Hola Soletes,
¿Me habéis echado de menos? He estado tanto tiempo sin escribir porque estuvieron aquí mis hermanas y luego me fui dos semanas a mi adorada tierra. No me he olvidado de vosotros, escribo este post porque os merecéis que os saque de dudas y terminar con la incertidumbre de mi futuro laboral. Acabo de llegar a Ciudad Esmeralda y me ha pasado como siempre: me ha costado irme, ha sido de esas veces en las que me resisto a hacer la maleta hasta el último momento. Ha sido duro sabiendo que voy a estar cinco meses largos fuera y que me voy a perder acontecimientos importantes, pero me ha gustado llegar y tener un poco de calma. Me ha gustado llegar sabiendo lo que voy a estar haciendo durante los dos próximos años y medio. Lo retomo donde lo dejé, con actualizaciones sobre mi estado laboral (y mi futuro en los próximos años, claro). Si queréis recordar cómo quedó la cosa, lo podéis leer aquí.  

Lunes 20 de febrero
La entrevista con los de Irlanda ha ido genial, quieren conocerme en persona así que iré a verlos a final de marzo (por si me aburría, parece que me toca meter en la agenda ir a conocer el país de Europa que está el primero en la lista de los que me faltan por conocer).
Es todo muy raro, me refiero a esto de las entrevistas. Cuando ya casi tenía un pie en Stanford esa opción desapareció. Y de repente aparece la opción de Irlanda: lluvia vs. lluvia, vaya novedad. De repente me da pena irme de Seattle. De repente quiero estar cerca de casa. De repente recuerdo que ni siquiera tengo una oferta de trabajo todavía. ¿Y si no me sale nada?, ¿Y si me salen las dos cosas? Ay, madre. No sé qué hacer, la verdad. En fin, habiendo dormido cuatro horas creo que no puedo pretender tomar una decisión sabia. Creo que lo mejor será irme a dormir, consultarlo con la almohada, y hablarlo mañana y pasado con mis amigos y familia. Supongo que cuando tenga más datos de cada una de las opciones me resultará más sencillo poder hacer balance. Quién sabe, a lo mejor para entonces se ha abierto una opción nueva.

Es curioso. Nunca hubiera esperado que Irlanda fuese una opción. La cuestión es que, de alguna manera, lleva formando parte de mi vida desde que era pequeña. Cuando tenía tres años tuve una profesora de inglés, la primera, que era irlandesa. Su madre me regalaba braguitas de encaje porque decía que le parecía una niña muy mona. De hecho, bien pensado, el primer inglés que aprendí fue irlandés. Mi profesora see llamaba Mery. Fue mi primera pérdida significativa… murió de cáncer cuando yo tenía 4 ó 5 años y lo recuerdo perfectamente. Dejo una última voluntad y un libro para mí. El libro se titula Modern Irish short Stories. Su último deseo, o al menos uno de los últimos, consistió en que algún día supiese suficiente inglés como para poder leer ese libro. Ahora lo tengo en mi estantería esperando a que me atreva a comprobarlo. De alguna manera sería bonito que pudiese ir a vivir a su isla. Creo que si lo hiciera intentaría averiguar si su madre sigue viva para contarle lo que ha sido de mí. ¿Qué clase de aventuras me esperarían en un nuevo país? Por un lado, me da pereza conocer otra cultura, otra vez, pero por otro estaría mucho más cerca de casa. Aunque, no sé por qué creo que tendría menos libertad en ese puesto de trabajo, y eso no me conviene para nada. Este es un gran punto a favor del Hospital de Niños.

Miércoles 22 de febrero
Me acaban de invitar para una entrevista formal en el Hospital de Niños. Ya pensaba que su silencio indicaba que no estaban interesados, pero parece que, de momento sí. Me quejaba yo de no haber hecho una entrevista de trabajo hasta ahora… ¿quieres sopa?, pues toma tres tazas. Ay, ¿y ahora qué? Cada día me acuesto y me levanto con posibilidades nuevas. Cien pájaros volando y ninguno en mano… ¿Qué pasará? Pues espero saberlo pronto porque la intriga me tiene de los nervios.

Sábado 25
Los de Irlanda no han dado señales de vida y dijeron que me contestarían al día siguiente… Eso unido al hecho de que no pude hacer preguntas durante la entrevista, me tiene un poco mosca. Si el lunes no han dicho nada, contactaré con ellos para preguntarles. Necesito saber cómo va a organizarse el tema de las publicaciones y si podré seguir colaborando con gente de fuera mientras esté allí, pues eso es algo crucial en mis planes futuros. Si no me gusta la respuesta no perderé días de estar con los míos, dinero y esfuerzo en ir a verles en persona.

La del Hospital de Niños me dijo en su momento que no estaba segura de tener fondos suficientes para contratar a alguien a tiempo completo. Creo que por eso no ha querido decirme nada hasta ahora, por no tener nada seguro que ofrecerme. En fin, voy a ver si soy capaz de dejar de pensar en todo esto hasta no tener más detalles de cómo son mis opciones.

Viernes 3 de marzo
Hoy tengo la entrevista formal. A pesar de no haber dormido mucho la noche anterior, no me cuesta nada. Es distendida, nos reímos, hablamos con confianza y termina haciéndome una oferta formal de trabajo. Me quedo de piedra. ¿En serio está pasando? Me conoce, ha trabajado conmigo y aun así ¿me quiere en su equipo? Es más: debido a eso me quiere en su equipo.

Creo que esto puede marcar un punto de inflexión, que puede ser el principio del fin de mi síndrome del impostor, ese que me hace creer que estoy engañando a la gente, que cuando descubran que no soy tan buena me van a decir que me vaya a mi casa. Pero por una vez creo que no es posible... esta mujer me conoce bien y no es tonta para nada. Es más, hace hincapié en que no solo me quiere por mi CV sino por mis cualidades personales. Wow. Ya de paso me entero de que en Stanford al final no han cogido a nadie, que han decidido que como el laboratorio está empezando mejor “no coger más estudiantes internacionales”, osea, que la cosa estaba entre yo o nada y al final fue nada.

Tras pensármelo un poco, decido parar el proceso de selección de Irlanda y aceptar. Difícilmente podría encontrar otro sitio donde vayan a velar tanto por mi formación y mis intereses. Además, me ahorro mudarme, aprender las normas del nuevo sitio, etc. El equipo es increíble y el hospital prestigioso, creo que me esperan aventuras con las que ahora ni si quiera puedo soñar. Me hace mucha ilusión, creo que me lo voy a pasar muy bien mientras hago cosas interesantes. Me da un poco de pereza saber que esto implica dos inviernos más en Seattle, pero me encanta saber que podré disfrutar de todo lo que la ciudad me ofrece durante dos años más. Ya lo dije desde el principio: estoy un poco enamorada de ella y me sigo enamorando cada día. En resumen: que seguirá habiendo blog para rato porque pienso explorar todos los rincones del Noroeste del Pacífico que me quedan.

Ay Soletes, si algo he aprendido a estas alturas de mi vida, es que las señales a veces no significan nada. Creo que son como los consejos: debes estar atento y escuchar, pero sólo seguir los que crees que te pueden servir.

 ¡Hasta pronto!


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