7 de enero
Ya está, ha pasado. Me encuentro a mí
misma tomando una infusión de rooibos, que he preparado en la sala de descanso
hace un rato. Estoy sentada en mi escritorio organizando las próximas semanas.
Miro a mi alrededor y veo post-it con
anotaciones, calendarios, listas de cosas pendientes, una caja con tés, una
bolsa con muesli, unos auriculares y una crema de manos.
En este momento me hago consciente de
que estoy instalada. Tengo esa sensación de "estar en casa "
(laboralmente hablando), la maraña de cosas sin sentido que flotaba sobre mi
cabeza dificultándome pensar se ha convertido en un ovillo del que puedo ir
tirando y tejiendo poco a poco. Hoy la habitación donde vemos pacientes me ha
parecido familiar, he saludado a tres personas al llegar... empiezo a sentirme
despejada y preparada para ser productiva. Mañana tengo otra reunión en el otro
hospital y, por primera vez, creo que sabré ir sin mirar el mapa, recordar
todos los nombres sin esforzarme, y entrar con mi propia acreditación. Ahora
sí. Me ha costado dos meses largos pero creo que lo he conseguido.
¿Y por qué he tardado tanto tiempo en
sentirme instalada? Además de las peripecias del piso, que ya relaté en los post 4 y 5, y de todas las
diferencias que hay con respecto a España, sobre las que hablé en el post anterior, hay
una serie de situaciones cotidianas que prefiero ver como pruebas a superar. Es
por ello que a este post lo he titulado: “Funny
games US” (algo así como: juegos divertidos, edición Estados Unidos).
Si los que habéis visto la película esperabais una historia de psicópatas: lo siento, este post no va sobre eso. fuente
A continuación os explico cómo jugar
a mis 10 juegos “preferidos”:
1.- Charco o gotera
De camino al trabajo, si ha llovido
mucho, no me queda otra opción que jugar: a veces decide el primer semáforo que
se ponga en verde, a veces decido yo. En este juego tienes dos opciones:
caminar por la acera izquierda (charco) o por la derecha (gotera).
Si elijes charco, deberás ir saltando
todos los que encuentres a tu paso. La parte buena es que puedes ir a tu ritmo,
calcular los ángulos, trazar una ruta para bordearlos (sin pasar por la
carretera o meter el pie en el barrizal en el que se convierte el césped del
otro lado). La parte mala es que a veces no te queda otra que coger impulso y
decidir la zona menos profunda en la que meter el pie. Puntos de bonus: unas buenas botas.
Si elijes gotera, deberás ir
sorteando los goterones que caen sobre tu cabeza. En la acera de la derecha se
acumulan toda clase de árboles, cables de teléfono y toldos dispuestos a
soltarte un regalito cuando menos te lo esperas. No me preguntéis cómo pero, a
base de práctica, puedes llegar a predecir cuándo pasará, cuándo es oportuno
parar un momento, dar un paso a la izquierda o pegar una carrera. La parte
buena es que no hay que saltar pero debes tener la atención al 100% y aún así,
es inevitable oír algún que otro “plop” en lo alto de la cabeza. Puntos de bonus: un buen abrigo con
capucha.
En cierto modo me recuerda a los juegos de plataformas ¿Demasiados
videojuegos? fuente
2.- Atrapa al catedrático
A este juego también se puede jugar
en otros países, basta con que estés haciendo la tesis o tengas una beca postdoctoral
(hay una versión para universitarios que se llama “atrapa al profesor”). El
juego en cuestión consiste en algo tan sencillo como: pillar a tu
supervisor/jefe/tutor en un buen momento para hablar. Un buen momento se define
como: “aquel comprendido dentro del horario laborable en el cuál el catedrático
se encuentra en su despacho (no está de viaje, en una reunión, pasando
consulta, haciendo un experimento, en el laboratorio, comiendo con alguien, en
un tribunal, de vacaciones…), tiene la puerta abierta (creo que no estamos
preparados para saber qué ocurre en esta habitación si no es así), no hay nadie
más dentro (cosa que a veces he descubierto cuando ya había entrado yo y he
visto al susodicho hablando hacia el sofá a mi espalda), no está hablando por
teléfono/Skype y no está a punto de irse”. El buen momento debe coincidir con
el tuyo. Puntos de bonus:
astromancia y don de la oportunidad.
3.- Descifra la base de datos
Otro juego para los que investigamos,
colaboramos con otros grupos y se nos supone cierto dominio de la estadística,
el suficiente como para dejar en nuestras manos una base de datos desconocida
para que nos apañemos con ella. El juego consiste en tratar de adivinar a qué
preguntas de los protocolos de evaluación se corresponden las variables del
SPSS (un programa estadístico que muchos desearían no haber conocido), cómo se
han corregido, qué significa que haya valores negativos…
La cosa se complica si los datos
fueron recogidos hace varios años, por alguien que ya no está en el laboratorio
y se hizo en varias tandas. Te puedes encontrar con que las entrevistas que
tienes (que a lo mejor son de la ronda 2) no se corresponden con los datos (que
a lo mejor son de la 1). La clave para desentrañar el misterio suele ser
encontrar al asistente de investigación adecuado, normalmente con cosas más
urgentes que hacer que rescatar a pobres postdocs perdidos, y que te guíe por
los procelosos mundos de los servidores donde se encuentran, escondidos en
subcarpetas, los archivos con las sintaxis (algo parecido al código con el que
se construyen los programas de ordenador) que pueden darte una pista de cómo se
han codificado las variables. Si los encuentras: enhorabuena, puedes empezar a
analizar los datos. Puntos de bonus:
haber leído el Código da Vinci y tener una buena banda sonora de fondo que te
ayude a conservar la calma.
Sugerencia para estos casos
4.- Compra como puedas
Descripción y cómo pasarse el juego
(basado en una historia real). Llueve. Como no tienes coche has ido a comprar
en autobús. Como es un rollo y te gastas unos 5 dólares en transporte cada vez
que vas, te vienes arriba y compras mucho. Tanto como para que la mochila y las
dos bolsas de tela que llevas no sean suficientes, por lo que tienes que cargar
con una bolsa adicional de papel (con asas, oh maravilla del mundo moderno).
Esperas al bus que, cómo no, va con retraso mientras intentas no apoyar las
bolsas en el suelo para que no se mojen. Por fin llegas, te subes, te las
apañas para pagar y te acoplas como puedes con la carga. Cuando ves que se
acerca la parada, coges todas las bolsas con una mano y pasas la otra por
encima del que se sienta a tu lado para tirar de la cuerda ¿recordáis que aquí
no hay botón? Por fin se para, te levantas y mientras coges las bolsas una señora frena con
tu pierna y te sale volando una de ellas, buena parte de su contenido
(incluyendo una caja de Tampax en las
que te acabas de gastar 10 dólares) cae debajo de un asiento. Tu genial
equilibrio y tú os ponéis a 4 patas para recogerlo todo mientras le gritas al
conductor que espere un momento. Te pones de pie como puedes, tratando de
recobrar la dignidad y te bajas mientras le das las gracias. Sólo te queda
esperar el par de semáforos que debes cruzar para llegar a casa, abrir la
puerta del portal, esperar al ascensor, abrir la puerta de casa y listo: ¡has
conseguido comprar! Puntos de bonus:
tener habilidades de Ninja o dominio de la Fuerza.
5.- Orange is the new black
17 de Diciembre, 9.20 AM
La administración de licencias del
estado de Washington abre en 10 min y tengo como a 10 personas delante,
esperando en la calle. La que está a mi lado se parece a la “ojos locos” de Orange is the new Black. Se parece
mucho, en los movimientos y todo, y me está dando muy mal rollo.
Es un personaje de una serie. Pongo una foto para los que no sepáis de
quién hablo. Fuente
Entramos. En media hora, pago de 56
dólares mediante, está todo listo. Me han pedido mil papeles y sacado una foto.
Tengo el cartón provisional y en 2 semanas me llega el definitivo por correo.
En el carnet aparece el color de los ojos, la edad, el peso (de antes de
Navidad), la dirección y la foto.
Me he hecho donante de órganos. No sé
por qué no lo había hecho antes... tiene todo el sentido del mundo. Si te
mueres te mueres, si eso sirve a otros pues ¡genial! Es otra forma de añadir un
sentido a tu vida si esta termina demasiado pronto. Puntos de bonus: sangre fría y mirada al frente.
6.- Acepta el cumplido
Normalmente, las personas que te
cruzas por la calle o en el trabajo no te miran, ni mucho menos van a hablarte.
Pero hay excepciones, creo que si coinciden contigo en alguna situación de la
que no pueden escapar como el ascensor, el baño mientras te lavas las manos o
la caja del supermercado, te hacen un cumplido para llenar el silencio. La
cuestión es que a veces son muy raros… normalmente pregunto por si no me he enterado.
Mis dos preferidos hasta la fecha han sido: “I like your pumpkin hairstyle
“ (algo así como “me encanta tu peinado calabaza”, supongo que por el color) o “nice brows” (bonitas cejas) seguido de
una perorata sobre lo difícil que es depilárselas de forma correcta. Puntos de bonus: cara de póker.
7.- Cruzo la frontera con…
Si por ellos fuera: con nada. Uno de
los juegos más difíciles es enviar un paquete por correo. Debes ponerlo en una
caja, o sobre, de una determinada forma, con la dirección y el remite. Debes
rellenar un formulario de aduanas en el que especifiques lo que envías
(descripción, país de origen, cantidad, peso y valor), poner de nuevo tu
dirección, la del destinatario y vuestros móviles y correos electrónicos (como
para dar una sorpresa, vaya). Luego te hacen mil preguntas sobre si hay algo
peligroso, pagas y listo.
Por el momento he enviado cuatro
paquetes (y creo que serán los únicos), con regalos de Navidad y cumpleaños. Me
han abierto para inspección al menos dos de ellos en algún punto del camino ¿es
que no tienen escáneres de rayos X y cosas de esas?
Yo pensaba que eso era malo pero parece
que es peor cuando se trata de paquetes que entran al país. Mi familia, que también
me ha enviado un paquete, me ha contado que les prohibieron enviar comida y
que en el primer sitio que preguntaron les querían cobrar 300€. Pues bueno, aún
sacando todo lo “prohibido” recibo el paquete abierto y resellado y con un
cartel de aviso diciendo que había baterías dentro. Mentira. Es decir, lo
destripan, cotillean el contenido y encima no se enteran de lo que hay… desde
luego que se quitan las ganas de enviar nada más. Puntos de bonus: tiempo, dinero y resignación.
Así llegó el de mi familia
8.- Encuentra el calcetín
Como ya comentaba en el post anterior,
aquí es raro que las casas tengan su propia lavadora. Mi edificio no es una
excepción, hay una lavadora y una secadora en cada planta y una lavandería
grande en el segundo piso. Funciona con unas tarjetas recargables y no puedes
usar suavizante líquido, sino unas hojas perfumadas que se colocan en la
secadora. En mi primera colada aquí tuve una experiencia interesante.
La lavadora de mi planta estaba
ocupada, así que bajé al segundo e hice la colada, baje a poner la secadora,
baje a recoger la ropa, guardé la ropa… espera… no puede ser ¡Me faltan cuatro
calcetines de diferentes pares! ¡Cuatro! ¿Cómo podía ser que no los hubiese
visto en la secadora siendo tantos? No será que… En ese momento recordé un
comentario que había leído en internet antes de alquilar el piso sobre alguien
que relataba que le desaparecía la ropa interior si llegaba abajo cuando la
secadora ya había terminado. Lo mismo que me había ocurrido a mí… un momento, sé
que me faltan los calcetines porque no están las parejas pero ¿y si también me
faltan braguitas? Yo creo que no… Mientras pensaba eso recordé cómo cuando
pasaba la ropa limpia a la secadora, vi a un hombre extraño mirándome, pero no
le presté atención en ese momento. Mantén la calma y busca bien. Miré en la
bolsa de la ropa sucia por si se habían quedado allí, en el suelo del vestidor…
nada. Estaba a punto de ponerme los zapatos y volver a bajar corriendo, a ver
si se habían quedado en la lavandería, cuando me dio por mirar en la bolsa de
lavar y allí, acurrucados en una esquina, estaban los cuatro la mar de a gusto.
Puntos de bonus: bolsas para la
colada y temporizador en el móvil para saber cuándo acaba.
Estas monadas han sido mi solución: bolsas para meter la ropa
interior y ahorrarte estrés innecesario. Fuente
9.- Verdad o atrevimiento
17 de diciembre, 10.40 AM
Llevo casi media hora esperando en
las dependencias de la Seguridad Social. Esto es diferente, se parece a la
embajada de EEUU en Madrid. Hay mucha seguridad. De hecho casi no entro... Cuando
llego al edificio me encuentro con un control tipo aeropuerto. Me tengo que
medio desnudar y pasar por el arco. No pita, ¡yuhu! Pero el que controla los
rayos X me mira con mala cara. La conversación fue algo así:
Guardia: - Llevas un cuchillo
Yo: - No (con los ojos como platos)
Guardia: - Llevas un cuchillo
Yo: - Llevo un tenedor
Guardia: - Voy a abrir tu mochila
(con la mano puesta en la pistola Taser)
Yo: - Vale.
Llevaba un cuchillo. Como hoy llevo
una ensalada para comer pensaba que sólo había metido un tenedor... qué
vergüenza. No sé por qué no me quedaré calladita. Al final me lo miró y me dijo
que podía pasar con él.
Cuando llego a la oficina del piso 9
me encuentro a dos guardias armados, con pistola, porra y esposas en la puerta.
Me dicen que no deje solas mis pertenencias y ponga el teléfono en silencio. Y
aquí estoy, esperando en una silla incomodísima, de esas metálicas que parecen
un rallador de queso y te dejan el culo en relieve. A ver si entro pronto, hay
25 ventanillas y sólo tenía 14 números delante de mi letra.
Casi llevo una hora. Ahora a rezar
porque me toque alguien apañado y tenga a bien darme el número de la Seguridad
Social (lo he pedido porque aquí si no tienes casi no existes, no estás en el
sistema, por lo que te piden fianza para muchas cosas). Hoy el día va de
personajes inquietantes. Tengo enfrente a una señora con una mascarilla a la
que he pillado mirándome fijamente como 3 veces, da un poco de miedo.
11.42 AM
Una hora después estoy esperando el
bus que acabo de perder. He conseguido un papel con un sello rojo que indica
que pronto recibiré la tarjeta en casa. Gratis. Pero no ha sido tan fácil, ¿qué
esperabais? Además de como 20 preguntas y afirmaciones sobre cometer perjurio y
no sé qué más, ha habido un pequeño problema. Para variar: mi nombre. No ha
sido por la tilde, ya me cuido bien de no ponerla. Resulta que era demasiado
largo y no cabía en el formulario. Así de simple. Al final, el pobre
funcionario ha tenido que poner el primer apellido como si fuera el middle name (segundo nombre) pero parece
que el sistema lo ha aceptado. Puntos de
bonus: cara de niña buena, providencia divina.
10.- Me llamo Rocío
Ya relaté lo
ocurrido en Acción de Gracias con mi nombre... Este es un juego al que he tenido que jugar en
multitud de ocasiones, con resultados de lo más curioso, desde que lo escriban
como "Rothio" o lo pronuncien como "Daciou" hasta no poder poner la tilde
(pobre de la que se llame Begoña, lo mío a su lado no es tan grave).
El episodio más curioso me ocurrió en
el hospital de niños. Tras una de las reuniones, la jefa me dijo que quería
hablar un momento conmigo. Me llevó aparte y, mientras se ponía roja como un
tomate, me contó que a algunos miembros del equipo les costaba pronunciar mi
nombre y que habían pensado ponerme un apodo americano “a cute American nickname”. ¿Queréis saber cuál? Pues no era otro
que “Roxy”. Le dije que vale, que no
quería matar a nadie obligándole a pronunciar mi nombre, pero que en ese caso
prefería que se escribiese “Roxie” me
negaba a llamarme como una marca de ropa… ya puestos prefería ser una de las
protagonistas de “Chicago”.
Aquí tenéis a la susodicha. Fuente
Me alegré mucho de mi decisión cuando
busqué "Roxy" en Google y descubrí que hay unas cuantas actrices porno con ese
nombre. Ya era lo que me faltaba… Mi jefe me ha dicho que pronunciarlo no es tan
difícil, que cuando quiera enseñar a alguien a pronunciarlo de manera medio
decente le diga que es como remar “row”
seguido de una marca de chocolates local “Theo”
que, por cierto, aún no he probado. Puntos
de bonus: paciencia y sentido del humor.
---------
Bueno Soletes, espero que os hayáis
divertido un poco con mis “juegos” y hayáis tomado nota de los “bonus” por si
os toca jugar a alguno. Estoy preparando algo muy especial para dentro de unas
semanas que no os puedo contar todavía… sólo os diré que para ese post contaré
con unos colaboradores de lujo.
La semana que viene me centraré en un
tema que algunos me habéis pedido varias veces: estad atentos porque a mediados
de semana os daré un avance en la página de Facebook.
Muchos besos y abrigaos bien, no os
vayáis a resfriar.
Genial… me encanta… cada uno mejora a los anteriores.
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Un besito
EliminarPor Dios que bien relata esta niña. Rocío a por tu sueño
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Aurora!
Eliminar