Dicen que un viaje de 10.000 km empieza con un solo paso. Ahora que he recorrido 8.808 me gustaría mostrar cómo es este lado del charco a aquellos que no lo han cruzado y compartir experiencias con aquellos que también se han ido lejos de casa. Estas son mis aventuras, desventuras, peripecias e impresiones desde que llegué a la tierra de Oz.
viernes, 27 de noviembre de 2015
3. Thanksgiving
Varios estudios señalan que las personas agradecidas son más felices. De
hecho, hay una técnica para los malos momentos que consiste pensar en tres
cosas por las que te sientas agradecido antes de ir a dormir. Siempre hay algo,
si buscamos bien: “tengo un techo donde vivir”, “mi familia me apoya”, “estoy
bien de salud”, “hoy el conductor del autobús me ha esperado cuando me ha visto
corriendo”… Tiene efectos muy positivos pasado un tiempo, probadlo, ya veréis.
Dos días antes del día T
No sé si conozco mucho de esta tradición americana de dar
las gracias: se reúne la familia, hay un gran pavo relleno… hmm… creo que se
celebra algo de los nativos americanos. Ah, y en las pelis sale que se cogen
todos de las manos y dicen por qué se sienten agradecidos.
Estoy expectante, me han dicho que la casa a la que me han
invitado es de estilo japonés y hay que quitarse los zapatos. Tengo ganas de
verla por dentro, de ver si el pavo es tan grande y si llevan esos jerséis
horriblemente recargados de las pelis. Voy a llevar mazapanes españoles, que me
han dicho que les gustan a los anfitriones… a ver.
Un día antes del día T
Me empollo esto en Wikipedia para no quedar de inculta en
la cena. Resulta que el origen de esta fiesta no está del todo claro, parece
que es una especie de celebración religiosa para dar las gracias por la cosecha
y, oh sorpresa: “El sitio donde se llevó a cabo el primer día de Acción de
Gracias en los Estados Unidos es un objeto de debate constante (…) la primera
celebración de este día en lo que actualmente son los Estados Unidos fue
llevada a cabo por los españoles el 8 de septiembre de 1565, en lo que hoy es
San Agustín, Florida.” Total, que al final va a ser una fiesta de origen español, qué cosas.
El día T: Día de acción de gracias
3.10 PM
Salimos hacia la casa, nos han citado a las 4 y hay casi una
hora de viaje. Nos perdemos un par de veces en estas autovías que parecen
enormes circuitos de Scalextric pero
llegamos.
4.00 PM
La casa es más impresionante de lo que pensaba. Me recuerda
a esas casas que aparecen en los catálogos de decoración o que suelen ser los
escenarios de asesinatos en algunos capítulos de CSI. A pesar de eso, no sé si fue
el interior de madera, las velas que iluminaban la mesa o la sensación de los
calcetines en la mullida moqueta, pero lo que transmitía era calidez y comodidad
en lugar de resultar intimidante, creo que es algo parecido a cuando se hace una
fiesta pijama.
Las vistas de la cocina dan al Puget Sound. Creo
que podría pasarme horas mirando por esas ventanas.
La noche de hoy ha sido casi empalagosa: una familia ideal,
los hijos con novias ideales, todo eran risas, comida, postres, dulces,
algarabía. Nada de jerséis feos, por cierto. La primera parte de la velada
consistió en conocer a un montón de personas, de cuyo nombre ya no me acuerdo,
e intentar que ellas aprendieran a pronunciar el mío: “Grocio”, “Brocía”, “Dacíou”
o “Rousio”, con mucha suerte, fueron los mejores intentos. Creo que si alguna
vez tengo una hija la llamaré Ana, o algo similar, para que la pobre no tenga
problemas si decide irse fuera. De todas maneras no puedo negar que tiene su
punto de diversión.
Supongo que en cada casa la tradición es diferente, ellos colocaron
toda la comida en la isla central de la cocina (sí, es una cocina de esas de
revista) y cada uno se servía lo que le apetecía. Entre los platos estaba el
pavo, por supuesto, con su gravy (una
salsa de carne), ensalada de lentejas, pasta, verduras, puré de patatas, una especie
de mousse de calabaza con nueces (dulce), una ensalada de arándanos y naranja,
pudin de maíz y mi preferido: el stuffing.
Es un revuelto de verduras con trozos de pan pero tiene un “yo que sé que qué se
yo”. Por lo visto también puede llevar queso, semillas, bacon… a veces se usa
para rellenar el pavo. Ah, y no nos olvidemos de las muffins de arándanos a las
que les untan mantequilla (no, no me he equivocado, no lo toman como postre
sino en la cena).
Una vez nos hubimos servido y sentado, vi que los que
estaban a mi lado me ofrecían las manos para cogerme de ellas. Pensé que ese
era el momento, por fin iba a ver el ritual de dar las gracias… pero no. Todos
respiraron hondo, el anfitrión dijo: “bienvenidos” y a comer. Después me enteré
de que por lo visto es una tradición de la familia, lo hacen en todas las
reuniones.
Tras deleitarnos con la comida (y dejar un
rato para reposar, madre mía cómo llenaba tanta mezcla) llegó la hora de los
postres, que tampoco se quedaban atrás en cuanto a variedad y originalidad:
bizcocho de manzana y pasas, tarta de calabaza, helados, cookies de chocolate,
otras en forma de pavo, galletas de calabaza (como podéis ver es el ingrediente
estrella) y macarons. Todo dulcísimo.
Todo casero. Casi cada uno de los que iban habían hecho algo… incluso el padre
la anfitriona, un señor mayor, cocinó dos platos: el pudin de maíz y la tarta
de calabaza.
Estoy sorbiéndome la baba mientras escribo…
Después de la cena y de conversar un rato, llegó la hora de
jugar a las charadas, básicamente adivinar palabras con mímica. Tengo que decir
que era la primera vez que oía la mitad de ellas, así que me limité a tratar de
adivinar lo que podía sin demasiado éxito.
En resumen, una vez más tuve la sensación de estar en una
película: todo ha sido cálido y precioso (hasta me dieron un tupper para que me llevara sobras) y una
vez más las cosas no eran del todo como las imaginaba. Esperaba haber podido
contaros algo más impresionante pero esa es la magia de los viajes y de haber
venido tan lejos: rara vez lo que esperamos sucede así, lo inesperado puede esconderse
tras cualquier esquina.
………..
Quiero aprovechar este día para unirme a los agradecimientos,
porque hay tradiciones que merece la pena importar: gracias una y mil veces por
todo el apoyo. Ahora que parece que a los que me conocéis os interesan mis
aventuras, me gustaría ir un paso más allá: saber si ocurre lo mismo con
personas desconocidas. Para ello necesito vuestra ayuda, así que voy a
aprovechar para pediros algo: ¿podéis compartir el blog o la página de
Facebook, por favor? (link)
Mil besos de agradecimiento desde el otro lado del arcoíris
Etiquetas:
Ciudad Esmeralda,
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Ubicación:
Seattle, Washington, EE. UU.
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Gracias por compartir, Rocío. Un abrazo!
ResponderEliminarNena, no pensamos que ibas a ser tan internacional... te hubiéramos puesto María, pero era muy "normal" y tú eres "especial". Bueno, así la gente que te conoce tiene que hacer un esfuerzo por pronunciar tu nombre (muy español por cierto, con R, jajaja) y se queda un minuto más mirandote a los ojos; seguro que difícilmente olvidará tu cálida mirada y tu bonita sonrisa... Te quiero!!!
ResponderEliminarYa, si me encanta mi nombre y no lo cambio por nada :) me niego a ponerme algún diminutivo insulso para que lo digan bien. Muchas gracias por tus palabras, un beso enorme ¡Muack!
EliminarQué gusto poder usar el pretérito anterior, ¿eh? xDD
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