domingo, 7 de febrero de 2016

13. Norte, sur, este y oeste: segunda parte


Hola Soletes,

¿Deseosos de seguir recorriendo mundo? Pues no os hago esperar más. Aquí tenéis la segunda parte del post, en la que viajaremos por Australia y América para terminar de conocer cómo viven allí otros españoles. Como recordaréis, en la entrada anterior recorríamos Europa. Yo no sé a vosotros, pero a mi me han entrado ganas de visitar todos esos sitios… si queréis leerla, pinchad aquí.

Los sitios que visitaremos hoy son las estrellas que no recorrimos en el anterior post.


Viviendo en  Sídney, Australia: Gerard

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Comenzamos la segunda parte del viaje casi en las antípodas. En la ciudad más grande de Australia vive Gerard, un ingeniero de 30 años que se fue hace ya 4 meses a perfeccionar su inglés. Lo que más le llama la atención es que resulta complicado conseguir algunos visados pero es fácil encontrar trabajos de baja cualificación y bien remunerados (con trabajar media jornada es suficiente para vivir). La facilidad con la que cambia el tiempo es otro de los aspectos que le desconcierta, pues comenta que “Un mismo día puedes estar a 40 grados por la mañana con mucho sol y en media hora empezar a diluviar y que se desplomen 20 o más grados las temperaturas”. Lo que más le gusta es la multiculturalidad de Sídney, lo cosmopolita que es y la gran variedad de actividades y eventos que se organizan. Lo que más echa de menos es a su pareja, amigos y familia; la diferencia horaria no ayuda demasiado en este aspecto. Y, ¿adivináis qué más añora? La comida.

Una anécdota…
“Bañarse en el mar a 35 grados siendo Navidad es toda una experiencia.”

Un consejo para alguien que vaya a mudarse a tu país o ciudad…
“Protegeros del sol que aquí: hay 13 veces más posibilidades de coger un cáncer de piel.

Por lo demás, que no se asusten por los precios... al principio parece todo caro pero en relación a los sueldos no lo es tanto. Además, ¡en los supermercados siempre hay buenas ofertas!

Creo que irte un tiempo a otro país te ayuda muchísimo en infinitos aspectos: te ayuda a valorar lo que ya tienes, a valorar las pequeñas cosas y detalles, a madurar en muchísimos aspectos, a espabilarte. Te culturiza ¡Os animo a todos a hacerlo!”


Viviendo en Buenos Aires, Argentina: Sabelús

Comenzamos con el continente americano por la parte sur. En la capital porteña nos espera Sabelús, una Carmelita de la Caridad de 77 años que se fue de España hace ya 29 por amor (al Señor, en este caso). Junto a otras Hermanas de su comunidad, regenta una residencia universitaria para que chicas con pocos recursos que viven lejos, en el norte o en el sur del país, puedan estudiar en la capital.

Le sorprendió gratamente “La alegría, la solidaridad. Me encanta "Manos Abiertas", Tienen muchos servicios solidarios pero es hermoso “la Casa de la Bondad”, atendida por voluntarios, para los enfermos terminales que están en situación de calle, a base de donaciones de medicamentos, de guantes descartables, pañales, sábanas, etc.” También destaca el folklore y la música popular como uno de sus elementos preferidos (el tango, la chacarera, la samba, etc.). Como contrapunto, lo que le parece más negativo es la corrupción, especialmente por parte de aquellos que tienen la responsabilidad de la seguridad y de la justicia. También extraña la familia y las raíces, y el encontrar bancos para poder sentarse por la calle.

Una anécdota…
“Estaba en Pozo Hondo, Santiago del Estero, donde las calles eran de tierra y piedras (ahora ya han mejorado). La Patrona es Ntra. Sra. de la Merced y todo el mes de septiembre se lleva a la Virgen por los distintos barrios. Uno de los días, terminaba la oración y al empezar la procesión me tropecé tontamente y no podía caminar. Dos muchachos me tomaron y a la "sillita de la reina" seguimos con la procesión hasta el final. Qué detalle ¿Verdad? Nos reímos mucho.”

Un consejo para alguien que vaya a mudarse a tu país o ciudad…
“La inter-culturalidad es importante y es una riqueza. Estar abiertos e ir adaptándonos poco a poco, recibiendo y compartiendo.

Si han conseguido leerme hasta el final: gracias y un gran abrazo a los buenos lectores.”


Viviendo en La Jolla, San Diego, EEUU: Ro

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Subimos hasta EEUU, último país de nuestro tour, casi al otro lado de la frontera con México, para conocer a Ro. Esta joven investigadora, de 27 años, se encuentra haciendo la estancia predoctoral de su tesis sobre nanosensores en la Universidad de California (UCSD). Tanto ella como su pareja llevan allí dos meses y han aprovechado para viajar, por lo que pueden ofrecer una visión amplia de esas tierras. A Ro le tienen enamoradas las chocolatinas con crema de cacahuete y las múltiples variedades de Pringles que hay, lo que le resulta más complicado es entender a las personas que hablan rápido con acento cerrado y lo echa de menos “todo” de España.

Son varios los puntos que le han causado sorpresa o desagrado: “Aquí todo es apariencia. Hay casas de cartón piedra imitando todo tipo de material, razonamientos del tipo: no tengo trabajo pero sí un iPhone o un cochazo.... cuando me quede sin dinero, pues ya veremos... este punto lleva al siguiente: hay muchísima gente sin hogar, y en general gente extraña, muchos de ellos son enfermos mentales. Ves claramente el contraste entre primera potencia, tecnología, desarrollo versus la falta de ayudas sociales, cuidados a los enfermos mentales que acaban en la calle por no poder costearse los tratamientos, etc. Pero esto ocurre en todas las ciudades que he visitado en los EEUU. Es una pena...

Hay personas extrañas por la calle de noche, lo que sumado al hecho de que las armas son legales, hace que me sienta bastante insegura en ciertas partes o ciudades en las que he estado. No mola nada la sensación de que cualquiera que venga hacia a ti con capucha y las manos en los bolsillos te pueda sacar la pistola… sé que soy peliculera ¡pero aquí puede pasar!”

Un consejo para alguien que vaya a mudarse a tu país o ciudad…
“¡No vengas sin ayudas económicas! ¡Esto es carísimo!”


Viviendo en Seattle, Washington, EEUU: Dorothy

Si subimos hasta la otra frontera, la que pega con Vancouver, nos encontramos de nuevo en Ciudad Esmeralda. No iba a haber comentado nada, que bastante os he contado ya, pero me ha parecido un juego divertido y me apetece jugar.

Lo que más me ha sorprendido, sin duda, es la cantidad de personas sin hogar que hay… Tal como comenta Ro, si tienes algún problema serio, desarrollas alguna enfermedad mental o tienes un accidente y tienes que dejar de trabajar, más te vale tener dinero ahorrado o una familia que te apoye porque de lo contrario puedes acabar sin nada, tirado en la calle. Se me encoje el corazón cada vez que paso frente a ellos… pero tampoco sé cómo actuar para no ponerme en peligro.

Lo que menos gusta, sin duda, es el tiempo: mucha lluvia y pocas horas de luz, lo más difícil es la diferencia horaria respecto a España. Lo que más me gusta es lo bonita que es la ciudad, lo mucho que ofrece y las oportunidades laborales. Lo que echo de menos por encima de todas las cosas son los abrazos de mi gente… bueno, y el lomo ibérico.

Una anécdota…
¿Más? Ya sabéis que me vengo arriba y, sin comerlo ni beberlo, lo puedo convertir en un post de un kilómetro… Tengo muchas semanas por delante, ya vendrán más historias.

Un consejo para alguien que vaya a mudarse a tu país o ciudad…
“Atrévete. No dejes de hacer cosas por miedo o vergüenza, la única manera de no conseguir algo es dejar de intentarlo. Ah, y deja un poco de espacio en la maleta para la paciencia, te hará falta.”


Viviendo en Lawrenceville, New Jersey, EEUU: Escarlata

Volamos ahora de costa a costa, hasta la helada Nueva Jersey. Cerramos el viaje cerquita de Princeton, donde la señorita Escarlata, de 31, lleva dos años trabajando como psicómetra. Lo que más le sorprendió de su nuevo hogar fue descubrir que se puede conducir con medio metro de nieve, que eso no detiene la vida de la ciudad. Inciso: ¿sabéis esas noticias de tormentas de nieve en Estados Unidos? Pues por ahí anda la pobre. Destaca la gran variedad de ofertas de ocio y restaurantes internacionales. Para ella lo más complicado es forjar relaciones más allá de la cordialidad con personas de allí, ah, y calcular las propinas. Siguiendo con la tónica general, lo que más echa de menos son sus seres queridos. Respecto al proceso de adaptación, comenta que: “La perspectiva es muy distinta dependiendo de si tu estancia la percibes como temporal o como permanente. El principio es excitante, todo es nuevo y distinto, con el tiempo deja de ser nuevo y se convierte en una rutina muy distinta a lo que uno esta acostumbrado, ¡con más tiempo se convierte en tu hogar!”

Una anécdota…
“Una pregunta que me han hecho dos veces (la primera en la entrevista de trabajo) 'así que eres de España... Entonces, ¿hablas español?' No, hablo chino mandarín y kurdo, no te fastidia…”

Otro inciso: me ha pasado. Dos veces. Más detalles en un futuro post…

Un consejo para alguien que vaya a mudarse a tu país o ciudad…
“Los precios que veas, NUNCA serán los que pagues; ¡ojo avizor! No eches cuentas hasta que hayas comprobado que todas las tasas, impuestos y/o propinas están incluidas.”

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Como buena científica, no podía cerrar el “estudio” dejando los resultados ahí, de cualquier manera, sin redactar unas conclusiones. Así pues, tras leer con entusiasmo las aventuras, vivencias y opiniones de estos valientes, creo que hay varios puntos sobre los que reflexionar.

En primer lugar, dejando a un lado los contrastes de cultura, costumbres y meteorología, parece que todos echamos de menos las mismas cosas, independientemente del lugar donde nos encontremos: la familia y los amigos, y la comida. Lo que parece más difícil es adaptarse al clima de los lugares fríos y oscuros, y el establecer relaciones profundas con la población local. Lo que más llama la atención es la bondad y la honradez que se perciben o la falta de ellas.

Es curioso también que, además de por trabajo, muchos han dejado su tierra por amor. Y hablando del trabajo, también parece ser un denominador común la dificultad para encontrar uno cualificado sin dominar el idioma, lógico. A pesar de que, por lo general, se destacan las dificultades de adaptación y los elevados precios, todos recomiendan la experiencia, resaltando que se valora más lo que se deja en casa y se aprende el valor del trabajo y del esfuerzo, que se amplía la perspectiva y cambia la forma de ver la vida. En definitiva parece que, por duro que sea, todos compartimos esa sensación de que “merece la pena”.

De alguna manera esto me transmite esperanza, sé que algunos no volverán pero creo que nuestra generación estará mejor preparada para gobernar que las anteriores: sabe idiomas, conoce otras culturas desde dentro, tiene la mente abierta, es consciente de lo duro que es irse y no olvida el valor de salir adelante con el esfuerzo del trabajo.

Quiero dar las gracias de nuevo a los que habéis participado. Ya sabéis lo que dicen: “un acento extranjero es un signo de valentía”. Hay más Soletes viajeros que hablan español y han recorrido mucho mundo, pero quería centrarme en los que están viviendo la experiencia ahora, para que fuese más fiable. No obstante, podéis escribir vuestras experiencias curiosas de viajes en los comentarios de la página o en Facebook ¡Animaos!

Volveré la semana que viene, posiblemente con un post más corto. Siento que sea así pero me cuesta seguir el ritmo… si me quedo en casa el fin de semana para escribir, no me pasará nada y llegará un momento en el que no tendré nada que contar, así que creo que será mejor buscar un punto de equilibrio.


PD: Este es el segundo post que termino con una noticia genial, otra buena amiga acaba de convertirse en la madre de un niño precioso. Un besazo enorme y enhorabuena.

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