martes, 19 de julio de 2016

32. Aviso: comerse el mundo puede producir digestiones pesadas

¿Conocéis esa sensación de ir a un bufet libre, a uno realmente bueno (no como esos que incluyen fritanga y pasta fría pegada al fondo de la bandeja) cuando tenéis mucha hambre? Queréis probarlo todo, parece realmente delicioso y a lo mejor no tenéis oportunidad de volver, así que hacéis lo lógico. Empezáis a comer y hmmm madre mía, realmente se cumple el dicho de "qué bien huele, mejor sabrá", así que os acabáis el plato aunque estáis a reventar... y entonces veis el postre "vaya pinta, bueno solo un bocadito". Consecuencia: casi os tienen que sacar con carretilla del restaurante y os pasáis el resto del día como zombies, con la sangre concentrada en el sistema digestivo para procesar todo lo que os habéis comido. No os podéis quejar, pues ha sido voluntario y lo habéis disfrutado mucho, pero ahora os toca apechugar con las consecuencias. Pues eso es lo que me ha pasado a mi... aunque no literalmente.

¿Recordáis los post de invierno? Oscuridad a las cuatro de la tarde, lluvia y bufandas, pues ahora es lo contrario: mejor tiempo, horas de luz infinitas y una montaña de actividades por hacer, actividades que sé que no durarán, que en invierno no podré probar, que quiero hacer con amigos que se van, etc. En menos de un mes he ido a Montebello, Nueva Jersey, Nueva York, Vancouver, barbacoas, conciertos, comidas y cenas de despedida, cumpleaños… y me he empachado. Me he empachado de actividades, de caminar, del transporte público, de hacer cola, de no dormir, de afrontar retos, de aprender... así que ahora me siento como una boa que se ha comido una cabra entera: tengo que tumbarme boca arriba a digerir un poco si quiero volver a ser productiva. Tengo material escrito en fase de borrador como para cuatro entradas del blog, tengo fotos preciosas de los viajes, tengo muchas ganas de revivirlo todo mientras lo escribo, de compartirlo con vosotros… pero aún no tengo energía para organizarlo y darle sentido, para que resulte interesante y digno de leer. Así que os pido paciencia, creo que el resultado merecerá la pena. Hasta entonces, os dejo con un par de reflexiones sobre la empachera.

15 de julio
Estoy absolutamente extenuada. Llevo toda la semana corriendo de una reunión a otra y sintiendo que no llego a ninguna. En realidad no he hecho tanta cosa pero tengo la sensación de que no he parado. Supongo que pasar tres fines de semana seguidos fuera de casa pasan factura. Eso y haber tenido una comida de despedida en el trabajo, una cena de despedida fuera, un cumpleaños y una barbacoa de despedida. Sumado a una fecha de entrega de un artículo y mil cosas más. Está visto que comerse el mundo puede producir digestiones pesadas.

No doy pie con bola, sólo quiero dormir y que pase el fin de semana leeento. De momento hoy he ido a un concierto de música clásica en el parque que está debajo de mi casa. Era gratis e incluía perritos calientes, galletas, refrescos y café si querías. Te daban hasta mantas para sentarte en la hierba… muy bonito todo. Lo organiza la asociación de música de cámara de Seattle y el organismo que se encarga de gestionar los parques públicos. El evento ha empezado con un concierto de un cuarteto de cuerda, cuatro asiáticos que podrían estar en el instituto perfectamente han tocado como auténticos profesionales, a veces siento que voy tarde en la vida. Después han empezado a emitir en directo un concierto que daban en el Benaroya Hall, una sala de conciertos local. Nos hemos ido antes de que terminara porque mi amiga tenía que coger el bus de vuelta a su casa. La chica con la que he quedado es una chica canadiense que está haciendo una estancia predoctoral en el hospital de niños, también se va en un par de semanas... otra a la que tendré que decir adiós. Mañana es el último día de Galadriel aquí, qué pena, jo.

18 de julio

Lunes otra vez, no me puedo creer que haya tenido un fin de semana y aun no me haya recuperado. Sigo sin concentrarme bien y sin muchas fuerzas. Estoy tomando vitaminas, a ver si eso ayuda. No me quejo, no estoy así por estar enferma o algo peor, simplemente por la empachera de viajes, eventos y emociones de los días anteriores. Ahora siento que no llego, que estoy fallando a nivel laboral, que no estoy pendiente de mis amigos y familia, del blog... en fin, creo que es momento de recordarme a mí misma uno de los propósitos de 2016: “dejar para mañana lo que no pueda hacer hoy”. Así que con mis disculpas y la promesa de que pronto tendré algo en condiciones, termina esta mini entrada del blog, una que también retrata cómo es este proceso de montaña rusa que se vive cuando estas fuera. Ahora a priorizar e ir avanzando poco a poco. 

Gracias a los que seguís conmigo, el lunes volveré con más... espero. Hasta entonces:

Índice del blog (para acceder a todas las entradas)
Página de Facebook (para estar al día de las novedades)

Suscripción al blog (para que os lleguen las entradas por email)

No hay comentarios:

Publicar un comentario