“It's like
ten thousand spoons when all you need is a knife
It's meeting
the man of my dreams
And then
meeting his beautiful wife
And isn't it
ironic... don't you think?”
Ironic,
Alanis Morrisette
Hola Soletes, a continuación vais a leer uno de los post
que más trabajo me ha costado decidirme a compartir y también a vivir la
experiencia necesaria para poder escribirlo. A lo mejor os parece que no es
gran cosa, o es el pan vuestro de cada día, pero para mí significa mucho. Lo
considero una prueba de fuego para prepararme a enfrentarme a mi libro por fin:
si no me muero de vergüenza desnudando mi alma de esta manera, creo que estaré
preparada para dejarme llevar del todo en la novela. Allá voy pues, espero que
os guste el resultado (que, por cierto, no conozco: voy escribiendo en directo,
para que seáis testigos de la montaña rusa, aunque lo comparta siguiendo la
agenda habitual). ¿Qué pasará? Si lo supiera puede que esto no hubiese ni
empezado… o que lo hubiese hecho mucho antes. Sin más, bienvenidos a mi
incertidumbre.
Originalmente, el título del post iba a ser “Sexo en
Seattle”, (por la analogía con la serie “Sexo en Nueva York”) pero por miedo a
que lo censurasen he decidido cambiarlo. Hay algo que siempre pasaba por mi
cabeza cuando veía “Sexo en Nueva York” (aunque tengo que reconocer que sólo he
visto capítulos sueltos) y era: ¿pero esta mujer (Carrie) no tiene padres,
abuelos, jefes que lean lo que escribe?, ¿y los churris de los que habla en su
columna, no le da vergüenza que vean lo que ha escrito sobre ellos? No sé si lo
habréis notado pero en el blog nunca os he hablado de mis relaciones con el
sexo opuesto más allá de pequeños “casi pero no” que he ido encontrando en mi
camino. A ver, que mi tía abuela la monja me lee (¡hola Sabelús!)… es duro esto
de no ser anónima del todo. La verdad, es Soletes, que tampoco es que haya
tenido muchos detalles tórridos que contar en estos casi dos años que llevo por
aquí, digamos que soy una experta en principios espectaculares y finales
mediocres.
Pero he tomado una determinación, como buena científica
quiero hacer un experimento: me propongo contaros la siguiente relación que
tenga. La cuestión es, que como me quede sentada esperando, me temo que os
tendréis que esperar otros 50 post (por lo menos). Así que he decidido tomar
cartas en el asunto, respirar hondo, y hacer algo para que suceda… A un mes de
volver a casa por vacaciones, este es el tiempo que me doy, si no funciona,
empezaré a comprarme gatos.
23 de julio de 2017
¿Pasará hoy a la historia como el día en el cual me di de
alta en una web de citas? No sé si seré capaz… llevo meses para convencerme a
mí misma de que es la mejor opción. Llevo meses conociendo a hombres maravillosss…amente
casados o ennoviados, mis amigos me dicen que aquí en Seattle TODO el mundo o
bien lleva con su pareja desde la Universidad o la ha conocido a través de una
app… Sé que no es nada malo, que está a la orden del día, que todos lo hacen,
que puedo probarlo y si no me gusta me lo quito, y blahblahblahblah. Pero se me
hace raro, soy de la opinión de que, como la química, el contacto de mirarse a
los ojos y la interacción cara a cara no hay nada. Me resulta muy prefabricado
eso de tener que ir con el sombrero de juez puesto y “cribar” a los maromos que
sean lo suficientemente apetecibles como para vencer la vergüenza, la pereza de
conocerse cara a cara y el miedo a que te salga un loco por ahí.
Jolín, no será porque no he ido a fiestas, eventos y
demás. Pero siempre pasa lo mismo: o se me pega lo más rarito de la fauna local
(como nuestro amigo del diente de oro) o ya están pillados. En las
fiestas, al final siempre acabo teniendo “flechazos de amistad” (como uno de
ellos mismos dijo) con chicos gays. Me lo paso genial, estoy cómoda, me inflo
de reír, lo doy todo… pero claro, por motivos obvios eso no lleva a que conozca
a alguien interesante que pueda ser mi pareja (para muestra un botón).
Es cierto que estando más centrada en mi trabajo y
teniendo la concepción de que estas cosas simplemente pasan y no hay que
buscarlas, pues así me va. La otra razón de por qué se me hace complicado es el
estar tan agustico sola: necesito algo que me compense más que ser libre y
estar a mi bola, que sume en lugar de restar.
Aun así, creo que la razón que más ha pesado al alejarme
de estas cosas es el miedo a que alguien de mi entorno laboral me vea en alguno
de esos servicios. A ver, que sé que no es nada malo y si me ve es porque él
también está… Pero tampoco es malo ir a la playa y no vas a la oficina en
biquini, ¿no? Pues eso, que mi miedo es que accidentalmente se mezclen las
esferas profesionales y personales.
A lo mejor estáis pensando: bueno, ¿y por qué no vas a un
encuentro de citas rápidas? Si no sabéis de lo que se trata, son empresas que
organizan encuentros de siete minutos en los que vas rotando por mesas de
solteros. Al acabar la velada, entregas una lista de los que te han gustado (o
quieres conocer mejor) y cuando llegas a casa te mandan los emails o teléfonos de
los que también han dicho que les interesas. La idea suena genial, lo venden
como la solución para gente ocupada. Me puse a buscar algo así en Seattle y se
me pusieron los pelos como escarpias: páginas web con diseños casposos
noventeros, que cobraban un pastón y tenían una pinta de cutre que echaba para
atrás. Creo que paso. Aquí podéis ver un ejemplo.
Así que aquí estoy, en la página de OK Cupid a punto de
darle al botón para crear mi perfil (esa es otra… ahora ponte a venderte como
mejor sepas y prepárate para ligar en inglés). He usado el email que utilizo
para el blog, me parecía lo más apropiado. OK Cupid es una web diferente a
las aplicaciones tipo Tinder (si no lo sabéis, al menos en EEUU, Tinder es para
tener sexo rápido y fácil, cosa que no me interesa… para eso no armo tanto lío).
En OK Cupid comienzas haciendo un test de las cosas que haces o te gustan,
contestas a cada pregunta refiriéndote a ti y a lo que te gustaría que tu
pareja respondiese. Se supone que la gente no va tan a saco, sino que es para
facilitar conocer a alguien que esté disponible y a ver qué pasa. Veremos. Por
lo visto hay otras apps que son directamente para buscar matrimonio… madre mía,
qué vértigo.
Además, tengo la concepción de que, si me meto en una
cosa de estas y luego conozco a alguien genial “en la vida real”, le va a
parecer mal que lo tenga… pero en fin, vale ya de excusas y tonterías: momento
de armarse de valor y descubrir si Goyo Jiménez tenía razón sobre las citas con los americanos. Sé que hasta en España se usan mucho estas apps, y para
mucha gente serán lo más normal del mundo, pero una servidora está entrando en
territorio desconocido. Allá vamos. Me imagino un montón de tíos con gafas de
sol y sin camiseta enseñándome su moto/coche y sus abdominales, como si eso
debiese impresionarme… espero equivocarme. Si yo estoy aquí, también puede
haber tíos geniales, ¿no?
Yyyy, click. Ay, por favor, ¿por qué se me acelera el
corazón?, ¿Se puede ser más pava? Tras pedirte un nombre de usuario y verificar
que “eres humano” te piden que especifiques tus preferencias. Foto y
descripción… madre mía, algo sincero pero que no suene pretencioso… buf. Listo…
ay, cómo me está costando darle al siguiente botón. Me siento ridícula.
4 horas después…
Vaya, vaya, hay menos idiota suelto de lo que pensaba. Ha
sido abrumador… habré podido hablar al menos con 15 hombres y me he dejado 6
conversaciones sin abrir cuando me he ido. Casi 300 “me gusta” (osea, chicos
que han visto mi perfil y han indicado que les gusta) no sé cuántas visitas a
mi perfil… supongo que es por la novedad, ya se calmará la cosa. Lo de hablar
en inglés ha ido mejor de lo que esperaba, pero no negaré que he tenido que
recurrir a buscar en el diccionario urbano algunas palabras para enterarme de
lo que me decían.
Había muchas conversaciones insulsas, un par de
espabilaos que querían mi número ya (cuando el propósito de estas cosas es ser
más o menos anónimo y que no contacten contigo si no quieres…), algunas buenas
conversaciones sobre música o películas y un par de chicos que sí que me han
hecho gracia de verdad, aunque justo con esos he empezado a hablar más tarde y
no tengo tanta información. Mañana seguiré a ver…
De momento no voy a bajarme la aplicación al móvil, no
quiero que esto invada todas las facetas de mi vida, es tentador dejarse adular
constantemente y que te suban la moral, pero por el momento no lo haré. Usaré
el ordenador después de trabajar y listo.
De los chicos que ni fu ni fa, uno me ha dicho de quedar
para tomar algo el martes. Le he dicho que sí. Creo que es la mejor manera de
que se me quite el vértigo, de perder el miedo a que me vean en persona y
salgan corriendo, de ver de qué va la cosa y ajustar mis expectativas a la
realidad de este mundo. Así, cuando uno que me mole de verdad me diga de
quedar, no será para tanto. No sé… si de verdad quiero darle una oportunidad a
este sistema, creo que tengo que jugar con todas las cartas. ¿Qué es lo peor
que puede pasar?, ¿Que me aburra?, ¿Que acabe en un “gracias, pero no gracias”?
Creo que podré vivir con ello. Desde luego, lo que queda comprobado es que esto
de las apps para ligar, sí que facilita la vida un montón a la hora de tener
citas. Quizás más en cantidad que en calidad, pero tampoco diría eso, porque aquí
puedes ver cómo escriben, cómo se describen, si hay aficiones en común, si sus
fotos te entran por el ojo y lo más importante: si están solteros y les gustan
las mujeres. El test, si han sido sinceros, también te permite valorar si son
racistas, homófobos, creen que es buena idea que los niños lleven pistolas al
colegio, son machistas y cosas así.
Es gracioso, según la app esta es mi personalidad (las
barras azules van a la derecha de la línea gris si estás por encima de la media
de los usuarios y a la izquierda si estás por debajo). Me gustaría a mí saber
qué validez tiene eso… jajaja
24 de julio
Voy a meterme otra vez… a ver cómo va. Hoy casi me
convenzo de que no debería quedar con el chico ese de mañana, que no me ha
hecho tanta gracia… pero a ver, señora científica, ¿para qué están los
experimentos? Hasta que no se llevan a cabo no se sabe el resultado, así que,
por eso mismo, hay que probar. A ver cómo se me da esta cita “a tuertas”. Lo
tomaré como un ensayo, como la ronda de prueba de un juego de mesa complicado…
porque en el fondo, con tantas reglas, esto me parece un juego.
Eso sí, sinceridad ante todo: si no hay química, le diré
al shiqui que no pierda el tiempo conmigo. Hablando de sinceridad: algo que me
ha sorprendido es que con un perfil de lo más normal (sin maquillaje y sin
enseñar escote en las fotos, por ejemplo), tantos chicos se hayan interesado.
Eso me gusta. Lo que no me gusta tanto es un efecto secundario que ha tenido:
iba por la calle y me daba la sensación de que los chicos me miraban, me
resultaban familiares… he empezado a pensar si no serían de la web esta… pero
luego he pensado: y si lo son, ¿qué más da?
Son las 9, vamos allá. 556 “me gusta” a mi perfil, 17
conversaciones nuevas… uf. Vale, cita confirmada. Es un chico de mi edad, de un
país asiático originalmente pero que se ha criado aquí. Le gusta escribir. A
ver… me ha sugerido ir a un sitio donde hacen catas de vino, no suena mal del
todo. Voy a tener una “cita” jajaja, en estos tiempos me hace hasta gracia.
Bueeeno, ya he tenido el primer: “qué ojos más bonitos
tienes, ¿quedamos esta noche?” además viene de un perfil sospechosamente vacío.
Creo que paso.
11.20 de la noche, lo dejo por hoy. Resultado: aún tengo
13 conversaciones que no he abierto, ha habido un par de tontos y he conocido a
varios chicos majos. Lo más importante: he quedado con otros dos de ellos. ¿Me estaré
viniendo muy arriba? Además de la cita de mañana, he quedado con otro chico,
americano, el jueves que parece super gracioso (eso sí, me quiere llamar mañana
y no sé muy bien qué decirle, sigo sin sentirme muy cómoda hablando en inglés
por teléfono), y el sábado he quedado con un chico español muy mono. A este le
he dado el teléfono, hemos conectado más.
Creo que no está nada mal… igual es buena idea no abrir
más conversaciones nuevas hasta que no vea cómo va con estos. Aunque he de
admitir que la curiosidad me puede, jajaja. Creo que uno de mis miedos a probar
esto de las citas “a tuertas” era que no funcionase. Lo tenía un poco como ese
último recurso, ese “ya lo probaré si lo demás no funciona”, pero si esto no
funcionaba… entonces, ¿qué? Es como esa caja que el protagonista de Náufrago no
quiso abrir “por si acaso”, esa caja de pandora en la que se guarda la
esperanza. En fin, caja abierta, veremos qué me trae la semana. Deseadme
suerte.
25 de julio. 6.25 de la tarde
Otra vez he pensado si sería una tontería… Y mis
inseguridades han empezado a salir: ¿se asustará cuando me vea en persona? A
ver, ha visto mis fotos, no tiene por qué… ¿Cancelará en el último momento?
Esto creo que me viene porque me ha pasado más de una vez… No sé, es muy raro, como
que aún no me creo que me vaya a atrever a dar el paso. Menos mal que este es
el chico que me resulta más o menos irrelevante, llega a ser de los que me han
gustado y no sé qué sería de mí.
En cinco minutillos salgo. Me he puesto un poco de rímel
y barra de labios rosa, tampoco quiero arreglarme mucho… es entre semana y es
de día. La ropa la he pensado en el último momento. Por suerte ha sido un día
ajetreado en el trabajo y no he tenido tiempo de darle muchas vueltas, aunque
no os negaré que me he planteado si entre mi cegatura y las pocas fotos lo
reconoceré o no, si no va bien la cosa cómo cortar el rollo, etc. En fin,
pronto lo sabré. Musiquita relajante y ¡al lío! De un modo u otro estaré en
casa en un par de horas.
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Y, sintiéndolo mucho aquí lo dejo, Soletes. La próxima
semana volveré con el siguiente capítulo: “deme tres”. ¡Espero vuestros
comentarios! Por cierto: el título del post no era para haceros “picar” y que pinchaseis,
pero como este post tenga muchas más visitas que los otros, tristemente ya
sabré lo que le interesa a la gente…
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Lo que más me gusta de tí, es la valentía con la que afrontas todo, voy a por el siguiente post que me has dejado en ascuas! un abrazo desde Baden Baden guapa!
ResponderEliminarOoh, ¡muchas gracias! Continuaremos con la "saga" a ver qué tal :)
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