viernes, 4 de diciembre de 2015

4. Podría ser peor, podría llover

Día 3 de diciembre
Cuando por fin me quedé sola casi se me saltan las lágrimas, no me lo podía creer… me resultó casi ridículo que el motivo fuese algo material, aunque después de todo lo que he pasado, creo que es normal.
 
Tres días antes…
Tuve serias dudas acerca de titular este post “Miedo y asco en Seattle” pero no quise crear expectativas equivocadas a aquellos que hayan visto la película... ¿por qué miedo?, ¿por qué asco? Todo forma parte del maravilloso mundo de encontrar un piso (limpio, seguro y asequible) y mudarse. Estamos en Norteamérica, en la cuarta ciudad más rica de Estado Unidos, además ya he vivido en Canadá, existe internet, tengo personas que me aconsejan,  hablo inglés, me he planificado con tiempo… debería ser fácil ¿no? No. Creo que en el refranero popular debería existir la expresión “esto es más difícil que encontrar piso en Seattle”.
 
Mientras escribo esto no sé si dentro de 3 días tendré que dormir en un colchón hinchable muerta de frío porque no he podido dar de alta la electricidad. No os mareo más: empecemos por el principio.
 
Julio
Hace un par de semanas que me enteré de que me concedieron la beca. Me he unido a un grupo de españoles que hay en Facebook, parecen muy majos y me están orientando bastante. Una chica me ha hablado de un piso que me pilla justo al lado del trabajo ¡Genial! Otra chica me ha comentado que una amiga suya de aquí quiere compartir, lo guardaré como plan B. De momento no le diré nada para no marearla.
 
Agosto
Ahora resulta que hay dos personas más interesadas en el piso. Me dicen que comparta habitación con otra chica… no, no, no. Ya no tenemos 20 años. Necesito mi intimidad, poder hacer Skypes a horas intempestivas si me apetece, cabrearme con el mundo y llorar o dormir en ropa interior. ¿Y si tengo invitados? Uf, qué va. Les diré que o comparten ellos o que me busco otra cosa.
 
Empiezan a llorarme para que me espere, que si no estoy yo no lo pueden pagar, que busquemos una solución… Ok, yo me espero.
 
Septiembre
Tras el silencio de los “interesados” decido escribirle a la casera. Me dice que ya han firmado ellos el contrato hace una semana… Vale, gracias por avisar. Muy considerados.
 
Tras cotillear el perfil de mi “plan B” y descubrir que no es una psicópata y que había estado de vacaciones en mi ciudad natal (otra casualidad), decido escribirle para descubrir que nuestro querido Facebook manda los mensajes de personas desconocidas a una bandeja de entrada que se llama “otros”. Total, que la pobre me había escrito en julio y al no recibir respuesta había alquilado el piso a otra persona.
 
Octubre
Llega la vorágine de las páginas web: craiglist, apartments.com, etc. En ellas encuentro precios insultantes y comentarios de usuarios que dan verdadero miedo. Tengo una compi de trabajo a la que llamaremos “Laura”, ella me orientó bastante y me quitó las ganas de mudarme a los pocos sitios que me parecía que estaban bien de precio.
 
Llegan las decenas de emails sin respuesta. Llega el agobio. Aprendo sobre los “bed bugs” o chinches, sobre los problemas del moho, de los edificios antiguos pintados con plomo, de los indigentes. Veo comentarios sobre vecinos que sacan a sus perros a hacer sus cosas AL PASILLO, o que se drogan, o que roban ropa interior de la lavandería… veo caseros que sólo quieren timar a los inquilinos. Y decido respirar, decido recordar que es muy fácil acudir a internet para quejarse y que la realidad no suele ser tan fea.
 
 Aunque a veces la realidad supera la ficción (fuente)
 
Última semana en España
No me puedo creer que aún no tenga piso. ¿Cómo puede ser que un piso cuyo alquiler cuesta el doble de lo que pago ahora se caiga a pedazos? Me comentan que Amazon ha ampliado sus oficinas y ha traído a nosecuantosmil trabajadores a Seattle, supongo que eso ha provocado una escasez de alojamiento. Si lo unimos a los sueldazos medios de los ingenieros (tenemos Boeing, Microsoft, Amazon, Intel…) y médicos (hay como cuatro hospitales enormes), la ley de oferta y demanda es la que me hace la faena.
 
Mi compañero de piso temporal (un buen amigo que me ha acogido en su casa las últimas semanas) está harto de mí. No sé cómo no hemos acabado de los pelos. Creo que le he contado cada cosa que tenía que hacer como cinco veces. Desesperada, intento coger habitación en un hotel que alquila por meses. Me dicen que eso era antes, que ya no lo hacen. Me recomiendan otro en la quinta puñeta. Les escribo. Me dicen que sólo tienen habitación desde el día 5. Agarrada a un clavo ardiendo, la cojo.
 
Reservo un hostal para la primera semana. Me clavan 500 euros por una habitación individual (recordemos que me mudo con todas mis cosas, ordenador incluido), con baño compartido, eso sí. Cuando leo bien los comentarios tengo que cancelar la reserva: hay chinches, robos y es una zona peligrosa. No puedo más.
 
Acabo registrándome en Airbnb y pillando una habitación en un sitio cercano al trabajo. Es caro pero al menos es seguro y limpio.
 
Primera semana en Seattle
Tras la historia de Tom (véase el segundo post aquí) llego a la casa. Es monísima y me siento muy a gusto. Aunque está un poco sucia, todo sea dicho, es un sitio acogedor para empezar con buen pie en una ciudad tan fría.
 


 
Primer mes
Me mudo al hotel. Por primera vez en mi vida, la habitación está mejor que en las fotos. Tiene su propia cocinita y se puede ver el Space Needle desde la ventana. El hotel está un poco lejos y huele a marihuana, pero me encanta. 




Eso sí: las sirenas de los bomberos y los coches pasando sobre el pavimento mojado se escuchan durante toda la noche y la luz consigue pasar por las persianas venecianas. Hoy he entendido a Holly, de Desayuno con diamantes, he comprendido el por qué del antifaz y los tapones. En una ciudad ruidosa y sin persianas resulta necesario para poder descansar bien.
 

Así me vi, aunque sin tanto glamour (fuente)
 
Voy a IKEA con Laura, tras haber mirado lo que quería por internet, y decido todo lo que voy a comprar. Lo encargaré online cuando encuentre piso porque IKEA está a más de media hora y no la quiero hacer ir de nuevo. Hay un sofá cama genial, quiero ese sin duda.
 
3 de noviembre
Por fin me responden a los emails en un sitio cerca del trabajo. El edificio tiene muy buena pinta y son muy amables.
 
4 de noviembre
Voy a verlo y me entra un poco de agobio. Tengo tres opciones: meterme en un piso por 1500 dólares al mes qué tiene una moqueta cutre y bichos en la cocina, o bien en un piso reformado de una habitación, que es carísimo, o en un estudio reformado que está nuevo y limpio pero es como la tercera parte de mi anterior piso y vale el triple.
 
No puedo con el asco que me dieron esos bichillos saliendo y entrando del fregadero de un piso supuestamente limpio, no puedo con esa moqueta llena de manchas y a saber qué más, no puedo pagar 2300 dólares al mes. Así que les digo que no a los de mi edificio perfecto.
 
Al día siguiente, un estudio renovado ha bajado espectacularmente de precio (350 dólares menos), qué casualidad. Les digo que me interesa. Comienza un proceso de: tráeme dos cheques de no sé qué, firma esto, te vamos a mirar los antecedentes, tenemos que ver si tienes el crédito necesario (el “qualifying process” da para otro post), mi jefa estaba de vacaciones, se me ha roto el ordenador, no he visto tu email, ha sido Acción de Gracias…
 
18 de noviembre
Me han confirmado que está todo bien. Mis puntos de crédito son suficientes y se supone que acaban la obra el 22. Quedo a la espera de que me manden la información para arreglarlo todo y mudarme el día 1. Qué bien, así tengo 5 días para montar los muebles.
 
23 de noviembre
Decido ir en persona a ver el piso con la excusa de tomar medidas para los muebles. No me hace gracia que no me lo hayan enseñado todavía y que no me hayan mandado los papeles. Cuando vamos a entrar, la cerradura se mueve. No me puedo creer que se hayan equivocado y hayan alquilado el mismo piso a dos personas.
 
No, no era eso, era un muchacho haciendo obras. Las obras que deberían haber acabado el día anterior tenían mi cuarto de baño con sólo la bañera (sin lavabo ni WC) y un montón de tablas y cables por el suelo del salón. Aún así, me encanta. Quedo a la espera de que me confirmen cuándo acaba la obra y me manden los papeles del piso para poder dar de alta la luz y demás.
 
24 de noviembre
Resulta que de la lista de 62 cosas que tenía para comprar en IKEA, la única que no está en almacén es el sofá cama, es decir, lo único verdaderamente esencial. Según las previsiones volverían a tener en algún momento de la siguiente semana, si no me veo durmiendo en el suelo.
 
Miré las opciones para que me lo trajeran todo por internet resulta que lo traen de Baltimore y se encarga otra empresa, te dan una fecha estimada pero no es seguro, depende de la compañía que lo envía, puede tardar hasta tres semanas... no puedo arriesgarme. He decidido mirar todos los días a ver si hay cambios en el stock e ir con Laura la semana que viene cuando esté. Si veo que se retrasa me compraré un colchón inflable y lo usaré los primeros días. Espero no morirme de frío...
 
25 de noviembre
Sin noticias del piso ni del sofá. A riesgo de pasarme de referencias frikis, he de decir que esto empieza a recordarme a la película de Asterix y las 12 pruebas, concretamente a “La casa que enloquece”. Si tenéis unos minutos y queréis saber de qué hablo os recomiendo este vídeo:
 
 
30 de noviembre
Esto es el infierno. El sábado me dijo el de la inmobiliaria que a lo mejor no acababan la obra del piso a tiempo, que hoy por la mañana me llamaba sin falta. No lo ha hecho. Lo he llamado y no estaba.
 
He mirado en IKEA y de los 195 sofás que debería haber no queda ninguno. Se supone que mañana hay 8... como para fiarse. Además, sin saber qué día entro al piso tampoco le veo mucho sentido porque no sé qué día lo podría tener.
 
Genial, ahora recibo un email del agente diciendo que le ha preguntado a la jefa pero todavía no le ha dicho si el piso está disponible o no, que cuando lo sepa me lo dice.
 
Intento consolarme pensando que luego nunca es para tanto que, sea como fuere, en una semana  estará todo arreglado y que a malas podría quedarme en el sofá de mi compañera. Pero la realidad es que tengo la espalda como una piedra de la tensión y la sensación de ser ineficiente y estar dando palos de ciego y mareando a la gente, ya de paso.
 
2PM
Me han dicho que me puedo mudar el miércoles, ¡menos mal! Ahora a ver si me manda el email con las condiciones.
 
1 de diciembre
Se suponía que hoy debería haber firmado el contrato. Pero no. Son las 11 de la mañana y a estas alturas aún no tengo el email del de la agencia inmobiliaria explicándome lo que tengo que hacer, así que no puedo dar de alta la luz, ni ir al banco a por los cheques.
 
2PM
Al final mañana tampoco firmaré. He tenido que llamar yo al “bonito” a ver qué pasaba... Es que lo sabía. Me ha dicho que los de la obra le han mentido, que si podía esperar al jueves o si no buscaba una solución y me llamaba antes de las 6. Le he dicho que vale, que el jueves (total, no voy a tener los muebles antes y así pago un día menos). Espero no quedarme mañana esperando también.
 
6PM
No me ha mandado el email. A esperar que de verdad me lo mande mañana por la mañana. No voy a decirle nada. Si por la tarde no me lo ha mandado me planto directamente allí… ya está bien de excusas y mareos.
 
Me visualizo a mi misma el domingo, despertándome orgullosa de haber montado un sofá cama tan cómodo, amaneciendo envuelta en el edredón calentito que he comprado. Me imagino mirando por la ventana mientras me tomo un té con la satisfacción del deber cumplido. Esa imagen me reconforta: por muy mal que vaya todo, pronto se habrá solucionado.
 

Esta seré yo el domingo (fuente)
 
2 de diciembre
Resulta que uno de nuestros asistentes de investigación se acaba de comprar el mismo sofá (¿será él quien se llevó el último? Calma, estás empezando a ponerte paranoica...).
 
11AM
Me llaman diciendo que el piso está listo y lo están limpiando. A las 11.30 recibo el famoso email con los datos. Con un número de apartamento diferente. Con un precio mensual 200 dólares más caro de lo que me dijeron.
 
Tengo que hacer el seguro del piso y dar de alta la luz antes de mañana o no me dan las llaves. También tengo que ir al banco a encargar los cheques pero para todo ello tengo que asegurarme de que el número de apartamento es el correcto y de que las cantidades también lo son.
 
1.30PM
Me contacta otro agente inmobiliario porque el mío no estará mañana (¿me tendrá miedo?). Me manda a una web donde aparece todo correcto excepto un “pequeño” detalle: no aparecen los 100 dólares que pagué para reservar el piso.
 
4.30PM
Vale, las cosas están así: al final tenia razón y tengo que pagar 100 dólares menos. No llego a preguntar y me la cuelan.
 
Son las 5.30 y voy en el bus a ver si me da tiempo de ir a lo de los cheques, que cierran a las 6. Tengo que pasar por el hotel antes para coger el dinero que tengo que ingresar porque de lo contrario no tendré suficiente en la cuenta ¡Agobio!
 
Ah, he llamado a los de la luz y como no tengo cuenta con ellos y soy de fuera, tengo que ir mañana a una oficina a enseñarles algún documento de identificación. Aún así, no me han asegurado que me puedan dar de alta. Qué pesadilla, de verdad... esto sí que es como lo de Asterix.
 
Día 3 de diciembre
Esperemos que el p******* sofá esté en IKEA. Si no, me pienso encadenar al de la exposición y dormir allí hasta que me lleven el mío. Llegamos pronto, no hay apenas tráfico. Un chico muy amable me confirma que está en stock y que pueden encargarse de comprar por mí toda la lista de internet, que mañana lo tengo todo en casa por sólo 99 dólares (por recogerlo y enviarlo). Le pregunto dos veces, no me creo que sea tan fácil… pero sí. Mientras esperamos, un hombre le pregunta por el mismo modelo de sofá, parece que es uno de los productos estrella de la temporada.
 
Volvemos a Seattle, mi pobre compañera se va directa a casa para no pillar el atasco de vuelta (cuando esté un poco más centrada tengo que pensar cómo intentar devolverle todo lo que está haciendo por mí). Paso por debajo de los puentes de la interestatal 5, a la altura de Cherry Street (la calle del Cerezo, como en Mary Poppins), donde acampan los indigentes, y guardo el móvil en el bolsillo por si acaso.
 

Os puedo asegurar que la de aquí no es tan bonita (fuente)
 
Consigo encontrar la compañía de la luz y la empleada casi me lee el pensamiento, casi sin tener que explicar lo que quiero me voy de allí con la luz a mi nombre ¿de verdad es tan fácil?. Sí.
 
Como faltan más de dos horas para mi cita de la mudanza y estoy en la calle, pregunto si puedo ir antes y me dicen que sí. Resulta que el agente inmobiliario que me atiende habla español y es muy majo (a estas alturas empiezo a creer que quien sea que mueve los hilos, programa Matrix, o lo que quiera que sea, se ha dado cuenta de que se ha pasado un poco últimamente y me quiere compensar). Amor a primera vista cuando veo el piso, no el agente inmobiliario, es mejor de lo que hubiese esperado. Revisamos el piso y está todo perfecto a excepción de un par de detalles, hasta me han dejado un regalo de bienvenida. Ah, y una de las ventanas tiene vistas al Puguet Sound, con lo importante que es para mí poder ver el mar o alguna masa de agua.
 
Cuando por fin me quedé sola, casi se me saltan las lágrimas, no me lo podía creer… me resultó casi ridículo que el motivo fuese algo material, aunque después de todo lo que he pasado, creo que es normal. De repente me hizo mucha ilusión tener un sitio para mí. He vivido sola casi la totalidad de los últimos 5 años pero esto es diferente. Es un piso renovado, un lienzo en blanco en la gran ciudad para decorar con mis vivencias y mis posesiones.
 
Ahora todo encaja, todo está en su lugar, siento esa calma eufórica que se experimenta cuando por fin consigues colocar la última pieza de ese puzzle que tanto trabajo te ha costado componer. Ese pequeño acto de contemplar cómo los bordes sinuosos quedan arropados entre sus compañeras sirve como lacre y sello de la tarea actual, permitiéndote respirar hondo y prepararte para alzar los ojos fuera del tablero, para descubrir lo que el resto del mundo tiene que ofrecerte. Una vez más creo que Maslow tenía razón: si nos quitan lo básico (el sustento, el techo, etc) no tenemos ojos para tareas más “elevadas”.
 

Esto es un intento de ilustrar la fricada que acabo de soltar (fuente) 
 
Llego al hotel y recibo un email de IKEA con el título de “importante”. Lo abro y dice que uno de los productos solicitados no estaba en stock. Micro infarto. ¿A que el hombre de esta mañana se lo ha llevado? Leo la palabra en sueco y tardo un rato en enterarme de lo que era: la cubertería, menos mal.
 
La verdad es que ha habido momentos de incertidumbre, frustración y algo de agobio en el proceso, pero saber que finalizaría en algún momento y que sería con éxito me hacía dormir más tranquila por las noches. Además, vaya post más aburrido si hubiese sido un camino de rosas, ¿no? En momentos como este pienso que podemos llorar con un ojo, por muy mal que haya ido, como decía el bueno Igor en El jovencito Frankenstein: “podría ser peor, podría llover”. Cosa que, por cierto, es bastante plausible en Seattle.
 



Mientras hago la maleta y cocino por última vez en la plancha del hotel, voy cogiendo fuerzas para este fin de semana en el que, posiblemente, una llave Allen se convierta en mi mejor aliada.

FIN

Eh, espera… ¿y el piso? Lo siento pero aún no os puedo enseñar nada de nada, prefiero documentar el proceso y enseñaros más adelante cómo juego a “las casitas”. Además, tras un mes en mi nuevo trabajo creo que puedo hablaros con conocimiento de causa de lo que se cuece en la planta 14. Si no os lo queréis perder, ya sabéis que podéis suscribiros poniendo vuestro email abajo o seguir las novedades por Facebook.

Os mando mil besos desde mi nuevo piso al otro lado del arcoíris


PD: ha quedado larguísimo, y eso que he quitado cosas para ceñirme al tema “piso”. Espero no haberos aburrido, si tenéis comentarios os agradeceré que me los dejéis por aquí o por Facebook. Mil gracias :)

14 comentarios:

  1. Me ha encantado, es más se me a hecho corto. Estoy deseando ver el piso, pero sobre todo el "DIVINO SOFÁ". Un besazo enorme muuuuuackkk

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    1. Me alegro :) Pues el proceso de documentación ha comenzado, cuando esté listo os enseño todos los detalles. Un besazo ;)

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  2. ohhh, me ha hecho hasta gracia recordar esos momentos de agobio... has hecho tantas cosas desde entonces que parece que hubiera pasado más tiempo! Creo que esa sensación de "puzzle acabado" que tan bien describes bien merece todos los quebraderos de cabeza. Ánimo, un ultimo tirón y podrás decir eso de hogar, dulce hogar ;)

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  3. JOlinnn!! Mil aventuras para llegar donde llegaste! Me encantó todo el relato y por momentos estube ahi contigo! Enjoy the rainbow!:) mil besitossssssssssss

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    1. Gracias, preciosa! Intentare traeros por estas tierras con mis relatos. Un besito

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Me ha encantado! Casi lágrimas de alivio, de sentirse por fin a salvo, de conseguir algo tras muchos dolores. Eres una valiente como hay pocas. Me tienes admirada 👏

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    1. Muchas gracias! Si, lagrimas casi de alegria. Mi valentia se debe en gran parte a vuestro apoyo. Mua!

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  6. Intenso relato, Dorothy, emocionante. Deseando seguir tus pasos y ver las fotos, pleeeease!! :) Pi.

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    1. ¡Muchas gracias! En el post de esta semana las puedes ver ;)

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  7. Intenso relato, Dorothy, emocionante. Deseando seguir tus pasos y ver las fotos, pleeeease!! :) Pi.

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  8. Podrías hacer una exposición fotográfica titulada "Moquetas".

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